Hace dos meses el Congreso de la República aprobó el retorno de dos cámaras representativas al Parlamento, con senadores y diputados. Esto en aras de conseguir un mayor nivel de representatividad y equilibro entre los poderes del Estado.
En un escrutinio ajustado, los congresistas aprobaron el retorno de la bicameralidad, después de más de tres décadas de función como órgano legislativo único en el país.
Dicha propuesta obtuvo el número de votos por encima de la mitad de los congresistas, en su mayoría, legisladores representantes tanto de la derecha como de la izquierda. Además, fue respaldado por juristas, como Ernesto Blume, expresidente del Tribunal Constitucional y Domingo García Belaunde experto en materia constitucional.
Por otro lado, respecto a las posiciones en contra, se menciona que este cambio también representa desafíos. Puede generar conflictos y obstaculizar la toma de decisiones ágiles debido a la necesidad de coordinación entre ambas cámaras. Además, duplica costos administrativos y puede llevar a la parálisis legislativa cuando hay desacuerdos prolongados entre las dos instituciones, pudiendo con ello afectar la eficacia del Legislativo.
En el referendo del 2018, la ciudadanía manifestó su postura de cara a la bicameralidad, rechazando la propuesta con más del 90% de votos. A pesar de ello, los legisladores actuales aprobaron esta reforma constitucional con el afán de restablecer la estabilidad política en el país.
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De acuerdo con la iniciativa del Congreso de la República, las cámaras estarán compuestas por 130 diputados y 60 senadores. Los cuales cumplirán un periodo de representatividad por cinco años y con la opción de reelección si la ciudadanía lo permite. Esta reforma recibió el visto bueno del Gobierno para su aplicación en el 2026.