Timor Oriental, ubicado en el Sudeste Asiático, ha conmemorado 25 años desde la realización del referéndum histórico organizado por la ONU, que abrió el camino hacia su independencia en 2002.
Recordemos que, dentro del contexto del proceso de independencia y el nacimiento del nuevo Estado en Timor Oriental, las Naciones Unidas jugaron un rol fundamental durante las negociaciones y acuerdos políticos que se lograron para resolver el conflicto territorial, en el cual estuvieron involucrados los países de Portugal (país colonialista) e Indonesia, que lo ocupó violentamente desde 1976.
Entre los acuerdos celebrados, se estableció que ambos gobiernos habían decidido confiarle a la ONU la realización de una “consulta popular”, con la finalidad de averiguar si el pueblo de Timor aceptaba o rechazaba una autonomía especial.
Mediante la resolución del Consejo de Seguridad (S/RES/1246), se estableció la Misión de Naciones Unidas en Timor Oriental (UNAMET) en junio de 1999, con el objetivo de organizar y conducir la consulta popular, a través del voto secreto, a fin de determinar si el pueblo de Timor aceptaba una autonomía especial territorial dentro de Indonesia o rechazaba la propuesta, lo que implicaba la separación definitiva del invasor.
La consulta fue decisiva y se llevó a cabo ese mismo año, arrojando como resultado que más del 78 % de los votantes timorenses rechazaran la propuesta de Indonesia, iniciándose la transición hacia la independencia. Según los informes emitidos por la misión, durante el proceso y luego de la votación se vivió un clima de violencia que desencadenó desorden, ataques, violaciones graves de los derechos humanos e inseguridad para la población.
La ONU fue firme en respaldar el resultado de la votación y en exigir al gobierno de Indonesia que cesara la represión de las fuerzas de seguridad contra la población y que cumpliera con los resultados. En medio de la violencia incesante, la sede de UNAMET se convirtió en un campo de refugio, brindando protección no solo a timorenses, sino también a personal extranjero que se encontraba en el país observando la consulta popular. Con el fin de controlar la violencia, el Consejo de Seguridad autorizó el despliegue de una fuerza internacional (INTERFET) para lograr la estabilidad y pacificación.
Posteriormente, se crearon diferentes misiones de mantenimiento de paz que acompañaron a Timor Oriental en la construcción del nuevo Estado, soberano e independiente, así como en la implementación del diseño constitucional y democrático, que permitiera el funcionamiento de las instituciones políticas y públicas al servicio del pueblo.
Entre las misiones establecidas están:
- La Administración de Transición de las Naciones Unidas en Timor Oriental (UNTAET), aprobada en octubre de 1999, mediante resolución del Consejo de Seguridad (S/RES/1272).
- La Misión de Apoyo de la ONU en Timor Oriental (UNMISET), aprobada en mayo de 2002, mediante resolución del Consejo de Seguridad (S/RES/1410).
- La Oficina de Naciones Unidas en Timor Oriental (UNOTIL), aprobada en abril de 2005, mediante resolución del Consejo de Seguridad (S/RES/1599).
- La Misión Integrada de las Naciones Unidas en Timor Oriental (UNMIT), aprobada en agosto de 2006, mediante resolución del Consejo de Seguridad (S/RES/1704).
De las cinco misiones desplegadas en Timor Oriental, se puede concluir que la presencia de la ONU contribuyó exitosamente al proceso de independencia y paz, así como en el apoyo al gobierno en la implementación de las instituciones estatales con miras a consolidar el nacimiento del nuevo Estado.
Conmemorar los 25 años desde aquel momento histórico que se dio con la “consulta popular” marcó un gran hito en el derecho de los pueblos a decidir su propio destino, respaldado por la comunidad internacional.
Recordemos las recientes palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, en esta fecha de conmemoración: “Las mujeres y los hombres de la UNAMET demostraron una gran dedicación y profesionalismo al organizar un referéndum a gran escala, en un corto periodo y a pesar de la intimidación y las amenazas. Después de la consulta popular, cuando la violencia se estaba extendiendo, demostraron una vez más un enorme coraje y un sentido de misión”.
Hay mucho que aprender de la lucha del pueblo de Timor Oriental, que reafirmó ante el mundo el “derecho a la autodeterminación de los pueblos”, entendiendo este derecho como la libertad de elegir su propio destino, establecer su propio gobierno y no estar sometido a la presión o dependencia de ningún país externo.
Este derecho está reconocido en la Carta de la ONU de 1945 (artículo 1.2) y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 (artículo 1), que establece que “todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho, establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural”.
¡Timor Oriental es hoy una democracia consolidada!
Otro sí digo: Termino señalando que el destino me deparó, 8 años después de la “consulta popular”, participar en 2007 en la Misión de Integración de las Naciones Unidas en Timor Oriental (UNMIT) como consejero jurídico electoral. Contribuí, junto a todo el equipo de la misión, en la organización de las primeras elecciones presidenciales y parlamentarias que se llevarían a cabo luego de la independencia del país. Fue un tremendo honor participar en esta misión.