La extrema derecha ha tenido una victoria histórica en Italia tras unas elecciones anticipadas, tras la renuncia del ex primer ministro Mario Draghi en julio. Se esperaba que cerca de 50 millones de italianos acudieran a votar; sin embargo, solo el 51.6 % optó por ir a las urnas, siendo la abstención más alta de toda la historia política italiana.
Los resultados arrojan que la «coalición de derecha» integrada por los partidos Fratelli d’Italia, de Giorgia Meloni; Liga del Norte, de Mateo Salvini; y Forza Italia, del ex primer ministro y magnate Silvio Berlusconi; obtuvo el 43 % del total de votos para la Cámara de Diputados y el Senado Italiano. De esta manera, tendría la mayoría absoluta en el parlamento y se resentaría como la primera opción para gobernar el país alpino.
Italia tiene un sistema democrático parlamentarista, por lo que la clave es que los partidos políticos alcancen el mayor número de escaños en el parlamento y así puedan presentarse como opción ante el presidente de la República, Sergio Materella, que según la Constitución deberá invitar al líder del partido para a formar un gobierno por los próximo cinco años.
La cabeza de la coalición de derecha es Giorgia Meloni, quien sería la indicada para convertirse en la primera ministra y mujer en liderar Italia. Es de origen romano y con un antecedente como exministra de Cultura y Deporte durante el gobierno de Silvio Berlusconi.
Meloni ha participado en política desde su adolescencia. Integró las filas del antiguo movimiento neofascista MSI que en 2012, se renovó y dio origen a su partido Fratelli d’Italia que. En las elecciones de 2018 llegó a obtener solo el 4%.
Hoy la agrupación conservadora de Meloni es la ganadora de estas elecciones y podría liderar tanto el Poder Legislativo como el Ejecutivo. Mientras, los perdedores de esta contienda son las coaliciones de izquierda como el Partido Democrático, de Enrico Letta, y el M5S, de Luigi Di Maio.
Sin duda, el triunfo de la coalición de derecha es un giro para la política italiana que, de haber tenido anteriores gobiernos de carácter progresista, pasa a tener un gobierno de carácter conservador y hasta euroescéptico, lo cual ya causa preocupación en Bruselas ante las discrepancias ya conocidas que tienen los partidos de la Liga del Norte y el de Giorgia Meloni sobre la permanencia de Italia dentro de la Unión Europea. Asimismo, preocupa la situación de los migrantes ante un eventual retorno a las polémicas políticas anti migratorias, como las que implantó el líder de la Liga, Matteo Salvini, cuando era ministro del Interior en 2019, donde impidió el desembarco de miles de migrantes varados en las costas del sur italiano.
Durante casi 80 años de historia republicana Italia ha tenido diversas crisis política, donde ha sumado más de 70 gobiernos, y que estos no culminen su mandato porque en el camino las coaliciones políticas en el parlamento se han roto y llevado a nuevas elecciones, generando inestabilidad política y que las políticas emprendidas se paralicen. Hoy, una coalición de extrema derecha parece tener el camino libre para lograr un gobierno y plantear sus políticas, pero dependerá mucho que esa coalición entre los tres partidos políticos se mantenga durante todo el próximo quinquenio.