Columna: El Panóptico
El 11 de setiembre una fuente periodística me adelantó una noticia capaz de nublar la efeméride por los 20 años del atentado contra las torres gemelas. El genocida Abimael Guzmán Reynoso había fallecido. Pese a su delicado estado de salud durante los últimos meses, me pareció irreal y pensé que se trataba de una premisa que debía manejar con cautela. Pero salí de mi asombro al encender el televisor y ver su rostro miserable cubrir la pantalla. El titular era enfático. Había muerto el autor intelectual de las atrocidades más frívolas de nuestra historia seducido por ideologías nefastas, extremistas e inhumanas. El sujeto que ordenó ejecutar de la forma más cruel a niños, adultos y ancianos inocentes.
La agrupación que lideraba, Sendero Luminoso, escoria del Perú, fue capaz de colgar siete perros en semáforos de distintos cruces de calles del centro de la ciudad a cinco días de culminar el año 1980 bajo el mandato del arquitecto Fernando Belaúnde Terry. Debajo de los cruelmente asesinados animales había letreros que decían “Teng Siao Ping, Hijo de Perra” como una muestra de la violencia que ocasionaría más adelante en Lima.
A través del resentimiento social como base justificadora de los más cruentos asesinatos, manipuló ideológicamente a un sector poblacional para combatir a un enemigo, aunque corrieran ríos de sangre. Años más tarde del sangriento episodio, existieron profesores capaces de minimizar sus atrocidades, manipular e impartir desde la educación escolar como una doctrina la aversión y el repudio. En pleno siglo XXI, los electores decidieron sufragar por candidatos que mantienen investigaciones por apología al terrorismo: la agrupación que nos dejó una herida imborrable.
El actual gabinete ministerial continúa teniendo declaraciones deleznables y ha incidido en la crisis letal que se refleja en el país. Las empresas quiebran, el dólar sube, la inestabilidad política ahuyenta la inversión extranjera y los ministros persisten en su discurso apologético. Hace unos días conversé con el economista y gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), Diego Macera, sobre la posición del gobierno al atribuir la subida del dólar al efecto global. Sin embargo, me aseguró que este hecho es parcialmente cierto; debido a que no es suficiente para justificar el tipo de cambio más alto en la historia aún cuando el precio del cobre es alto.
No hay justificación para el gobierno y la última encuesta nacional de Ipsos Perú sobre las actitudes de la opinión pública, demuestra que el 83% está a favor de que los ministros que han tenido expresiones de simpatía hacia el grupo terrorista deben ser reemplazados. Se agotan las posibilidades en el tablero cerronista y se precipita la realidad advertida desde la campaña electoral. Ha muerto el líder máximo, ahora depende de nosotros sepultar a Sendero.