Entre riñas, nervios y bullanguero ruido como de costumbre, el telón se alza para el espectáculo más esperado del año. Las comparsas preparan sus despampanantes trajes y calientan sus voces, mientras los dueños del circo observan expectantes, al ritmo de un sonido melodioso que acompaña de fondo, el fruto de su trabajo.
Tras bambalinas, los magos, payasos, adivinos y domadores se preparan para lucirse en escena; todos con trayectorias e ideas distintas, pero con objetivos claros. El principal: ser la estrella del show. Así, preparan sus mejores coreografías para lograr cautivar a su público. Para tener éxito, no solo deben hacerlo bien, sino también deben dar la función de sus vidas. Una sola presentación podría definir su futuro como artistas.
Por supuesto, los elencos son biodiversos: siempre habrán algunos más talentosos que otros, más competitivos o más determinados. Lo cierto es que no hay nadie mejor que los dueños del circo para ver quién se queda y quién se va. Y es que quienes están tras bambalinas tienen más poder del que creen.
Pero supongamos por un momento que los dueños deben despedir cada 5 años a todos sus artistas: buenos y malos. Y tras los 5 años siguientes, lo mismo. Cualquiera estará de acuerdo en que en nada ayudará al elenco, y ni qué decir de los dueños, quienes estarán condenados a tener aficionados constantemente. ¿Y el público? Ellos tampoco se escapan. Con “saltimbanquis” habituales, es lógico que la baja calidad será una constante. Incluso los propios artistas no verán por qué mejorar: no importa qué hagan, vencido el contrato, se irán.
No es difícil darse cuenta de que el espectáculo será un desastre. Pero aterricémoslo. El show es la política; los artistas, nuestros congresistas; las presentaciones, su trabajo; los dueños, nosotros. Obligándolos a salir sin chistar, y sin permitir que se queden, no van a llevarnos a nada bueno.
Como en el espectáculo venido a menos, tendremos cada vez peores congresistas. Las consecuencias de las reformas propuestas por Tuesta y compañía las veremos de hoy en adelante. Preparémonos para un show que no podremos olvidar.