En una democracia y, sobre todo, en un país como el Perú es usual que entre los poderes del Estado existan ciertas diferencias las cuales grandes o pequeñas terminan siendo superadas. No obstante, estamos viviendo la intromisión de un poder sobre otro como si de un estado autocrático habláramos. La separación de poderes es crucial para la constitución de un Estado democrático, tan es así que inclusive la primera Constitución del Perú (1823) lo establece en su artículo 29: «ninguno de los tres Poderes podrá ejercer jamás ninguna de las atribuciones de los otros dos», en nuestro país el mandatario asegura tácitamente que su labor es fiscalizar al Congreso, hecho que, en realidad, es al revés.
Para el presidente de la República, Martín Vizcarra, así como para su Gabinete y hasta para algunos analistas -que más parecen agentes de calma estatales- la crisis se inició por un inexistente obstruccionismo del Congreso de la República, el cual recientemente fue desmentido por dos de los tres ministros de economía de este Gobierno, por congresistas y las cifras conocidas.
En primera instancia, Alfredo Thorne, titular de Economía de 2016-2017, declaró haber tenido «todo el apoyo del actual Legislativo», inclusive aseguró que le aprobaron su «presupuesto sin cambios significativos» y se le dio facultades extraordinarias para legislar». En conclusión sostuvo haber tenido «una magnífica relación con el Parlamento». Aún más reciente, el actual ministro de Economía, Carlos Oliva, aclaró que no hubo trabas y que la relación fue «buena con el Congreso».
Entonces, ¿qué entiende el presidente por obstruccionismo?. Para Vizcarra sería no hacer las cosas tal y como el quiere, hecho que queda harto claro es inconstitucional en el artículo 43 de la Constitución: el «gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio de la separación de poderes«.
En esta línea, debemos entender que la crisis no fue causada por impedimentos del Parlamento, ya que los mismos no existen. Seamos sinceros, presidente. La observación del Congreso en propuestas del Ejecutivo ha sido mínima, 3 de 313 Decretos Legislativos; mientras el Ejecutivo observó 132 leyes presentadas del total. Asimismo, de las 280 iniciativas del Ejecutivo solo el 2.9% han sido archivadas o devueltas. A esto hay que agregarla la baja cantidad de interpelaciones -que nadie entiende por qué son mal vistas- y la aún menor cantidad de censuras.
En todo el mundo los parlamentos fiscalizan y aceptan o rechazan lo que otro poder del Estado plantea, es su labor, su razón de ser; mas en nuestro país trabajar es ser «obstruccionista».
Lo mencionado solo es para demostrar que no existía crisis antes del Mensaje a la Nación del ingeniero moqueguano, quien es el verdadero protagonista y fundador de una crisis, ya que la verdadera crisis es no saber gobernar, no saber como ser presidente de la República del Perú.
La crisis no existía hasta antes del Mensaje a la Nación, la crisis es reciente y tiene como causante al presidente, no al Congreso.