El vóley en el Perú siempre ha sido un deporte de referencia para muchos aficionados. Cuando le preguntas a un peruano cuáles son los deportes con mayor imagen o reconocimiento en su nación, lo más seguro es que, después del fútbol, te diga que el vóley es el más importante. Recuerdo colocar la programación de ‘América Latina’ solo para ver a las voleibolistas peruanas enfrentarse a grandes selecciones como Cuba, República Dominicana y Brasil en apasionantes campeonatos.
No obstante, la Federación Peruana de Vóley (FPV) no atraviesa su mejor momento, y dicho deporte en cuestión se tambalea en una cuerda floja como fruto del mal trabajo dirigencial en los últimos años. En los Juegos Panamericanos 2019, en Lima, el combinado nacional de Vóley mostró un desempeño que invitaba a lamentarse antes que alegrarse. La decepción fue tal, que Natalia Málaga se mostró muy crítica y declaró que «no hay una preparación previa o modelo de trabajo».
Akira Kato: los primeros años dorados
La era de Akira Kato (1965) es, probablemente, la más importante en la historia del vóley peruano. Para esto, Perú mantenía un buen crecimiento, compartiendo podios con Uruguay y Brasil. El entrenador japonés llega tras una invitación de la FPV, con una fusión de técnicas trabajadas en continente asiático y europeo. Así es como la Selección Peruana de Vóley emplearía la rapidez, potencia, firmeza y técnica en su juego.
Los frutos del trabajo del entrenador llegaron un par de años después, cuando Perú ganó el campeonato sudamericano de 1967 contra Brasil, el máximo rival. Dicho título, además, supuso el inicio de una hegemonía continental hasta el año 1993. En todo ese periodo de tiempo, la Selección Peruana de Vóley disputó 15 torneos sudamericanos, de los cuáles ganó 12. De hecho, y para dimensionar el éxito logrado por las peruanas, es necesario tener en cuenta que 5 títulos fueron conseguidos de manera consecutiva (desde 1971 a 1979). Las chicas mostraban un nivel brillante y esto no pasó desapercibido en el mundo del vóley.
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Ahora bien, los éxitos no se detuvieron en este punto. Los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 terminaron de reflejar el potencial peruano. La ventana del éxito, como dirían algunos. En realidad, la gran mayoría de críticos considera que esta competición reflejó el nivel más alto de las voleibolistas de nuestra selección. El trabajo y la disciplina del maestro Akira Kato les permitió perfeccionar gradualmente la técnica y velocidad, logrando el mejor promedio de bloqueo con una talla muy por debajo de la media mundial. En dichos juegos, Perú, lamentablemente, se quedó con la medalla de plata tras un icónico juego ante la URSS, más fueron recibidas con orgullo. Perú fue el primer país sudamericano en llegar a una final de Juegos Olímpicos.
Finalmente, y a lo largo de todo el entrenamiento del míster japonés, se consiguieron otros logros icónicos como la plata y el bronce en los campeonatos mundiales de 1982 y 1986 respectivamente, además de las medallas de plata y bronce en los juegos panamericanos de 1979, 1987, 1983 y 1991.
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Natalia Málaga: la revancha del vóley peruano
Tras el retiro de jugadoras y comando técnico, la FPV, en 2001, también sería sancionada e inhabilitada de participar en competencias internacionales hasta el 2003. En ese contexto, Natalia Málaga se colocó el buzo ‘Blanquirrojo’ y tomó el control del equipo femenino. Su gran trabajo se hizo notar poco tiempo después. El equipo volvió al buen juego. Le hizo frente a grandes selecciones como Cuba, República Dominicana y, como no podía faltar, Brasil. Todo esto, de la mano de grandes jugadoras como Ángela Leyva, a quien reconocemos rápidamente cuando de vóley se trata.
Al poco tiempo de dirigir la selección, Natalia se hizo con su primera medalla internacional oficial en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur 2010, derrotando a Japón y consiguiendo el bronce. Ese mismo año, también consiguió el subcampeonato en el Sudamericano Juvenil de Colombia. El hincha peruano notó el potencial de un equipo rejuvenecido y las ilusiones fueron renovadas.
En 2011, consiguió el oro en la Copa Panamericana sub-20. En el 2012, consiguió la medalla de plata en el campeonato sudamericano sub-20, así como una medalla de oro en el campeonato sudamericano sub-18. Este último título llevó consigo la clasificación al campeonato mundial sub-18 realizado en Tailandia, donde quedaron en el cuarto lugar. No obstante, la mayor alegría sería la obtención de la sexta medalla de oro en los Juegos Bolivarianos 2013, cuando Perú derrotó por 3-0 a Venezuela.
La afición y el vóley volvieron a unir sus caminos. Así es como la que consiguió muchos éxitos como jugadora también lo hizo como entrenadora. Levantó a una nueva generación de deportistas y le dio una revancha al vóley peruano.
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Juegos Panamericanos Junior 2021: una nueva esperanza
En los últimos años en lo que respecta a este deporte, y como se señaló con anterioridad, se dio paso a una crisis dirigencial que afectó directamente al ámbito deportivo y económico. Además de las deudas, el modelo que se implementó por años y llevó a varios éxitos pasó a ser algo anticuado. No estaba al nivel de las grandes selecciones. Perú, nuevamente, se volvió a quedar atrás. Como en todo deporte, las metodologías se reinventan, y nuestra selección no lo hizo.
No obstante, volvió a aparecer ese destello de luz que simboliza la esperanza. Los Juegos Panamericanos Junior 2021 Cali-Valle fueron un despegue para las seleccionadas. Con un equipo totalmente renovado, la Selección Peruana quedó en segundo lugar y se llevó la medalla de plata tras caer en un partido muy disputado ante su similar de Brasil.
Pese al resultado, Perú mostró una buena imagen que invita a la ilusión. Si bien no se ha demostrado nada aún, las seleccionadas de vóley consiguieron una medalla más, dejando en claro que hay hambre de victoria ante cualquier rival. Falta mucho para alcanzar el mejor nivel, pero esperemos que este sea el camino de un tesoro que se abandonó hace mucho tiempo.