El Perú es un país megadiverso, tanto por su historia, como por su territorio y su cultura; pero es bien conocido que, desde el virreinato, prácticamente todo se ha concentrado en Lima; dando paso en los años ochenta a una gran migración interna hacia Lima desde las distintas provincias del país, las cuales estaban siendo asediadas por la pobreza y el terrorismo. Migrantes de todo el país llegaron a la capital buscando una mejor calidad de vida, la cual en sus localidades no avizoraban poder lograr.
Al transcurrir los años 2020 y 2021, con la pandemia, hemos apreciado con mayor claridad ese centralismo que se practica en el Perú, las desigualdades que han existido durante años, así como la falta de políticas públicas correctas y concretas destinadas al desarrollo de todo el país y su población, y no solo de su capital.
Ese Perú profundo, el olvidado, ha descargado su frustración y enojo. Hoy, ello se ha visto plasmado en los resultados de las últimas elecciones generales. Este es el Perú que te puede cambiar el panorama de la noche a la mañana, en consecuencia de políticas que en la práctica no los involucraron, dejándolos al margen.
En Venezuela, sucedió algo similar. Pasaron años de políticas públicas excluyentes que no alcanzaban al íntegro de la población, donde el sistema no alcanzo a todos y, por tanto, no todos tuvieron la oportunidad de gozar del auge del país. Ante ese escenario, apareció un personaje mesiánico llamado Hugo Chávez. Con ideas, hoja de ruta y guión similar al de Pedro Castillo, Chávez llevó a Venezuela al abismo donde se encuentra actualmente.
Para evitar una situación similar a la de Venezuela, los políticos deben cambiar su estrategia y visión del país. El Perú no es solo Lima. Si bien es cierto, la ciudad capitalina concentra a un tercio de la población, afuera aún existe un país en demasía diverso, el cual debe ser atendido. Promoviendo el desarrollo en dichos lugares el Perú podrá explotar y aprovechar los múltiples recursos que posee y tiene a disposición: gente, cultura, lenguas milenarias, recursos naturales, comida, historia y demás.
A modo de conclusión, me gustaría dar una recomendación a todos mis hermanos peruanos: aprecien lo que tienen, siéntanse orgullosos de su cultura e historia, aprecien hasta lo más pequeño y habitual. Solo así se darán cuenta de que lo tienen todo y de que hay que luchar y trabajar para no perderlo, porque cuando estés lejos lo añorarás y habrás sentido que perdiste un pedazo de ti.