No son estrafalarias las recientes acciones ocurridas en Rusia, o mejor llamado por su verdadero nombre —el cual aún representa su auténtica esencia en los campos geopolíticos, económicos y militares—, la URSS. Durante este articulo estaré utilizando los dos términos indistintamente.
Durante más de dos décadas Putin ha moldeado Rusia a su manera, bajo un régimen autoritario con gran influencia del modelo social chino de Xi Jinping y con una constante represión de libertades a un ritmo alarmante, llegando hace poco a una regulación estricta de los medios de comunicación rusos, básicamente dejando a potestad del estado este aspecto. Toda esta ecuación ha sido meticulosamente planificada durante años por el líder ruso (creo que este es el termino más apropiado) Vladimir Putin, un hombre que no ha dejado el pasado atrás, orquestando una neo-Guerra Fría y una nueva polarización al siglo XXI, poniendo la paz mundial en riesgo y el futuro y subsistencia de millones de personas al margen de sus decisiones.
Como ejemplo de lo mencionado tenemos el reciente bloqueo de la armada rusa en el mar negro, prohibiendo las exportaciones ucranianas de cereales básicos a países emergentes —estratégicamente dependientes de estas—, poniendo así su seguridad alimentaria en un gran riesgo (se estima que un 14 % de la producción global de trigo proviene de Ucrania).
Desde lo ocurrido en el 2021 con Alexei Navalny, gran parte de la población rusa quedo atónita al descubrir la verdad detrás de Putin, desencadenando una serie de protestas y revueltas sobre la injusta encarcelación y exigiendo la inmediata liberación del principal opositor a Putin, pero estas fueron reprimidas al más puro estilo soviético y autoritario.
A partir de ese momento, el gobierno de Putin ha sido más implacable que nunca, iniciando una serie de reformas para consolidar aún más su poder e influencia sobre la nación, preparándose desde ese entonces y utilizando sucesos previos como fuente de experiencia para poder perpetrar lo que conocemos hoy en occidente como la invasión a Ucrania; y en el bloque ruso, como la «intervención militar especial» para liberar a Ucrania de supuestos «nazis» que controlan su gobierno según Putin. Cosa extraña, ya que el propio presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, es judío.
Esto no ha quedado fuera de repercusiones. Recientemente con la explicita amenaza por el uso de armas de destrucción masiva por parte del antagonista de esta historia, se ha hecho un punto de inflexión de tensiones no visto desde la Guerra Fría. Ahora, ¿cuál es la relación con el título de este articulo? En retrospectiva histórica al evento conocido como la primavera árabe, un periodo de revoluciones y busca de libertades por parte del pueblo, levantándose contra los presidentes del momento, todas figuras autoritarias, como Gadafi y Mubarak, que llevaban en el poder más de 20 años, algo parecido a Putin. Hoy en día, el pueblo ruso ha pasado por un proceso de lucha contra el terror y por garantizar su libertad, producto de esto se puede ver en las fronteras del país, especialmente con Finlandia, donde miles de rusos cruzan la frontera para escapar del régimen de Putin y la posibilidad de ser enviados como reservistas a Ucrania, un país totalmente vinculado a Rusia, razón también por la cual muchos se niegan a luchar. Este proceso no ha sido extraño a la historia, y se ha visto en multiplicidad de casos, ningún régimen autoritario dura para siempre, la pregunta consiste si esta vez no es muy tarde para que el pueblo ruso pueda derrotar a Putin y su régimen. El tiempo lo dirá.