El ahora excanciller presentó su renuncia al cargo de Ministro de Relaciones Exteriores del Perú el pasado martes, marcando el final de una etapa significativa en la política exterior del país. Su renuncia fue aceptada por el Ejecutivo, que también realizó cambios en otras tres carteras. Durante el acto de cambio de mando en el Palacio de Torre Tagle, González-Olaechea ofreció un discurso distintivo antes de ceder el puesto al nuevo canciller, Elmer Schialer Salcedo. En esta nota, exploraremos el impacto de la gestión de González-Olaechea en la Cancillería y cómo su paso por el cargo captó la atención internacional hacia Perú.
De la era González-Olaechea a Schialer
De forma sorpresiva, la presidenta Dina Boluarte anunció el martes el nombramiento de Elmer Schialer como nuevo ministro de Relaciones Exteriores. Schialer, politólogo de formación y diplomático de carrera con rango de embajador, sucede a Javier González-Olaechea, que había ocupado el cargo desde noviembre de 2023.
González-Olaechea presentó su renuncia apenas quince minutos antes de la ceremonia prevista para la toma de posesión de su sucesor. La carta, firmada a las 12:15 pm, fue recibida en el despacho presidencial a las 12:16 pm. La ceremonia de toma de posesión de los nuevos ministros del Gabinete estaba prevista para las 12:30 pm. En su carta de renuncia, el excanciller agradecía la oportunidad de servir y transmitía sus mejores deseos al Presidente Boluarte.
A sus 64 años, Schialer llega al Ministerio de Relaciones Exteriores con una sólida trayectoria en la diplomacia. Recientemente, se desempeñó como director ejecutivo del Capítulo Perú del Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza Perú-Ecuador. El cambio de canciller es parte de una reestructuración más amplia en el gabinete de Boluarte, que también incluye nuevos nombramientos en los ministerios de Comercio Exterior, Vivienda y Cultura.
En su declaración pública en Torre Tagle, González-Olaechea expresó su gratitud y destacó su compromiso con el servicio público a través de su poema «El honor de servir». El excanciller utilizó metáforas para recordar a los servidores públicos que el verdadero valor del servicio no se encuentra en los aplausos efímeros, sino en la dedicación constante a un legado de integridad y amor por la patria.
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Posición energética en el plano internacional
Al inicio de su gestión, González-Olaechea reafirmó la política del Perú de promover la paz y la seguridad internacionales, fortalecer las relaciones vecinales y apoyar a los connacionales en el exterior. Además, destacó la preservación de la Amazonía y el papel del Perú en la reforma de la ONU. Mencionó también las gestiones para la adhesión a la OCDE y la participación del país en la Alianza del Pacífico y la Comunidad Andina, entre otros aspectos.
Desde comienzos de año, la región ha enfrentado numerosos desafíos. En el asunto de Ecuador, González-Olaechea organizó y presidió una reunión de ministros de Relaciones Exteriores y de Seguridad de la Comunidad Andina para coordinar acciones contra el crimen organizado y promover una base de datos común sobre miembros de bandas transnacionales. El excanciller también ha liderado las reuniones de la Cumbre APEC desde el año pasado, asegurando la participación de líderes internacionales clave, como Xi Jinping y Joe Biden.
En junio de este año, el excanciller celebró la designación de Alberto Borea como miembro de la Corte IDH. González-Olaechea destacó la victoria en la primera votación como un reconocimiento a las cualidades profesionales y académicas de Borea, resultado del esfuerzo conjunto entre la Cancillería y la representación permanente ante la OEA.
Este acontecimiento tuvo lugar mientras la Corte IDH solicitaba al Congreso abstenerse de debatir un proyecto de ley que proponía un período de prescripción para los crímenes de lesa humanidad y de guerra cometidos antes del 1 de julio de 2002. A pesar de esta solicitud, el Congreso aprobó el proyecto en ambas votaciones.
Especial énfasis en su rechazo al régimen de Maduro
Bajo su liderazgo, el Perú tuvo un papel destacado en temas cruciales, especialmente en la gestión de la migración venezolana y la postura firme contra la dictadura de Nicolás Maduro, tanto en foros internacionales como en adhesiones a pronunciamientos de otros países. González-Olaechea promovió el apoyo a los inmigrantes venezolanos radicados en Perú sin antecedentes penales.
El mes pasado, Gónzalez-Olaechea destacó por su enérgico rechazo al régimen venezolano y calificó a los comicios del 28 de julio como un fraude electoral. Perú fue el primer país de la región en reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente de Venezuela. En la Sesión Extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA a principios de agosto, el enfrentó 11 países que se abstuvieron de votar sobre una resolución crucial.
La resolución pedía al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela la publicación inmediata de las actas electorales, en medio de acusaciones de fraude electoral. La propuesta recibió 17 votos a favor, sin votos en contra, pero no logró aprobarse debido a las 11 abstenciones (incluyendo a Brasil, Colombia y México) y cinco ausencias. El excanciller criticó cuestionó la postura de Colombia y Brasil.
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Razones de su salida
Según informa La República, la relación con la presidenta Dina Boluarte y el Premier Adrianzén ya se había tornado tensa. La decisión de González-Olaechea de reemplazar al embajador García Toma en la ONU, por ejemplo, contribuyó al deterioro de estas relaciones. Asimismo, desde Palacio de Gobierno parece moderarse la postura del Perú respecto a Venezuela de una postura más confrontativa contra el régimen de Maduro a una política más alineada con una postura regional.
La renuncia de González-Olaechea plantea interrogantes sobre sus futuras aspiraciones políticas. Su reciente afiliación al Partido Popular Cristiano (PPC) y la posibilidad de postularse en las próximas elecciones podrían haber influido en su comportamiento y estilo de gestión como canciller. Aunque el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores ocupa una posición prominente en la estructura de gobierno, la Constitución asigna a la presidenta el control de la dirección de la política exterior. Esto podría haber generado tensiones adicionales entre González-Olaechea y la presidencia, influyendo en su decisión de renunciar.