Angelica Espinoza acaba de entrar a la historia, no solo del deporte peruano, sino también mundial. Lo conseguido en Lima 2019 ya forma parte del pasado: logró imponerse ante su rival, la turca Meryem Cavdar, en la gran final de parataekwondo obteniendo la medalla de oro. Desde hoy, los Juegos Paraolímpicos de Tokio 2020 formaran parte de uno de los episodios más felices y memorables de su vida.
El Perú lo celebra al igual que una clasificación al Mundial o un pase a cuartos de final de la Copa Libertadores. Y es que no es para menos que una de nuestros once representantes en el lejano Japón haya hecho historia. Angélica Espinoza sabe muy bien que lo que acaba de hacer hoy la posiciona como la mejor en su disciplina a nivel mundial.
Tuvieron que pasar cerca de 17 años para que un peruano suba al podio y 21 años para lograr la presea de oro. Lejos de verse tensionada o nerviosa de asistir a la máxima cita del deporte mundial, Angélica Espinoza lo tomó como un torneo más con la responsabilidad y desafío que eso conllevaba. Los atletas de élite, como ella lo es desde hace muchos años, saben que dentro de su mente no puede existir las dudas o presiones.
Previo al oro
Patrick Espejo, miembro de la delegación peruana de la Asociación Paraolímpica del Perú, comentó que el estado de ánimo de Angélica era como la de cualquier otra persona normal. “Estaba bien tranquila”, señaló en una conversación para El Comercio. Quizás su preparación con taekwondistas convencionales la hizo sentirse de otra manera, algo que no solo ayudo a su preparación física y técnica, sino también mental.
“Nos sonrió en algunos momentos del combate. Eso demuestra lo distendida que estaba. Eso te dice la confianza que estaba para sus peleas”, comenta Patrick. En el combate la historia era diferente. Lejos de verse limitada al nacer sin una parte del brazo izquierdo, Angélica saltaba al tatami cual leona se prepara para atacar.
Desde dejar de lado alimentos tan asociados a nuestras raíces como lo son el pan y el pollo a la brasa, hasta entrenar a doble turno, el objetivo de Angélica toma mayor fuerza. Paso de pesar 36 kg a 46 kg con un índice de grasa corporal de 9.2 %, según información de Legado Lima 2019. Volviendo a Tokio, Angélica pasó de frente a los cuartos de final donde su primer rival a vencer fue la india Aruna por 84-41. En semifinales venció a Ziyodakhon Isakova por 17-7. Ya en la final, derrotó a la turca Meryem Cavdar por un marcador de 34 a 21.
Huella imborrable
Pocos recordarán los nombres de los rivales que tuvo que vencer Angélica. Sin embargo, lo que sí todos recordarán es que, en un país donde practicar cualquier deporte es visto como una pérdida de tiempo, el oro obtenido por nuestra compatriota en los Juegos Paraolímpicos de Tokio 2020 será sinónimo de orgullo y felicidad siempre.
Celebremos todos que lo sucedido hoy no sucede a menudo. Angélica Espinoza volvía a poner en orbita el nombre del Perú en la élite del deporte mundial, acaba de dejar una huella imborrable que desde hoy forma parte de uno de los episodios más felices y memorables de su vida.