A lo largo de la última década, la economía peruana ha sido una de las de más rápido crecimiento en la región, con una tasa de crecimiento promedio de 5.9% en un contexto de baja inflación. El entorno favorable y las políticas apropiadas lograron que el país liderara el crecimiento a lo largo de la última década. Sin embargo a veces se suelen ignorar eventos que nos afectan cada día. Durante la última semana juramentó un nuevo gabinete a solo cuatro días del último anunciado, asimismo más problemáticas sociales se hicieron notar. ¿Qué nos espera este año?
¿Más nombramientos son más desequilibrios?
Según el IPE, la institucionalidad es un requisito fundamental para la economía; y como no, pues la confianza entre los agentes hace posible que inviertan en nosotros, o te compren a ti. En el Perú tenemos al Banco Central, por ejemplo. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Perú aplicó uno de los mayores paquetes en el mundo para dar respuesta a la pandemia (19,6% del PBI), por encima de sus pares regionales como Chile (16,6%), Brasil (15,4%), Colombia (10,4%) y México (1,9%).
Ello nos muestra a algunas instituciones con mayor fortaleza, aunque no todas sean así. El desempeño de las instituciones presenta debilidades que lograron posicionar al país 11 puestos más abajo en el índice de corrupción; y posiblemente ahuyentar más inversión al reconocernos como un buen incumplidor de contratos en un ranking del Banco Mundial. Un estudio publicado por el IMF enuncia que un cambio de gabinete adicional por año podría reducir el crecimiento del PBI per cápita en 2,4 puntos porcentuales, debido a que la inestabilidad política deteriora la productividad y la acumulación de capital humano en el gobierno. Cambiar el gabinete por cuarta vez no pasa por alto y los efectos podrían incluso empeorar.
LEE TAMBIÉN: Carente de prosperidad y atractivo empresarial: Lima ocupa el último puesto en ranking latinoamericano
LEE TAMBIÉN: Presunta estafa: no inviertas en el Banco de Crédito del Perú sin leer esto
¿Qué debemos hacer entonces?
Algunos medios apuntan a que el crecimiento del Perú liderará la región, sin embargo esta afirmación peca de incompleta. El crecimiento es heterogéneo, y entre tantas cifras, la verdad es muy distinta. Al segundo semestre del año, podremos disfrutar de mayores tasas de crecimiento, pues la principal amenaza de Latinoamerica es influenciada por la crisis global de oferta. Fuera de esto, nuestro crecimiento se mantiene variable. Según Elmer Cuba, socio de Macroconsult, «el crecimiento proyectado para este año es de 3%, aunque la sensación de los negocios será de 1%».
No solo hablamos del producto, ya que las exportaciones crecerán en 12%, aunque la demanda interna solo lo haga en 1%. Un número positivo del 3% es solo una máscara del impacto real de nuestra inestabilidad, reflejada en la expectativa de crecimiento de la inversión de -5%, un monto difícil de complicarse pues ya estamos bastante bajos. Una economía sin inversión es una economía estancada.
Según el Banco Mundial, [para crecer] quienes nos gobiernan deben concentrarse en políticas de inclusión financiera y formalización, regulación ambiental y social, promover competencia y modernizar el sector eléctrico. En cuanto a la regulación ambiental nos queda un mal sabor de boca por los casos de Repsol y las constantes paralizaciones mineras. Modernizar el sector eléctrico será posible mientras exista un orden en cuanto al gas natural y se sepa responder a demanda presente. Pertenecer a la OCDE por otro lado nos obliga a elevar nuestros estándares y el trabajo de Indecopi da toda la pinta que estamos cerca de ello. Por último, inclusión y formolización. Quizás esta sea la medida más importante, misma que parte como compromiso del próximo ministro.