El pasado miércoles, en su mensaje casi cotidiano, el presidente respaldó la gestión del titular de salud: Víctor Zamora. Esta decisión fue tomada luego de que innumerables médicos e instituciones de la salud pidieran su destitución ¿Por qué tanto interés de mantenerlo en el cargo?
No es mi objetivo pedir la renuncia del ministro (aunque creo que debió hacerlo hace tiempo). En todo caso me pregunto cuál fue el interés de que él llegara a esta cartera ministerial. Como lo fue para muchos peruanos, su nombramiento me causó una verdadera sorpresa. Cambiar al ministro de salud en plena pandemia no me pareció lo más adecuado y propicio, puesto que esta cartera ministerial es de las más importantes en un episodio como el que estamos viviendo. Sin embargo, ya estamos acostumbrados a las decisiones arrebatadas del Sr. Vizcarra y de que ponga en juego la inestabilidad del país de vez en cuando. Así, en plena pandemia, decidió dejar de contar con la Elizabeth Hinostroza y nombrar a una nueva cabeza para el sector salud. El motivo: nombrar a un “especialista” en salud pública.
Me causó sorpresa conocer, en la juramentación de esa misma tarde, que, dicho especialista era Víctor Zamora, quien parece ser más especialista en lenguaje inclusivo que en salud pública. A pesar de ello, el curriculum de Zamora no es tan malo como sus amigos, entre los que encontramos a nuestra no tan querida Verónika Mendoza. A pesar de ello, y sin intención de juzgar previamente su capacidad de gestión, decidí aguardar expectante qué nos depararía este nuevo amigo de Vizcarra, no juzgando su historial sino los frutos que dejaría para nuestro país.
Y, ¿cuáles han sido los frutos de la gestión de nuestro ministro? Es cierto que en todo gobierno se observan aciertos y errores, pero me parece que, nuestro amigo Zamora, lejos de acertar relevantemente se ha dedicado a conducir la cartera de salud a tropezones. A todo esto, me pregunto ¿Qué está haciendo Víctor Zamora? ¿Por qué tanto interés que asuma como ministro en plena pandemia?
Es evidente, que no ha habido mayor cambio entre la gestión de Hinostroza con la de Zamora. A juicio personal, creo que no fue necesario tal cambio. Al menos Hinostroza hablaba con cordura y no tenía los constantes exabruptos a los que nos está acostumbrando el nuevo doctor del MINSA. El mismo que, lejos de apoyar a su cuerpo médico, los ha tratado con desdén en repetidas oportunidades.
No sorprende, por eso que cada vez sean más los sectores del mundo de la salud que se quejan del mal trato que el Ministerio de Salud otorga a nuestros médicos: la falta de atención, de medios de protección y el poco valor a su trabajo. Con todo ello, no es oculto a nadie que la cabeza del Zamora ha sido solicitada en reiteradas ocasiones. Su obtusa gestión en el ministerio de salud es evidente para todos.
Entonces, si nuestro ministro de salud no está actuando a la altura frente a sus médicos ni frente a la pandemia ¿Qué está haciendo? Si nos dedicáramos a evaluar cada uno de sus tropiezos nos faltaría tiempo y espacio. Por eso, solo quiero hacer mención a uno de sus deslices más relevantes. Y el más grave, a mi parecer.
Como corolario a todos los desaciertos que ya ha cometido, con fecha 2 de abril a nuestro ministro no se le ocurrió otra cosa más eficaz que publicar la Resolución Ministerial Nº 217-2020-MINSA aprobando la directiva 094 MINSA/2020/DGIESP, con la cual, el ministerio de salud dice que busca “garantizar la salud de las gestantes y la planificación familiar ante la infección del COVID-19”. Bajo ese nombre, esta resolución aprueba una directiva pro abortiva ¿Qué tiene que ver el aborto con el Covid-19? Pues parece ser que nuestro flamante ministro, en lugar de preocuparse por la extinción de la pandemia y de atender a sus médicos, se está dedicando a cimentar sus proyectos ideológicos en nuestro país.
Creo que el ministro no entendió que lo que exige la pandemia es salvar todas las vidas posibles. Este episodio que estamos viviendo exige, hoy más que nunca, el respeto irrestricto del derecho fundamental de la vida y de políticas públicas que busquen salvaguardar este derecho. Ese es el objetivo del ministerio de salud. Y en general, de toda la sociedad, siendo la persona el fin de esta misma.
Por otro lado, no hay a la fecha, evidencia científica de que las gestantes sean más propensas a contraer el virus, y tampoco del peligro de contagio de madres gestantes a hijos. La misma directiva afirma que “no hay evidencia suficiente” para poder afirmar dichas sentencias. Por el contrario, se han dado casos en nuestro país de madres gestantes infectadas por Covid-19 que han dado a luz a sus hijos sin ninguna enfermedad ni infección.
A pesar de ello, la directiva 094 MINSA/2020/DGIESP sentencia que es posible “valorar finalizar el embarazo, en cualquier momento, en caso que se encuentre en riesgo la vida de la gestante infectada por COVID-19”.Pero ¿finalizar el embarazo en cualquier momento? ¿Alguien le puede decir al señor ministro que el aborto está tipificado como delito en nuestro país?
Me parece que lo que menos necesitamos ahora es que el ministro de salud se ponga a emitir este tipo de resoluciones ¿o estará usando como excusa la pandemia para cumplir con una agenda oculta? ¿habrá sido este el verdadero motivo de su nombramiento? Perdonen si sueno un poco paranoico, en este gobierno todo puede pasar. En cualquiera de los casos, ha quedado demostrada la incapacidad de Zamora.
Nuestro ministro está perdiendo el tiempo en cosas como estas, en lugar de atender a los médicos que están muriendo a causa de la infección y de proponer políticas públicas estables y confiables para contrarrestar el Covid-19. Sí, señores, Vizcarra nos vio la cara de tontos una vez más. Ahí tienen a su “especialista”. En fin, por sus frutos, lo estamos conociendo.