El arresto de Pavel Durov, fundador de Telegram, ha resonado desde Silicon Valley hasta Bruselas, intensificando el debate sobre la privacidad, la regulación de plataformas digitales y la responsabilidad corporativa en la lucha contra el crimen. El sábado pasado, Durov fue detenido en el aeropuerto de Le Bourget, cerca de París, en un movimiento que refleja la creciente presión sobre Telegram por no cooperar con las autoridades en la entrega de datos de usuarios vinculados a actividades ilegales. Este caso plantea preguntas críticas sobre hasta dónde pueden llegar los gobiernos para regular el ciberespacio. Aquí te contamos los detalles.
Detalles del arresto de Durov
Pavel Durov, de 39 años, viajaba en un jet privado desde Bakú, Azerbaiyán, cuando por las autoridades francesas lo interceptaron al aterrizar. Su arresto se enmarca en una investigación sobre el rol de Telegram en la posible facilitación de actividades delictivas, aprovechando sus estrictas políticas de privacidad. El equipo legal de Durov ha rechazado las acusaciones, asegurando que la plataforma opera conforme a las normativas europeas y que no cabe responsabilizar a la compañía o a su fundador por las acciones de sus usuarios.
Las acusaciones formales tocan varios aspectos críticos de la seguridad en plataformas digitales. A Durov se le imputa fraude, con Telegram señalado como un canal recurrente para actividades ilícitas, aunque los detalles específicos de los casos aún no se revelan. También enfrenta cargos por tráfico de drogas, ya que la plataforma se habría utilizado para la venta y distribución de sustancias ilegales, beneficiándose de sus políticas de privacidad que garantizan el anonimato de los traficantes. Además, se le cuestiona no haber implementado medidas eficaces para combatir la difusión de contenidos terroristas, utilizados supuestamente para coordinar y promover actividades extremistas.
El gobierno francés ha subrayado que la detención de Durov no responde a motivaciones políticas. El presidente Macron ha insistido en que el arresto es parte de un esfuerzo para combatir el uso de plataformas digitales en actividades criminales, sin relación con las tensiones geopolíticas entre Rusia y Occidente. Telegram, por su parte, ha defendido su posición de manera enérgica. En un comunicado tras la detención, la compañía reafirmó su adhesión a las leyes de la Unión Europea y destacó sus prácticas de moderación de contenido. Argumenta que su política de privacidad, que incluye la protección de los datos personales y la moderación limitada de los chats privados, cumple con los estándares del sector, rechazando cualquier responsabilidad por el mal uso de la plataforma por parte de terceros.
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Telegram: Una moderación insuficiente y cuestionada
Telegram fue lanzado en 2013 por Pavel y Nikolai Durov y se ha convertido en una de las plataformas más influyentes en regiones como Rusia, Ucrania y otras exrepúblicas soviéticas. Con cerca de 950 millones de usuarios activos al mes, se ha posicionado como un espacio de debate digital, pero también como un terreno fértil para el abuso y la desinformación. Aunque Telegram se promueve como una plataforma que prioriza la privacidad, sus chats no están cifrados de extremo a extremo de manera predeterminada, lo que lo diferencia de aplicaciones como WhatsApp o Signal.
Además, Telegram no publica informes de transparencia como Facebook, Instagram o TikTok, y su estructura de datos distribuye la información de los usuarios en múltiples centros de datos globales, lo que complica las solicitudes de datos por parte de gobiernos y autoridades. A diferencia de otras plataformas, Telegram solo cuenta con alrededor de 50 empleados a tiempo completo para moderar contenido. En comparación, Facebook, con casi 3,000 millones de usuarios, emplea a 15,000 moderadores.
Supervisión limitada de la UE
Telegram tiene 41 millones de usuarios en la Unión Europea, una cifra que está por debajo del umbral de 45 millones necesario para que la Ley de Servicios Digitales del bloque pueda regularlos. Esto significa que la plataforma no se considera una de las más grandes en línea. Por lo tanto, no está sujeta a las normas más estrictas de transparencia y moderación de contenido que afectan a otras redes sociales de mayor tamaño dentro del bloque.
Un informe del Stanford Internet Observatory en 2023 reveló que Telegram no cumple ni siquiera con los controles básicos de contenido en sus canales públicos, señalando la detección y reporte de material conocido de abuso sexual infantil a través de sus sistemas. Brian Fishman, exdirector de políticas contra el terrorismo y organizaciones peligrosas en Meta, describió a Telegram en la app Threads como un “centro clave para ISIS” y destacó que su enfoque no es una “moderación de contenido ligera”, sino algo completamente diferente.
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Estructura global dificulta el acceso a la información
Aunque Telegram puede acceder al contenido de los mensajes privados, lo que podría convertirla en una valiosa fuente de información para las autoridades, su estructura de almacenamiento de datos dificulta que los estados soliciten esta información. La plataforma distribuye los datos de chat en centros globales, gestionados por diversas entidades legales en diferentes jurisdicciones. Esto significa que para obligar a Telegram a entregar datos, serían necesarios documentos judiciales de varios países.
Telegram sostiene que su estructura garantiza que ningún gobierno o bloque de países pueda comprometer la privacidad y la libertad de expresión de sus usuarios. La empresa asegura que solo podría ser obligada a entregar datos en casos que sean lo suficientemente graves y universales como para superar el escrutinio de varios sistemas legales.