Durante una entrevista en RPP, el recién nombrado ministro de Educación, Juan Cadillo, fue consultado sobre las razones por las cuales las escuelas han permanecido cerradas a pesar de que diversos negocios han abierto durante la pandemia. Como respuesta, el ministro argumentó que existían diversos motivos, y entre ellos, afirmó lo siguiente: “Los niños, en caso de que se contagien […] son los que transmiten más la enfermedad [de la Covid-19]”. Tras revisar la evidencia médica disponible, la red Ama Llulla concluye que este dato es falso.
Si bien al inicio de la pandemia se creyó que los niños pequeños podían ser super esparcidores del nuevo coronavirus, la evidencia que surgió posteriormente ha sido contradictoria. A la fecha, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha concluido, con base en los estudios disponibles, que los niños no son grandes transmisores del SARS-CoV-2.
En el informe ‘Covid-19 en los niños y el rol de los entornos escolares en la transmisión’, actualizado a julio del 2021, el organismo de la Unión Europea afirma que no existe evidencia que indique que los niños o los entornos educativos sean los principales impulsores de la transmisión del nuevo coronavirus.
Hasta el momento, indica el reporte, lo que se conoce es que los niños pueden infectarse y esparcir el virus como otros adultos mientras se encuentren en la etapa de transmisión. Pero los brotes escolares “no han sido una característica destacada en la pandemia”.
De hecho, existen indicios de que los niños en edad preescolar y primaria podrían transmitir el SARS-CoV-2 con menos frecuencia que los adolescentes y adultos, aunque la evidencia aún es de poca confianza, según la calificación metodológica del propio ECDC.
Si bien pueden darse transmisiones en espacios escolares, la evidencia indica que el nivel de transmisión en escuelas se encuentra supeditado a los niveles de transmisión comunitaria que existan en la sociedad.
Además, la transmisión del SARS-CoV-2 en niños se ve afectada por otros factores como los tipos de síntomas presentados, la gravedad de la enfermedad, el nivel de carga viral y la duración de la exposición.
En junio del 2020, el estudio “El papel de los niños en la transmisión del SARS-CoV-2” investigó el flujo de contagio al interior de familias y no halló indicios de que los niños jueguen un papel importante en este proceso. Se concluyó que los niños pueden infectarse, pero que la transmisión se produce principalmente entre adultos y de adultos a los niños.
Por ejemplo, en Islandia, luego de implementar pruebas comunitarias, se encontró que los niños menores de 10 años tenían menos probabilidades de recibir un resultado positivo que las personas de 10 años o más, como indica el estudio “Propagación del SARS-CoV-2 en la población islandesa”, publicado en junio del 2020.
En la misma línea, el análisis ‘Supresión de un brote de SARS-CoV-2 en el municipio italiano de Vo’, realizado al 86% de su población (2.812 participantes), no encontró algún niño menor de 10 años que fuera positivo a la Covid-19, a pesar de que habían algunos que se encontraban en hogares con un adulto con el virus. Esto, en contraposición con el 2.6% de la población general.
Uno de los estudios más completos sobre el tema fue ‘Un metaanálisis sobre el papel de los niños en el síndrome respiratorio agudo severo Coronavirus 2 en grupos de transmisión domiciliaria’, que analizó decenas de reportes sobre el flujo de la transmisión domiciliaria de la Covid-19 en 12 países. El documento, publicado en la edición de junio del 2021 de la revista médica Clinical Infectious Diseases, concluyó que solo en el 3,8% de los casos analizados los niños fueron el primer caso de contagio.
Esto en concordancia con los análisis realizados en China a 66 grupos de transmisión familiar, que detectaron que los niños nunca fueron los primeros de la familia en ser diagnosticados con el nuevo coronavirus. “Los datos presentados en este manuscrito sugieren que si los niños se infectan en la escuela durante este período, es poco probable que transmitan el SARS-CoV-2 a los miembros de la familia que cohabitan”, se lee en el documento.
Una de las hipótesis que se manejan es que los menores de edad podrían ser menos infecciosos debido a que hacen leves cuadros clínicos de la enfermedad, en comparación con los adultos. No obstante, los investigadores alertan que no se puede concluir esto con certeza pues se necesitan más datos y estudios.
En Nueva Gales del Sur, Australia, tampoco se encontró evidencia de que los niños hayan infectado a los adultos, luego de realizar un seguimiento a 863 contactos cercanos de 9 niños y 9 maestros, como se detalla en el artículo ‘Los niños no son super propagadores de COVID-19: es hora de volver a la escuela’ publicado en junio del 2020 en la revista médica Archives of Disease in Childhood.
Los especialistas coinciden en que es posible que los sesgos en la selección de la población para las pruebas o los hisopos falsos negativos debido a las dificultades de muestreo en los niños contribuyan a los hallazgos existentes. Sin embargo, estos datos hasta ahora han sido consistentes en todas las regiones y continúan empujando la evidencia en la misma dirección.
Consultada para esta verificación, la médica pediatra Theresa Ochoa, investigadora de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, explicó que la información respecto al poder de transmisión de los niños aún no es concluyente ni definitiva, pues existen datos contradictorios respecto a la cantidad de carga viral que se encuentra en las zonas nasofaríngeas de los menores. Por tanto, concluyó, no se puede afirmar que los niños son mayores o menores transmisores de la Covid-19.
Este medio solicitó precisiones sobre la afirmación del ministro Cadillo a través de funcionarios de la oficina de prensa del Minedu. Hasta el cierre de edición no se obtuvo respuesta.
En función a lo expuesto, la red Ama Llulla concluye que la afirmación del ministro de Educación, Juan Cadillo, acerca de que los niños contagian en mayor medida la Covid-19 es falsa