En Barranquilla, la pelota va a arder en llamas este viernes. El Perú – Colombia, promete un atardecer de película en la ciudad del calor infernal. Un festival de emociones. Una explosión de goles. Una bandeja “paisa”, como la delicia colombiana, que haga vibrar a todo pulmón a las naciones fronterizas.
Sin embargo, en nuestra cancha, las preocupaciones no deben arrancar del campo del clima, ni del ahogo de victoria en dicha ciudad, ni mucho menos por las lesiones de la blanquirroja. No es tiempo de lamentar las ausencias ni los números, es momento de insistir en la nueva sangre. El talento joven debe saltar al césped, los Lora, los López, los Concha. Esa nueva camada debe ser tan partícipe como aquella hace 4 años, la que hizo volver a Perú al mundial después de 36 años.
Con cuatro partidos finales, un prestigioso quinto lugar y 17 puntos en la tabla, no hay manera de ocultar nuestro principal error: un intento de recambio generacional sin el coraje del camino a Rusia 2018. Siendo dos novelas totalmente distintas, las formas sí son comparables. El cuerpo técnico demoró, y aún demora, en apostar convencidamente por los jóvenes futbolistas. Y solo quedan cuatro silbatazos finales para demostrar que tomar riesgos nunca fue significado de quitar oportunidades.
Estos amistosos ante Jamaica y Panamá, pese al nivel de los rivales, no dejan un sabor amargo como colectivo, pero los destellos de juego, de garra, de intento, provinieron de la juventud. En la fase inicial de la eliminatoria, la ambición por sacar los puntos a como dé lugar, hizo que repitamos las figuras del álbum pasado. Hizo que exijamos a que nuestros héroes sigan siendo los Guerrero, los Farfán, y algunos “cracks” que no mantuvieron su nivel de hace 4 años. Hizo que nuestra esencia, sea sepultada por lo improvisado.
Cuando recuerdo la imagen de Ruidíaz y Flores en aquella épica actuación frente a Venezuela (2-2 en el Nacional), pienso que la pluma no solo debe escribir las portadas de quienes roban los titulares más famosos. La pluma puede escribir el legado de los nuevos talentos, como ocurrió de camino a Rusia y nos hizo convertirnos la mejor hinchada del mundo. La protagonista de una nueva hazaña, también pueden ser con jóvenes a la obra. Y esta se verá en la cancha si las oportunidades florecen en el verde.