El Perú tienen una invariable problemática, la cual solo ha variado en su forma, no en el resultado. Antes, la escasez de información era un hecho constante, ahora, el exceso de esta, provoca cortinas de humo que cubren hechos o hacen que algunos se olviden de estos. En fin, cambió la forma, no el resultado, no la ignorancia y la desinformación.
Un peruano promedio retiene un hecho notable no más de un día, ya que al día siguiente hay un hecho, para su radar, más sustancial que el anterior. Esto ha pasado siempre y se ha vuelto un vicio para el receptor peruano, una debilidad que le juega en contra en el ámbito socio-político. Como se dice un viejo proverbio: “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”, y es que siempre la repetimos, creemos que el “menos malo” es mejor que el bueno, que el “roba, pero hace obra” nos conviene más que el que solo hace obra, siempre es así y así será hasta que se caiga el régimen -casi absolutista- de la mediática.
Los medios de comunicación -para bien o para mal- son los verdaderos dueños de nuestro país, nos indican por quién votar y por quién marchar, por qué celebrar y por qué llorar. Lo hemos visto en las elecciones, en las coyunturas y recientemente en el referéndum. Pero, ¿de qué se trata en realidad?. Cada quien, a través de sus medios, busca cómo defender su imagen, así como la percepción del resto de lo que personalmente gustan. Esto en el caso mediático, nos condena a tener una visión parcializada y poco objetiva como la ofrecida por los medios más poderosos, quienes están en su derecho -no en su deber- de ofrecer la información que crean conveniente. Estos grandes -en cuanto a tamaño, no a calidad- tienen monopolizado el cuarto poder: la mediática.
Los medios de comunicación controlan casi por completo al elector peruano, cumpliendo con un único fin: imponer su filosofía política y social. Nos quedan varios años hasta que finalmente cambie esto, motivo por el cual, es momento de revelarnos e informarnos con veracidad y votando conscientemente, porque es lo mejor para la patria, para el futuro.