El presidente de la república, Martín Vizcarra, y compañía (ministros) aparecen a diario asegurando que iremos superando progresivamente la crisis causada por el Covid-19. «A partir de mayo iremos retomando actividades de manera paulatina», decía días atrás en conferencia de prensa.
La cuarentena se extiende y los «críticos» que «no deben criticar en tiempos de crisis» seguimos preguntándonos: ¿de qué sirve extender la cuarentena si seguimos empeorando?
Algunos me dirán que permite la contención del virus. Sin embargo, lo demostrado por el crecimiento del porcentaje de confirmados con respecto al número de pruebas de descarte realizadas dice lo contrario.
El 16 de marzo se confirmaron 15 nuevos casos y se sumaban 493 pruebas de descarte al total. El 3% de pruebas habían dado positivo. Luego, 30 de marzo, al inicio de la primera extensión de la cuarentena, se anunciaban 98 nuevos infectados y 783 test de descarte realizados, el 12.5% de pruebas fueron positivas. Al inicio de la segunda extensión del confinamiento, con las pruebas serológicas (rápidas) ya incorporadas, se sumaron 2,265 casos y 21,220 exámenes a la suma total, el 10.7% fueron positivos.
Los datos mencionados solo confirman sospechas: el confinamiento no ha sido funcional. La propagación del virus de Wuhan siguió, quizás, por el desacato de la medida, como se refiere usualmente Vizcarra. El último reporte del Ministerio del Interior reportaba más de 50,000 detenidos por incumplir el aislamiento social obligatorio.
El porcentaje de confirmados respecto a las pruebas realizadas continúa en aumento y si se ve reducido es por la cantidad de falsos negativos que dan las pruebas rápidas. Un caso que aclara esto es el del legislador José Luna Morales, quien dio tres falsos negativos a tests serológicos. ¿Se habrá sumado esto al total de pruebas realizadas?
Esta no es la única razón por la que no es razonable que el Gobierno, bajo las formas en las que se viene manejando la cuarentena, extienda la misma. No se ha realizado un seguimiento a las personas con las que los pacientes de Covid-19 tuvieron contacto.
Sin un seguimiento adecuado de los posibles contagiados -que es parte de la estrategia surcoreana que Zamora decía seguir- no tendremos una idea de cuántos asintomáticos tenemos. Sin ello, la cuarentena jamás podría terminar, porque no hay forma de aislar a quienes no sabemos que están infectados. «Testear y aislar», dice la OMS que es la medida más adecuada para combatir la pandemia.
Ahora, se quiere seguir con la cuarentena para que no colapse el sistema de salud -que ya está colapsado-; no obstante, compran ventiladores mecánicos (VM) incompletos para las unidades de cuidados intensivos (en el hospital de Ate llegaron 25 VM para las UCI y todos estaban incompletos), ergo, no tenemos suficientes camas preparadas para los pacientes más críticos y en casi 6 semanas no se ha logrado mejorar el panorama.
Continuamos con la cuarentena, pero un ministro de Salud pide equivaler las pruebas rápidas que evidencian falsos negativos sin control, generando que el contagio continúe. «Proponemos que las pruebas rápidas (serológicas) sean equivalentes a las moleculares», indicaba el ilustre ministro de Salud Víctor Zamora.
Esta cuarentena ha sido desaprovechada y ahora también alargada (por tercera vez), con ella también se extiende la ineficiencia e ineficacia de un Estado que nunca asumió el rol de prever, sino de reaccionar.
Vizcarra, Zamora, Zeballos y demás (salvo un par de excepciones honrosas del Gabinete) continuaran con el show de ‘Aló presidente’; mas con ellos, la pandemia y una cuarentena que cuesta miles de empleos, un decrecimiento económico, el regreso de millones a la pobreza y el quiebre de miles de empresas. Todo podría ser por nada si no se saca provecho de la cuarentena.
Menos aplausos y más acción, presidente.