Luego que Vladimir Putin anunciara esta semana que Rusia aprobó la primera vacuna contra el nuevo coronavirus que otorga «inmunidad duradera» -su hija fue inoculada con ella-, los principales políticos e innumerables científicos y asociaciones médicas pronunciaron sus entendibles dudas respecto a este novedoso y acelerado descubrimiento.
«No sabemos mucho sobre ella, esperamos que funcione, de verdad esperamos que funcione. (Pero) Se han saltado ciertos ensayos, y nosotros creemos que es importante atravesar todo el proceso», dijo Donald Trump en conferencia de prensa este viernes 14 de agosto. Expertos estadounidenses como Anthony Fauci y Francis Collins fueron también parte de las voces de escepticismo.
El gobierno alemán también cuestionó la calidad, eficacia y seguridad de la vacuna rusa. Y aunque el Instituto Robert Koch cree que es posible que se logre para el otoño de 2020 una vacuna, también advierten que eso no significaría el control inmediato de la pandemia. Por eso mismo, la canciller alemana Angela Merkel ya se había adelantado el pasado mes de julio al nacionalizar parcialmente el laboratorio CureVac, cuya investigación en el desarrollo de la vacuna es una de las más avanzadas del mundo. La decisión se habría tomado luego que Donald Trump ofreciera financiación a CureVac con el fin de garantizar para Estados Unidos el derecho exclusivo de una potencial vacuna.
Consultado por la BBC, Richard N. Haas, presidente del Council of Foreign Relations, considera que no existe una «guerra política» por las vacunas, pero si un «nacionalismo preventivo» que presiona a los líderes políticos proveer las dosis a sus propios ciudadanos. «Todos quieren llegar primero. Algunos por razones comerciales, pero muchos por razones más bien políticas», dijo.
Es innegable que detrás de la carrera de las vacunas hay un juego político, económico y geoestratégico en medio de la nueva «guerra fría» que enfrenta a unos Estados Unidos que va perdiendo terreno como líder global, y una hambrienta China dispuesta a tomar su rol como superpotencia para el 2030.
He sido bastante insistente en mis opiniones de que no podemos olvidar en este juego geopolítico, hoy más que nunca, a la inefable Rusia de Putin, total, ellos han sido los primeros en montar carrera, si bien un informe colgado este martes en el sitio web del ministerio de Salud de la Federación Rusa señala que aun no hay certeza sobre la efectividad de la vacuna aprobada: la droga está contraindicada para menores de 18 años, mayores de 60, embarazadas y personas con condiciones de salud delicadas.
Un punto que merece nuestra atención como peruanos sería la de los intereses de países como Brasil, México y Argentina -estos últimos con la alianza de la Universidad de Oxford y la farmacéutica anglosueca AstraZeneca- en producir y distribuir la vacuna en la región. Hay que recordar que estos gigantes son los únicos en Latinoamérica con la capacidad -histórica- de proyectar una política exterior ambiciosa hacia sus vecinos más pequeños.
El Perú, siempre último en la cola para todas las novedades y urgencias, puede salir bastante mal en esta carrera por las vacunas que ha puesto a países hegemónicos y emergentes en una situación bastante inestable en la balanza global. Lamentablemente, estamos envueltos en una tormentosa agenda doméstica, bastante mediocre pero también desesperada: 25,856 fallecidos según cifras del Minsa al 13 de agosto.
Mario Zúñiga Martínez, vicepresidente del Parlamento Andino, ha planteado que los países que integran la Comunidad Andina de Naciones (CAN) adquieran en conjunto la vacuna contra el COVID-19. «La cuestión es no quedarnos en el limbo de las negociaciones que hayan. Tenemos que unirnos con los países de la región para tener mayor capacidad de negociación, si adquirimos juntos mayor cantidad de vacunas, se podría conseguir mejores precios y preferencia en la venta». Bastante sensato.
Por su parte, el «gurú» Bill Gates ya estimó durante una reciente entrevista para Wired cuando terminará la pandemia del coronavirus: en los países desarrollados a finales de 2021, y el resto del mundo a finales de 2022.