¿Alguien imaginó que se abriría un nuevo capítulo de la crisis política? Yo sí. Indiscutiblemente, una de las invariables características de la política es el estupor y en nuestro país, sin lugar a dudas, esta es una de las principales.
Meses atrás, ya cuestionado, Richard Cisneros acudía a la Comisión de Fiscalización para responder por presuntas irregularidades en su contratación con el Estado. «Soy el doctor honoris causa Richard Javier Cisneros Carballido y hoy van a saber de mí», decía al inicio de la citación, para luego continuar con un circo que se ha reanudado después de meses.
En horas de la mañana del jueves 10 de septiembre, Edgar Alarcón presentaba ante la Mesa Directiva del Parlamento dos USB. Estos dispositivos contienen audios que desencadenarían un nuevo apogeo de la constante crisis política que padece nuestro país.
Un Perú expectante se conectaba por redes a escuchar el contenido de los audios. «¿Es el presidente?», preguntaban usuarios atentos a lo presentado por Alarcón. En efecto, escuchábamos a Martín Vizcarra coordinando con Karem Roca, exasistente del Despacho Presidencial, y Mirian Morales, secretaria general de Palacio de Gobierno. ¿Qué coordinaban? Pues nada menos que las respuestas que Roca daría ante la Fiscalía respecto al caso del controvertido Richard ‘Swing’.
Horas más tarde, la incertidumbre y la desazón se apoderarían del pleno y de la ciudadanía. ¿Vacancia? Sí, una de las posibilidades. ¿Investigación? Definitivamente.
Hasta alrededor de las 5:00 p.m. no sabríamos nada del presidente. Aquella hora, Agencia Andina anunció que Vizcarra daría un Mensaje a la Nación a las 7:00 p.m., y que ofrecería sus descargos.
Mensaje a la Nación. El presidente aparece. Millones pegados a la pantalla. Existían dos opciones: asumir su responsabilidad o confrontar. Como era de esperarse, con dedo inquisidor y mirada intranquila, nuestro presidente confrontó. Nuevamente, la culpa no podía ser suya, sino del Congreso que él mismo provocó al disolver el anterior. «Estamos ante un complot contra la democracia», puntualizó.
«Lo único ilegal aquí es la utilización de una grabación clandestina presentada en una puesta en escena preparada como en las mejores épocas de Vladimiro Montesinos», aseguraba el mandatario durante su pronunciamiento. De un legislativo «aprofujimorista» pasó a uno «montesinista».
Volvamos al Palacio de la Plaza Bolívar. 10 de la noche. Merino de Lama reanudaba la sesión. Presentaba la moción de vacancia con firmas de seis —de nueve— bancadas. El documento no lleva las firmas del Partido Morado, mejor definido como oficialismo; el Frepap, con la teocracia como guía; y Somos Perú, que aparenta ser un suboficialismo.
La ciudadanía se levanta el viernes 11. «Nuevos audios. Esto es un circo», leo en Twitter. Richard Cisneros había roto el silencio. «A mí me están usando con un solo objetivo: conseguir el poder político mediante un golpe de estado disfrazado de una vacancia», aseguraba con indignación el artista mejor pagado con nuestras contribuciones, para luego asegurar que tenía más de 270 audios que revelaría aquella tarde.
Segundos después afirmaría: «Todo lo que he dicho en ese audio es falso». Este circo solo iniciaba, pues minutos más tarde se acercaría a la Comisión de Fiscalización.
A su llegada, sería perseguido por reporteros y revelaría una muerte, quizás, anunciada. «‘Richard Swing’ murió. Yo lo maté hace años con tres estacas», declaraba con tono poético. Aquel ser de escasa credibilidad nos revelaría que su onírico personaje, con el que aparecía en el Ministerio de Cultura dando charlas motivacionales, ya no estaba.
Nos levantamos el sábado 12 de septiembre. Todo podía ser peor. El IDL revelaba en un informe que Manuel Merino, presidente del Parlamento, habría querido coordinar ¿un golpe de Estado? Él aún lo niega, aunque el panorama es incierto.
Luego, en horas de la tarde, el general en retiro Walter Martos —ojo con el termino «general»— aparecería en la pantalla chica. ‘Aló, presidente’, programa donde solía aparecer Vizcarra al inicio de la pandemia, ahora tenía de protagonista al jefe del Gabinete. Martos no estaba solo. Lo acompañaban los ministros de Defensa y el Interior, los comandantes generales del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra, así como el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Fortísima imagen.
En el pronunciamiento Ejecutivo, Martos cuestionaría un intento de golpe de Estado y le diría a Merino que las fuerzas del orden están con el Gobierno. «La actitud del presidente del Congreso ha sido temeraria al pretender implicar a las Fuerzas Armadas en un proceso político», indicaba con el repertorio marcial a su alrededor.
Al respecto, Manuel Merino respondió. «Si el presidente del Congreso llama a algún miembro de las FF.AA. para dar calma es transgresión a la Constitución o se le llama golpista. Sin embargo, si el presidente de la República convoca y se rodea de las FF.AA. para emitir un pronunciamiento político, se le llama sujeción a la Constitución», aseguró, no sin antes agitar por los aires la Constitución Política del Perú y el Reglamento del Congreso.
El domingo 13 de septiembre todo es más claro, nuestra política ha sido consumida por una plaga. Ejecutivo y Legislativo solo buscan confrontarse, demostrar que es uno más fuerte que el otro. El poder se ha convertido en el opio de la clase política.
Una crisis con protagonistas excéntricos como ‘Swing’, temerarios como Alarcón y repetidos como Vizcarra, solo nos prueba que todo puede ser peor y que siempre hay un modo de empeorar el paisaje.
Escribe: Juan Pablo Bernal