El espíritu del reformismo, impulsado por el gobierno de Martín Vizcarra en su mensaje del 28 de julio del año 2018, incorporó diversas reformas que pudieron contribuir a mejorar el sistema político y de administración de justicia en el país. Se pudo encaminar hacia una lucha frontal contra la corrupción institucionalizada, la cual denominó “Plan de integridad y lucha contra la corrupción 2018-2021”, creando la Secretaria de Integridad Pública. Se apuntó que esta institución se habría implementado en 8 entidades del Poder Ejecutivo, y se indicó la reactivación de 14 comisiones regionales anticorrupción, a fin de asegurar mecanismos de integridad. Sin embargo, hoy, en medio de la pandemia que ha sacudido al mundo, y principalmente al Perú (al ser uno de los países con mayores contagios y fallecidos a nivel mundial, según la consultora Vox Populi), observamos cómo la mentira se ha hecho una práctica grosera en el accionar de la política en el país del actual gobierno y de gobernantes anteriores. Además, hemos visto que, del reformismo requerido por la ciudadanía, a través de un apoyo contundente en el referéndum de noviembre del 2018, se mutó al populismo. Es lo que nosotros percibimos como una clara trasgresión de los gobernantes a cargo de nuestro Estado, en contra del derecho fundamental a la preservación de la vida, en tanto principio fundamental de nuestra carta magna. Dicha transgresión ocurrió al no entregarse los equipos de bioseguridad a nuestros médicos, enfermeras, policías, militares, y a todos aquellos que, en primera línea, perdieron la vida a fin de evitar mayores contagios. Desde luego, estas omisiones fueron producto de actos de corrupción que vienen siendo investigados en la Contraloría y en el Ministerio Publico, debido a la precariedad de un Estado incapaz e insensible respecto de las necesidades del sector salud y de nuestra población.
El último mensaje presidencial que tiene Martin Vizcarra, al dejar Palacio de Gobierno, debe ser claro sobre una política de Estado respecto a un “Plan de Protección y Producción en Tiempos de COVID-19”, a fin de promover un nuevo pacto social con los agentes económicos y políticos a través de una visión geopolítica Latinoamericana. Esta misma debe permitir unir esfuerzos en favor de la gran ciudadanía. Y, coincidiendo con la columna que escribió Henry Kissinger el 3 de abril en The Wall Street Journal, hoy es necesario un Gobierno eficiente y con visión de futuro para superar los obstáculos sin precedentes en magnitud y alcance global, manteniendo la confianza pública para la solidaridad social y la relación de las sociedades entre sí, para la paz y la estabilidad internacional. Por ello, vemos la necesidad de promover, ante la precariedad de una burocracia estatal que nos ha costado la vida de nuestros compatriotas, una ley que permita agilizar la donación del sector privado a los sectores vulnerables que se ven afectados por el COVID – 19 y, en razón a dicha contribución del sector privado, se emita un certificado de donación que permitirá un compromiso legítimo y genuino del sector público y privado, en favor de los grandes intereses nacionales. En ese sentido, se podrá salvar vidas y el sostenimiento de la cadena productiva como norte hacia la recuperación del empleo y la productividad.
El COVID-19 es un virus que ha enlutado a nuestra nación, y ha reflejado su dolor en la trágica escena de la señora Celia Capira, en Arequipa. Ella sintió en carne propia el desprecio de las autoridades, ante un volcán de indiferencia de funcionarios que no han entendido el altor honor y la labor que tiene la función pública en favor de las grandes mayorías. En América Latina, cuyos indicadores no son muy auspiciosos ante esta pandemia (salvo Uruguay), tiene el gran reto de construir un nuevo pacto social ante sus ciudadanos, uniendo voluntades y políticas de Estados a fin de sostener el bien jurídico que ha conseguido que los Estados logren su desarrollo, es decir, la democracia. Parafraseando a Rubén Blades, necesitamos una América unida y así juntos venceremos, una sola casa y un mañana de esperanza y libertad.
¡Feliz 28 de Julio!