El último reporte de inflación del BCRP ubica a las exportaciones en positivo. Esta tuvo un aumento desde US$ 28 747 millones, entre enero y setiembre de 2020, a US$ 45 050 millones en el periodo de análisis. Los motivos son principalmente por la recuperación de la actividad económica y los precios de metales industriales. Las exportaciones no tradicionales también sufrieron un aumento en el mismo período. Sin embargo, la cuenta corriente en general sufrió un deficit mayor a consecuencia de la renta de factores y el nivel de importaciones. Debido a la actividad económica, se espera un nivel mayor de las importaciones aminorando el efecto positivo del volumen importado.
Para 2022, se espera un superávit comercial de US$ 15 588 millones, monto menor en US$ 2 047 millones al proyectado en el reporte previo. Esto se explica por la proyección de un precio más elevado de los insumos. Para el 2023, se espera un mayor superavit, principalmente motivado por el nivel de exportaciones. En la cuenta financiera, se tiene una ligera recuperación en el último tramo de la inversión directa. Pese a todo ello, a niveles acumulados el capital a corto plazo presentará la fuga más grande de su historia desde 1950.
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El cobre en lo más alto
Distintos eventos a lo largo de los meses, como la crisis energética y problemas de la cadena de suministros, contrajeron tanto la oferta (por una adaptación más lenta según el FMI; como la demanda por rebrotes y nuevas cepas de coronavirus en los países demandantes. Debido al mayor impacto de lo primero mencionado, el precio del cobre se ha mantenido muy al alza. Esto favoreció nuestras exportaciones y los terminos de intercambio. Según el BCRP, las proyecciones indican que la crisis energética mantendrá a la oferta limitada en el 2022, mostrando recien una moderación en el 2023.
Cabe resaltar que estos reportes se ajustan cada periodo según la coyuntura nacional e internacional. Por ejemplo, la contracción de la oferta puede presionar más al alza al cobre y otros metales por eventos como Las Bambas o lo recien acontecido en Chile.
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La otra cara de la moneda
Dentro de los mismos términos de intercambio, el precio promedio de las importaciones presiona al alza debido a los precios de los combustibles. La crisis energética presiona de esa forma a los insumos de bienes como trigo y demás. Todo esto a causa del precio del petróleo que alcanzó una rapida recuperación de su demanda. Por lo tanto, los fertilizantes y alimentos importados se verían afectados. Estos mostrarán una estabilización apenas para 2023, manteniendose en las mismas condiciones. Todo ello puede revertir el efecto de las exportaciones.
Este año, la Navidad promete ser una de las más caras. Esto refleja un problema para los próximos años. Según la OMC, el transporte marítimo representa el 90% del comercio mundial. El aumento de los costos de transporte, indudablemente impactará en la actividad económica. El panorama actual del comercio internacional sufre las consecuencias de altos costos por financiación pro descarbonización.
Es probable que los costes del transporte marítimo sigan siendo elevados en 2022, ya que los inversores y los organismos reguladores se esfuerzan por acelerar la descarbonización del sector del transporte marítimo y las empresas se enfrentan a la financiación ecológica, según las fuentes del World Energy Trade. Por tanto, el comercio internacional se enfrenta a un problema no solo estructural, sino ambiental.
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