A pesar del continuo conflicto protagonizado por el Poder Ejecutivo y el Legislativo, ambos frentes comparten un rasgo común: su aprobación en declive. Las iniciativas de parte importante del Congreso de destituir al presidente se ven desdibujadas en esta realidad. La última encuesta de Ipsos Perú revela que la popularidad presidencial y congresal tuvieron un gran descenso este mes. Diario El Gobierno analiza el más reciente sondeo de opinión pública.
El sombrero acelera la caída
Pedro Castillo atraviesa la etapa más dura de su aún breve mandato. En medio de severas críticas a raíz de continuos golpes hacia la institucionalidad, nombramientos inadecuados y nexos con la corrupción, su aprobación se desplomó. De acuerdo a Ipsos, 69% de la población desaprueba al mandatario y solo el 25% está conforme con su gestión. Del mismo modo, los bastiones que sostuvieron su candidatura presidencial le han reducido su apoyo notoriamente.
LEE TAMBIÉN: Continúa la ola de renuncias: nuevo caso en el MTC
Un desprestigiado Congreso
El escenario se torna aún peor para el Congreso. Los líderes de oposición y demás parlamentarios enfrentan una desaprobación popular sin precedentes. La paupérrima cifra de aprobación del presidente Castillo supera la suya. Tan solo un 23% de la población está conforme con el desempeño congresal, en tanto una aplastante mayoría (70%) lo reprueba. El Congreso cuenta con un importante sector de oposición, que no inspira ninguna confianza.
Castillo: Perdiendo entre suyos y ajenos
Por primera vez en meses, el presidente de la República ha perdido confianza entre los sectores que lo llevaron al poder. En las regiones del Centro y el Sur del Perú, la aprobación del mandatario es equivalente a su desaprobación, bordeando el 50%. El factor identitario ahora se empieza a desgastar. En el sector socioeconómico D y E, las cifras tampoco son prometedoras. 70% y 54% de los ciudadanos pertenecientes a estos grupos desaprueba la gestión de Castillo. El grueso grupo de clases medias en el país registra la más alta tasa de rechazo al jefe de Estado, con cifras alrededor del 80%.
La juventud de Castillo
Los jóvenes, grupo clave para el mandatario, también le da la espalda con un 76%. Cabe resaltar que fueron protestas juveniles capitalinas las que lograron la renuncia del fugaz presidente Manuel Merino en noviembre del 2020. Hoy, con un abundante descontento popular de clara tendencia al alza y más transversalidad respecto a posturas ideológicas y clases sociales, Pedro Castillo aún se aferra al sillón presidencial. ¿Qué lo mantiene en el cargo?
LEE TAMBIÉN: Pedro Castillo: «Aníbal Torres va a sustentar el 8 de marzo en el hemiciclo»
La torpeza política del Parlamento
El Congreso tiene la oportunidad de corresponder la voluntad ciudadana en el caso Castillo. A pesar de ello, los parlamentarios ejercen su función fiscalizadora con suma torpeza. Frente a los graves desaciertos del Ejecutivo, el Congreso ha fortalecido los mecanismos de control político y exigencia de responsabilidad a las altas autoridades. El deterioro de la imagen presidencial podría relacionarse con una elevación de la popularidad parlamentaria, cosa que no ha sucedido. El nivel de descontento se asemeja entre diferentes sectores económicos y grupos etarios.
La ciudadanía se inclina por alternativas que se desentienden de la autoridad parlamentaria en cuanto al rechazo a Castillo. De hecho, 52% de peruanos considera que Pedro Castillo debería renunciar voluntariamente. La antipatía hacia los parlamentarios tiene que ver con la falta de confianza y claridad respecto a sus intenciones políticas.
Rumbo diestro y siniestro
El Congreso da pasos que generan suspicacia. Un claro ejemplo está en temas como la reforma universitaria. Tanto miembros del Ejecutivo y Perú Libre como parlamentarios de Renovación Popular, Acción Popular y Avanza País vienen disparando contra la reforma educativa. Esrad Medina (RP), presidente de la comisión de Educación, ha registrado la mayor cantidad de reuniones con representantes de universidades no licenciadas. Del mismo modo, en el mes de diciembre, Perú Libre y sus opositores se unieron para dar una segunda oportunidad a estas instituciones.
Agendas anti reforma y pro corrupción
Más de 25 congresistas tienen nexos con universidades no licenciadas. Por ejemplo, Rosselli Amuruz (Avanza País), vota en contra del reformismo en la SUNEDU. El padre de Amuruz, Roger Amuruz, es propietario de la Universidad Peruano Alemana. La UPAL está conformada por ex miembros ejecutivos de Alas Peruanas. Amuruz justificó su voto “porque era un abuso del tema caviar”, retórica utilizada por parte importante del Congreso para referirse a políticas reformistas y cercanas al progresismo.
«Nos quedamos todos»
Pese a que el discurso del combate a los “caviares” es popular entre sectores más conservadores y acomodados del país, la actitud del Congreso genera desconcierto. Las negociaciones abiertas entre partidos como Alianza Por el Progreso y Acción Popular, con miembros del gabinete y las causas comunes con partidos como Avanza País y Renovación Popular, ni siquiera quiénes claman la vacancia están conformes con los congresistas. Pactos anti reformas y pro corrupción unen a quiénes están en contra y a favor del sombrero.
Ipsos revela que los ánimos del país se traducen en un “¡váyanse todos!” que parece fortalecer el “nos quedamos todos” en el hemiciclo. La portada de esta película es el fraterno abrazo entre Maricarmen Alva y Waldemar Cerrón. Cerrón, vocero de Perú Libre, propuso que se retire la moción de censura contra la Presidenta del Congreso. En el Perú no está permitida la reelección de congresistas, desde el referéndum promovido por Vizcarra y los congresistas buscan asegurar sus curules.
LEE TAMBIÉN: Jorge Montoya pide tregua entre el Ejecutivo y Legislativo
Al son de la inacción
En síntesis, en este escenario las posibilidades de una vacancia o renuncia presidencial son remotas. Es más, la ciudadanía tampoco ha manifestado intención enérgica de movilizarse en contra del régimen de Pedro Castillo. El papel del Congreso, la polarización política y la falta de liderazgos reales de oposición marcan el son de la inacción ciudadana.
La noche de los muertos vivientes: cadáveres políticos
Según Ipsos (enero 2022), 47% de peruanos cree que Keiko Fujimori encabeza toda la oposición. La lideresa del partido fujimorista cuenta con un historial político cuestionable y amplia desaprobación ciudadana. El parlamento ha fallado en posicionar personajes políticos que canalicen la voluntad del país. Una movilización no puede partir acéfala.
Otro de los rostros con los que la población asocia a los opositores de Castillo es Maricarmen Alva, a quien 62% del país desaprueba. La congresista Alva representó a la opción multipartidaria designada para encabezar el Congreso, que finalmente dejó un sinsabor. Fuera de sus desencuentros públicos con la alcaldesa de Ocoña, con el expresidente Francisco Sagasti, entre otros; habría discriminado a una militante de su propio partido. María Sáenz, militante de Acción Popular, manifestó que Alva maltrató a una miembro de la base de la lampa llamada Celia Quispe.
«En un momento le dijo, en una discusión, ‘Tú eres una Quispe y yo soy una Alva’. Prima más en ella los sentimientos negativos y el racismo»
María Sáenz sobre Maricarmen Alva
#Yonomarchoconcaviares
Apenas surgieron iniciativas de protesta contra en rechazo a Castillo y el gabinete Valer, se viralizó el hashtag #Yonomarchoconcaviares. A los pocos días, los movimientos ciudadanos perdieron vigencia. Esta polarización se ve reforzada por el discurso de la oposición del Congreso de la República, en detrimento de la reacción de la ciudadanía.
LEE TAMBIÉN: Asesora de Susel Paredes es acusada por abuso sexual de menores
Víctimas de una contradicción
El enfrentamiento vehemente entre el Congreso y Ejecutivo toma la forma de una hipócrita tregua. De vez en cuando las armas se guardan en el cajón. La relación entre los dos poderes del Estado es un tira y afloja que mantiene en el poder a Castillo. El 18 de febrero, Jorge Montoya, congresista de Renovación Popular, pide «consenso» con el gabinete Torres, para garantizar la «gobernabilidad». Montoya, como muchos, ha encabezado en momentos aún más álgidos mociones de vacancia y se suscribió enérgicamente a la narrativa del fraude electoral.
La oposición al Presidente se desempeña con poca coherencia, a nivel intra e interpartidario. Consecuentemente, ni el presidente ni los congresistas reúnen caudal político entre los ciudadanos como para concretar sus objetivos, por lo que entre ellos se sostienen. Del amor al odio hay un solo paso, y este último son los intereses personales.