Luego de varias conversaciones académicas y otras no tan académicas, noté que el concepto “deporte” se toma tan a la ligera que muchas veces nos referimos a este como el típico “voy hacer mi deporte” y vemos a esa persona caminar alrededor de un parque o por las calles de su barrio durante 30 minutos. Si salimos a correr vueltas a la manzana, trotar en un estadio o complejo deportivo por voluntad propia y al ritmo que uno mismo se imponga no es deporte, es actividad física. Si jugamos unos tiros al arco a corta, mediana o larga distancia o rondos (camotito), es actividad física. Si salimos a remar, cazar, pescar, motear y todo como una ocasión de divertimiento implica actividad física. Un voleo tradicional en la pista de la cuadra entre varias personas, sean mayores o menores es actividad física. Yendo a niveles más elementales de la actividad física podemos hablar de juegos como las escondidas, kiwi, bata, la chapada, etc. todas son actividades físicas, y así un sinnúmero de ejemplos de nuestro día a día.
Por otro lado, si participas en la maratón 5K que recorre algún distrito de la ciudad, organizada por alguna empresa -previa inscripción- por lo que recibes tu polo, tu etiqueta numerada y el domingo estás en la partida de dicha competencia, vas hacer deporte o si juegas voleibol por el salón de tu hijo en el torneo interno del colegio, es hacer deporte. Por lo tanto, “todo deporte es actividad física, pero no toda actividad física es deporte”. Entonces, la Actividad Física es aquel esfuerzo físico y mental por el que un ser humano desarrolla una conducta con fines lúdicos o recreativos, que busca lograr estar apto sicosomáticamente. También puede ser tomado como aquel movimiento corporal desarrollado por los músculos esqueléticos y que ello genere un consumo de energía que debe ser repuesto, al finalizar la actividad. Si a la actividad física le damos un orden (reglas obligatorias de cumplimiento), competencia, propósito común, donde destaque la habilidad, la fuerza física y/o la destreza, estamos hablando de deporte. Con el afán de aclarar estos puntos, precisar las definiciones y resumir las mismas, es importante darle al deporte y a la actividad física el lugar que le corresponde ya que, en los distintos manuales, leyes, reglamentos y demás catálogos existentes para regular el deporte en el Perú, no hay una uniformidad de criterios ni de conceptos y vuelve el deporte a ser maltratado, doctrinariamente.
Para ahondar en el tema e ingresar a temas legales-deportivos, pero meramente enunciativos, señalo el concepto de deporte de la misma Ley de Promoción y Desarrollo, indicando que deporte es la actividad física que se promueve como un factor importante para la recreación, la mejora de la salud, la renovación y desarrollo de potencialidades físicas, mentales y espirituales del ser humano, mediante la participación y sana competencia en todas sus disciplinas deportivas y recreativas. En la misma línea, cito la definición de “deportista” que indica la misma Ley, tratándose de una persona que practica una o más disciplinas deportivas, de acuerdo a sus normas y reglamentos, tiene un permanente espíritu de superación y mantiene una conducta ejemplar de acorde con la filosofía del deporte. Como se puede apreciar con claridad, es sencillo lograr la separación entre actividad física y deporte, y estas con actividad deportiva, siendo esta última el uso del cuerpo y la siquis para poder hacer movimientos clásicos o determinados de ciertos deportes. Por ejemplo, si pateamos penales no dentro de un partido sino como entrenamiento o ensayo, es una actividad deportiva. Entrenamos saques tanto en paleta frontón, tenis o voleibol, tanto masculino como femenino es actividad deportiva.
El deporte es un mundo ya conocido, un mundo de muchas emociones que nos permite compartir con otras personas el juego, el espectáculo, la visión, la misión, la actitud, la aptitud y muchas otras cosas que inclusive en el mismo espacio y tiempo, unos lo ven de una y otros de distinta manera, habiendo una ciencia detrás de todo ese esfuerzo tanto para los atletas como para quienes guían a estos atletas que son sus cuerpos técnicos donde se atiende el músculo, el movimiento, la alimentación y la salud emocional hoy bastante trastocada dada esta pandemia que ha relegado al Deporte más no así a la actividad física. La parte emocional no ha sido tratada como debiera y es –desde mi punto de vista- la más importante y poco entrenada en nuestro país hasta que el profesor Gareca –por citar al deporte más conocido- lideró un cambio y trajo sicólogos para detectar cómo la técnica y el físico sucumben ante lo espiritual o emocional. Descubrió el problema y lo enfrentó y así pudimos ir a Asunción, Buenos Aires y Quito a lograr metas que sirvieron para la clasificación a la Copa del Mundo Rusia 2018. Y, para terminar, describiré un hecho odioso pero real. Era 1988 en Korea del Sur. Seúl había organizado los Juegos Olímpicos de verano y la selección peruana femenina de voleibol estaba en la final, por lo que disputaba la medalla de oro. Perú había ganado los 2 primeros sets, en aquella época eran sets de 15 puntos con rotación.
El rival era la poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Los 3 siguientes sets Perú los perdió y no pudimos obtener la medalla de oro. ¿Qué les pasó a nuestras atletas? Muchos consideran que el cansancio de todos los partidos nos pasó factura; otros más osados nos hablan de un recojo emocional también conocido como bajoneo o miedo a ganar. Es obvio que dicho sexteto liderado por Cecilia Tait no tiene nada de bajoneado, pero un deporte de equipo importa el equipo, importa el todo y todos deben estar sintonizados en el mismo canal para enfrentar una realidad pesada como puede ser la final olímpica de uno de los deportes más populares del mundo y el segundo en el Perú. Y sin ánimo de polemizar, lo que ocurría era más un fenómeno emocional que físico, lo que los expertos en esa materia podrían decirlo con mayor detalle. Este es el deporte y sus matices.