El 79º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, convocado en medio de crecientes tensiones y múltiples crisis, ha puesto de manifiesto las profundas divisiones entre los líderes mundiales. La reunión de este año destacó el impacto devastador de dos grandes conflictos: la guerra en Ucrania y la escalada de violencia en Gaza. Ambos conflictos marcaron el tono de los debates, que pasaron de enfocarse en la cooperación global a centrarse en la seguridad, la soberanía territorial y el derecho internacional.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, dio inicio a las sesiones con un llamamiento urgente a la reforma y un reconocimiento de los conflictos mundiales. Abordó de manera directa la crisis humanitaria en Gaza, señalando: «La velocidad y la escala de la matanza y la destrucción no se parecen a nada que haya visto en mis años como Secretario General». Subrayó que tanto los ataques de Hamás como el castigo colectivo hacia los palestinos son inaceptables y lamentó la pérdida de más de 200 miembros del personal de la ONU en Gaza. Guterres también instó a abordar la creciente desigualdad, atribuyéndola a desequilibrios históricos de poder, y señaló que es imperativo enfrentar este problema para evitar una mayor fragmentación global.
La guerra en Ucrania: Una prueba para el orden internacional
Uno de los temas centrales de la Asamblea fue la guerra en Ucrania, que ya ha entrado en su tercer año. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, pronunció un enérgico discurso solicitando el apoyo internacional para defender a su país de la agresión rusa. Subrayó las consecuencias globales de la invasión, enmarcando el conflicto no solo como una disputa regional, sino como un ataque a los principios fundamentales del derecho internacional. «La guerra en Ucrania no es solo una cuestión de fronteras o soberanía, sino que afecta el futuro del orden internacional», declaró Zelensky, advirtiendo que la inacción solo fortalecería a los regímenes autoritarios.
Los países occidentales, liderados por Estados Unidos y la Unión Europea, han mantenido firme su apoyo a Ucrania. El presidente estadounidense, Joe Biden, reafirmó este compromiso, declarando: «Estamos con Ucrania porque, si las naciones pueden violar la integridad territorial con impunidad, veremos más inestabilidad en todos los rincones del mundo».
Sin embargo, la unidad de apoyo a Ucrania está mostrando signos de tensión. Muchos países del Sur Global, especialmente en África y América Latina, han expresado su preocupación por la atención desproporcionada al conflicto. Líderes como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva han instado a prestar más atención a problemas como la pobreza, el cambio climático y la desigualdad económica. «El mundo no puede verse únicamente a través de la lente de una guerra europea», señaló Lula, subrayando la necesidad de un enfoque más equilibrado hacia las crisis globales.
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Gaza y Oriente Medio: Escalada de la violencia y dilemas
Simultáneamente, el conflicto en Gaza se ha reavivado con una ferocidad sin precedentes, convirtiéndose en uno de los episodios más sangrientos del conflicto palestino-israelí. La violencia, exacerbada tras los últimos ataques de Hamás y la respuesta militar de Israel, ha provocado condenas internacionales y llamados urgentes a un alto el fuego. En su discurso, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que intervenga en lo que describió como una «catástrofe humanitaria» en Gaza. Abbas condenó las acciones de Israel como crímenes de guerra y reiteró su llamado a una solución de dos Estados que garantice a los palestinos plena soberanía.
Además, la violencia entre Israel y Hezbollah, la milicia libanesa respaldada por Irán, se ha intensificado en la última semana, con ataques de represalia en la frontera libanesa. Los líderes de Hezbollah han prometido seguir atacando hasta que se alcance un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, su aliado en Gaza. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 40.000 personas han muerto en los primeros 11 meses de guerra, sin distinción entre civiles y combatientes.
En este contexto, el rey de Jordania advirtió que su país no aceptará ser «una patria alternativa para los palestinos», recordando que el desplazamiento forzoso de estos sería un crimen de guerra. Su discurso estuvo fuertemente marcado por la necesidad de mantener la estabilidad del reino hachemita, consciente de que la mitad de la población jordana es de origen palestino.
El conflicto climático y la voz del Sur Global
Luiz Inácio Lula da Silva, primer orador de la Asamblea como es costumbre, hizo un llamado a la acción multilateral frente a la crisis climática. Mencionó las severas inundaciones y la peor sequía en la Amazonía en 45 años, afirmando que Brasil tiene soberanía sobre sus políticas ambientales. Al mismo tiempo, subrayó que la cooperación internacional es crucial para abordar la crisis climática, especialmente con miras a la COP30, que se celebrará en Brasil el próximo año.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, ofreció un discurso confrontativo, criticando al capitalismo por sus efectos devastadores sobre el medio ambiente. Propuso cambiar deuda por acción climática, en una discusión que continuará en la COP de Cali y el G20 en Río de Janeiro.
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Fragmentación en la respuesta global
La Asamblea General de la ONU ha servido históricamente como una plataforma para el diálogo global, pero este año ha resaltado las crecientes fisuras geopolíticas. Los países del Sur Global, frustrados por ser marginados en temas clave, exigieron una mayor equidad en la respuesta internacional. Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, denunció la hipocresía de la comunidad internacional, que responde de manera desigual a las crisis en función de sus intereses.
Finalmente, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no abordó varios temas cruciales, como los vínculos de Irán con la guerra en Oriente Medio y su apoyo militar a Rusia. La defensa de la política exterior estadounidense ha sido duramente criticada, en particular por el respaldo continuo a Israel.