El miércoles 07 de diciembre del presente año, el ex presidente del Perú, Pedro Castillo, intentó disolver el Congreso de la República y establecer su gobierno de excepción. ¿Cómo concluyo su intento? Con él detenido y ahora con una prisión preventiva de 18 meses, una nueva presidenta, una población manifestante a lo largo del Perú y un Congreso con la complicada situación de elegir si realizar el adelanto de elecciones o no.
De la gran cantidad de hechos ocurridos en una semana, reflexionemos respecto a algunos de ellos:
¿Último intento?
Mucho se comparó el intento de golpe de Estado de Castillo con el de Fujimori, con el fin de mostrar en qué falló el profesor. Las tres grandes diferencias fueron el apoyo militar, popular y de los ministros. Castillo no contaba con ninguno de estos, lo cual se demostró a lo largo de las dos horas siguientes del anunció presidencial. Los militares comunicaron que su meta es la defensa del Estado constitucional de derecho; la población salió a marchar y a manifestar su disconformidad; y los ministros renunciarón uno tras otro.
Anibal Torres y Betsy Chavez parecen los únicos aliados permanentes del ex mandatario. Las dudas vienen en ¿por qué temblaba tanto al momento de dar su mensaje? Esto demuestra inseguridad en su accionar ¿Por qué se encontraba inseguro? ¿Acaso él sabía que no contaba con apoyo de ningún lado? ¿Sabía lo que hacía?
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¿Para qué se marcha?
A lo largo de todo el gobierno del ex presidente Pedro Castillo se notó la presencia de marchas y diversas manifestaciones lanzando pedidos al gobierno. Desde el primer día de su mandato, ya se notaban sus anticuerpos tanto en el Congreso como en la población. Sin embargo, el pasar del tiempo avivó la confrontación, llegando al punto de convertirse en una competencia de quién elimina primero al otro ¿El ejecutivo al legislativo? ¿El legislativo al ejecutivo? ¿Ambos al pueblo? ¿El pueblo a uno o a ambos poderes?
La caída de Castillo encendió las ansias de los diversos grupos sociales de buscar el cambio en el sistema político, lo que provocó a marchas a nivel nacional. Todo el Perú presentó algún movimiento a lo largo de la semana. El descontrol llegó a tal punto que el 16 de diciembre, por medio del decreto supremo N° 144-2022-PCM. se declaró la inmovilización social obligatoria, toque de queda en palabras sencillas, en quince provincias del Perú.
Los pedidos que guían las manifestaciones actuales, o por lo menos los más resaltantes, son el adelanto de elecciones, el cual resulta como un punto en común entre los manifestantes, reformas en el sistema político y la asamblea constituyente. No se llegó a un consenso con el gobierno, principalmente porque este, según la població, propone fechas muy lejanas para el adelanto de elecciones.
¿Qué tal actuaron nuestros representantes?
El Congreso de la República debatió el día 16 respecto al proyecto de adelanto de elecciones para diciembre del 2023, propuesto por Hernando Guerra, con el resultado de tan solo 49 votos a favor. Por ende, se archivó. Las causales para no apoyar la propuesta fueron la falta de propuestas para el cambio del sistema político y que, por lo tanto, solo se repetiría la situación y, por otro lado, la no presencia de la asamblea constituyente en el proyecto.
La población tomó esto como un intento de los parlamentarios por aferrarse en el poder y llenarse los bolsillos. Para empeorar la situación, la actual presidenta del Perú, Dina Boularte, declaró que el Congreso tiene toda la responsabilidad en aprobar el adelanto de elecciones y que ella no planea renunciar al cargo. De esta manera, queda todo en manos del Congreso, siguiendo métodos legales, respecto al adelanto de elecciones.
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¿Y ahora?
Con todo en manos de los congresistas, tocará esperar si aprueban la propuesta de Dina respecto al adelanto de elecciones en abril de 2024. La población no planea calmarse hasta obtener un accionar del gobierno que los satisfaga. Con un total de 24 muertos hasta el día de ayer y múltiples gobiernos regionales manifestando su opinión, lo cual en realidad atenta contra el Estado de derecho.
Un Perú en crisis, una población decidida, una presidenta que se lava las manos y un Congreso que no se decide. Veamos que ocurre la próxima semana.