El viernes 5 de abril, Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador, enfrentó un giro dramático en su situación legal. Las autoridades ecuatorianas lo detuvieron en la Embajada de México en Quito, donde se refugiaba después de recibir asilo político del gobierno mexicano. Glas, acusado de corrupción y malversación de fondos públicos, se vio envuelto en una nueva controversia que sacudió tanto a Ecuador como a México.
La Policía Nacional ecuatoriana trepó por los muros de la sede diplomática mexicana para capturar a Glas. Acción denunciada por el jefe de Cancillería y Asuntos Políticos de la Embajada, Roberto Canseco, como algo “totalmente inaceptable, es la barbarie”.
Canseco relató en declaraciones a periodistas que los policías ecuatorianos irrumpieron en la Embajada y agredieron al personal de guardia de la sede diplomática. Según sus declaraciones no hubo ningún aviso previo sobre el ingreso de la policía. “Esto es fuera de toda norma, y lo están haciendo porque (Glas) es una persona perseguida, como lo podemos constatar el día de hoy”, afirmó.
México rompe relaciones con Ecuador
“He instruido a nuestra canciller (Alicia Bárcena) que emita un comunicado sobre este hecho autoritario, proceda de manera legal y de inmediato declare la suspensión de relaciones diplomáticas con el Gobierno de Ecuador”, anunció el presidente mexicano, López Obrador, luego de que el gobierno ecuatoriano anunciara a través de un comunicado en redes sociales la detención de Glas.
Además, este suceso se produjo en medio de un memento de alta tensión diplomática entre ambas naciones, pues el gobierno del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, había expulsado a las embajadora mexicana por unas declaraciones de López Obrador sobre el asesinato del candidato Fernando Villavicencio y el efecto en los comicios ganados por Noboa, el cual era un joven empresario de 36 años.
Por otro lado, el gobierno ecuatoriano propuso la idea de ingresar a la embajada mexicana para detener a Glas desde hace semanas. A finales de febrero, solicitaron permiso a la embajadora Raquel Serur para llevar a cabo esta acción. Sin embargo, el gobierno de México denegó esta solicitud de inmediato.
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El Gobierno ecuatoriano etiqueta a Glas de «delincuente»
En un comunicado, el Gobierno ecuatoriano afirmó que “ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político” y que Glas “ha sido condenado con sentencia ejecutoriada (en firme) y contaba con disposición de captura emitida por las autoridades competentes”.
Además, se aseguró que esta decisión corresponde al abuso «de las inmunidades y privilegios concedidos a la misión diplomática”, ya que México ha concedido el asilo a Glas, “contrario al marco jurídico convencional».
“Toda Embajada tiene una sola finalidad: servir como un espacio diplomático con el objetivo de estrechar las relaciones entre los países”, señaló el presidente ecuatoriano antes de manifestar que “Ecuador es un país soberano y no vamos a permitir que ningún delincuente quede en la impunidad”. El cual también reiteró “respeto al pueblo mexicano que comparte nuestro sentir por la lucha contra la corrupción que afecta a neutros países”.