Cada vez quedan menos jugadores románticos en el fútbol. En la época de multimillonarios contratos y proyectos ambiciosos, la lealtad prácticamente se ha desvanecido; aunque siempre hay algunos casos excepcionales como el de Marco Reus (Dortmund 1989). Si bien él no entra en el selecto grupo de ‘One Club Man’, sí que lo hace en el de ‘caballeros de élite’ del balompié. Y lo está tanto por la elegancia con la que juega este deporte como por su solida relación con el Borussia Dortmund. Siempre respetuosa; siempre eterna.
Ni marcharse con la cabeza cabizbaja a los 19 años del club de su vida evitó que sus sentimientos desaparezcan. Al contrario, sirvió de motivación. Entendió que uno para reconquistar primero debe demostrar ser digno de ello. Lo logró con creces. Una vez cumplido el objetivo de vestir la camiseta de sus sueños, el tiempo ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. 346 partidos después, Reus acaba de llegar a su gol 151, en una campaña donde continúa expresando su inquebrantable compromiso con el Dortmund. Después de haberlo vivido todo, no iba a ser para menos.
Una leyenda forjada entre glorias, lágrimas y amor
La devoción del admirado futbolista alemán por el equipo del Ruhr está fuera de toda duda. Ni cuando estaba al servicio del RoT Weiss Ahlen o el Borussia Mönchengladbach pensó en triunfar fuera del Signal Iduna Park. Bien lo sabía un carismático entrenador de gafas, gorra y sonrisa contagiosa que le abrió las puertas. Jürgen Klopp conocía de la ilusión del joven Reus por triunfar como ‘borusser’ y le dio galones en un conjunto que por aquel entonces dominaba Alemania. Con él galopando en banda izquierda -como bien aprendió de Lucien Favre en el ‘otro Borussia’-, el Dortmund casi alza el máximo entorchado europeo. Nadie como Marco habrá sufrido más aquella noche en Wembley. No obstante, entre lágrimas, se selló un juramento que prevalece.
En el famoso tren de Dortmund a Münich, Reus es el único pasajero que ha visto subir y bajar tripulantes en ambos destinos. En casi diez años, ha pasado de tener a Lewandowski, Hummels y Götze como aliados a rivales. De ver a su equipo en lo alto y también lo más bajo. De ser extremo o segundo delantero a ’10’. Una reconversión obligada por sus malditas lesiones, que han evitado que el ‘BVB’ y los fanáticos del fútbol disfruten de un jugador único, majestuoso y servicial. Esa actitud, en definitiva, llevó a que el Dortmund vea a su ‘hijo pródigo’ de la misma forma que él lo hace con la entidad. A pesar de las fatigas, roturas de ligamentos y recaídas, la espera siempre ha valido la pena con Marco, que ha dado cinco títulos en épocas difíciles.
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Con la cinta bien puesta
Es así que, una década después de que anunciará su regreso a ‘casa’ por todo lo alto, Reus sigue cumpliendo con el papel que el destino le tenía le preparado. A sus 32 años, aún porta la estela de esperanza que siempre ha cargado desde su retorno. Podría tener cien calendarios encima y no dejaría de transmitir prosperidad en Dortmund. Este complicado curso 21-22 es la enésima prueba de ello. Con Haaland visitando la enfermería asiduamente, el germano es más capitán que nunca para su equipo. A sus labores de enlace, lanzador y asistente, se ha visto obligado a sumar nuevamente registros anotadores. Sus cifras no se acercan a las de su mejor temporada (12-13: 23 anotaciones y 23 asistencias), pero siguen teniendo relevancia.
Los 11 tantos y 10 pases de gol del germano equivalen a que la escuadra de Rose Palie su crisis de identidad y juego con resultados que lo mantienen segundo en la Bundesliga, a seis puntos del Bayern Múnich. El doblete contra el Unión Berlín, así las cosas, valen su peso en oro. Lo justo para un jugador que lo único que anhela es levantar el trofeo del torneo teutón con su ‘amor de toda la vida’. Así lo ha querido en todas sus etapas, sea como espectador, actor de reparto o principal. No obstante, lo cierto es que ya dejó de ser Robín hace largo rato y nunca fue ni tampoco será Batman. En términos de comics, podría decirse que se convirtió en Nightwing, pero ni eso. Tan solo es único. Es Marco Reus. El tipo de corazón amarillo y negro.