¿Qué es el deporte? ¿Cómo lo consideran las personas? Hay quienes lo consideran como una actividad recreativa. Otros juzgan que es un ejercicio físico o competencia. Algunos opinan que es el desarrollo de habilidades innatas y/o cultivadas. No faltan quienes lo perciben como una actividad económica más. A veces, se considera como un motor de cambio en lo físico y en lo disciplinar. Pero ¿es posible considerarlo como una actividad propiciadora del cambio personal en lo psicológico y axiológico? Quizás sí.
El domingo 16 de abril, en el imponente Estadio Monumental, tuvo lugar un encuentro futbolístico femenino. Era una mañana con intenso brillo solar que enrojecía aún los rostros trigueños. Promediando las diez de la mañana había alrededor de mil quinientos hinchas del equipo “crema” y se podía percibir la notable ventaja del equipo local respecto al material de entrenamiento que usaban. Al iniciar la contienda, se podía advertir la superioridad de las jugadoras de la U. Sin embargo, llamaba poderosamente la atención y hasta acaparaba la concentración de algunos, la hinchada de Killas: trece personas con camiseta morada y globos rosados apoyando a las “almas guerreras”. Entre ellas había una chica con una historia singular. Ante la pregunta:
- “¿Cómo te volviste hincha de Killas?”
- “Lo conocí mediante Facebook”, respondió.
¿Por qué te vuelves hinchas de Killas?
Existen múltiples maneras de hacerse hincha de un equipo, siendo la más común por herencia familiar, desde el vientre de tu madre ya te cubren con una manta de los colores del que será tu equipo. Otro modo común es la opción que se toma con el paso del tiempo, descubriendo el gusto por la receta futbolística que practica una escuadra. Y podría haber otras causas del hinchaje. Hay quienes viven su adhesión llegando a ser los apasionados de un equipo al punto que este se convierte en parte fundamental de su vida. Van al estadio a alentar a su club en todos los partidos, incluso viajando a otras ciudades y países sin importarles las posibles consecuencias adversas en diversos aspectos. Aún empobrecidos son felices, pues su riqueza es alentar a su equipo. Un hinchaje vivido con tal pasión es comprensible si se bebió junto con la leche materna o se fue acrecentando junto al entusiasmo por los logros de una escuadra. Sin embargo, ¿te vuelves hincha de un equipo por Facebook?
Mayra, mujer joven, pelirroja, escuchaba música en su casa mientras revisaba el Facebook. Fortuitamente, encontró un perfil de un equipo que, en ese entonces, solo contaba con 7 mil seguidores y cerca de 4500 likes. Le atrajo el lema: “Almas guerreras” lo percibió como una frase potente y cautivadora que hizo surgir en ella una gran y creciente curiosidad, que la condujo a seguir hurgando en el perfil, entusiasmándose cada vez más por lo que veía acerca del pujante equipo femenino, que la flechó como Cupido suele hacer. ¡Un momento puede determinar y cambiar la dirección de nuestras vidas!
De esa manera, Mayra halló una luz a seguir, como la de la luna, significado del nombre de su nuevo amor. Facebook fue la causa instrumental para encontrar la luz que iluminara las noches de su vida, corta, pero por momentos caótica. Killas, palabra quechua que significa luna, entró en el vocabulario y en el corazón de la joven pelirroja de un metro cincuenta y dos. Por eso aquel domingo se levantó muy temprano para estar a las 10:45 am presente en el partido de ‘U’ vs Killas en el Estadio Monumental. Entusiasta, pese al resultado adverso (Killas perdía 2-0), en el entretiempo comentó la razón principal por la cual es hincha de Killas: “El equipo es único, porque es solo de mujeres”. Actualmente genera mucha atracción lo que expresa igualdad entre hombres y mujeres. No obstante, cuando dio esa respuesta, pensé que podía haber algo detrás de eso. No solo se podía ser hincha de un equipo por estar compuesto solo de mujeres. Entonces, surge la pregunta ¿Había algo más detrás de eso? Ciertamente sí:
- “El club me cambió la vida”, exclamó
Aquella mañana también se encontraban entre los hinchas Emerick y Norma, padres de Carmen Campos, lateral derecho del equipo, una chica que, paulatinamente, se afirma en su posición dentro del club. ¿Por qué estaban ahí presentes apoyando a su hija?
Una de las cosas más sagradas de un individuo es el cumplimiento de las reglas. Es tu mejor carta de presentación. Es un manual obligatorio de tu dignidad como ser humano cumplir las reglas que se imponen en una casa, escuela, institución, entre otros. El equipo de las “almas guerreras” tiene ocho reglas, una de ellas es la de contribuir al cuidado de los implementos, lo cual al parecer no rige en Universitario, su rival en el partido, debido a su solvencia económica, en contraposición con la precariedad de Killas, lo cual se evidencia en el calentamiento previo al partido: Universitario entrenando de manera conjunta y con los mejores implementos y Killas trabajando apenas con lo justo y necesario.
Pero no solamente es el esfuerzo y la austeridad con la que se trabaja para lograr resultados lo que llama la atención de Emerick y Norma, siendo testigos de que se vive lo que se predica en la institución violeta. También se sienten impresionados por la opción hecha de llevar adelante un equipo únicamente femenino. Emerick, con un semblante cansado, corte a lo “Javier Milei” y con la camiseta violeta que vestía orgullosamente comentó:
- “Killas le está dando más valor al fútbol femenino”.
Colocar a Killas por encima de otros clubes como impulsor del fútbol femenino da a entender que el club ha tomado en serio la participación de la mujer en el deporte rey.
Buenas futbolistas = Buenas personas
El común denominador es que los padres deseen la mejor formación para su hijo/a en todos los aspectos del desarrollo personal. Si se trata del deporte, también se desea que la participación en un equipo contribuya a la felicidad y la conveniencia del vástago. Para eso es ideal un club con valores que procura que el desarrollo futbolístico vaya de la mano con el desarrollo psicológico y emocional de la persona. En síntesis, un equipo deseable sería el que forma óptimos futbolistas que son grandes personas. Hallar una institución así genera la satisfacción de estar en el lado correcto y alienta a los padres de posibles futuros deportistas a promover la participación de sus hijos en ella.
La convicción de Emerick y Norma acerca de la bondad de Killas es compartida por los padres de Zoé, una puberta de doce años que, desde hace cuatro meses, entrena en las categorías menores del equipo. Ella, morena y de zapatillas grises acude al estadio junto a sus padres Jeremy y Megan. El caso podría ser algo común, pero deja de serlo, pues aquella familia es originaria de la tierra de Elvis Presley, Michael Jackson y Disneyland: los Estados Unidos de América. Su padre Jeremy me cuenta que persiguiendo el típico sueño americano se lanzó como pez al agua cuando se le apareció una oportunidad de trabajo en nuestro país. Sin dudarlo, aprovechó la oferta para venir con toda su familia a Lima, la capital del Perú y Ciudad de los Reyes. La única inquietud frente a su determinación era que su hija abandonaría el fútbol, ante ello, decidió buscar un equipo acorde a sus objetivos y que, a la vez, contribuyera seriamente al crecimiento personal de Zoé. En medio de esa oscuridad existencial apareció la luna para iluminar y ofrecer esperanza y buen augurio de una carrera profesional. Killas Fc arrojó luz en dicha situación. Ahora, en palabras de su padre, ella se encuentra feliz en esta nueva etapa:
- “Entrena dos veces por semana y los entrenadores son muy capaces haciéndola mejorar cada semana”.
Sin ninguna duda, Zoé comprendió las cuatro palabras claves para adaptarlas tanto en el club como en su vida cotidiana: “Suyay” (confianza), “Ullpuy” (humildad), “Chiqa” (respeto) y “Sunqu” (entendimiento). Desde su visión de padre, comenta una percepción suya que hace reflexionar.
- “En comparación con los equipos grandes, Killas está creciendo, pero necesita más apoyo y recursos para poder seguir beneficiándose”.
Las palabras de Jeremy calan hondo, pues su percepción es compartida por muchos. Que esto sea real es lamentable, pues basándose en la política, misión y visión del equipo se hace incomprensible. ¿Cómo un equipo que promueve el crecimiento de las personas e impulsa valores personales no tiene un sustento económico adecuado?
Motor de cambio
El entrenamiento de las “almas guerreras” tiene lugar en la playa Agua Dulce. Viéndolas entrenar se entiende que realmente son guerreras, pues soportaban el brillo solar que no solo era iluminante, sino que sofocaba tenazmente. Además, se fatigaban jugando descalzas sobre la arena movediza y caliente. Nadie duda que se disfruta en la playa cuando se está tumbado sobre la arena, tomando el sol y contemplando la inmensidad del mar, pero hacer ejercicios y entrenar en la playa bajo sol abrasador, si acaso fuera disfrute, no anula el esfuerzo extenuante. Sin embargo, es la única posibilidad que tienen, pues la playa es gratuita y al no contar con el debido presupuesto, no pueden hacer uso de otro espacio de entrenamiento más cómodo. En las arenas calientes y estando descalzas encuentro a dos jugadoras del equipo. Carmen Campos y Nayeli Fernández, ambas de 16 años, afirman que, pese a que reciben una ayuda económica para cubrir el costo de sus pasajes, hacen un gran sacrificio de sangre, sudor y lágrimas para llegar hasta ahí. Mientras conversaba con ellas, su rostro era austero y serio, si bien cambió cuando les formulé una pregunta:
- “¿Ustedes por dónde viven? ¿Viven lejos de su centro de entrenamiento?”
En ese momento, los rostros tomaron expresión. Campos miró a Fernández, la de ojos chinos, las miradas entrecruzadas denotaban conexión emocional al permitirles un fugaz entendimiento de la realidad. Y claro, a ambas chicas de DNI amarillo la realidad les golpea en la cara cual nocaut en la quijada de un boxeador. Campos, de contextura baja, semblante temeroso y chancletas marrones vive en Villa El Salvador y estudia en un Colegio de su localidad. Fernández, de cerquillo marcado en la frente, brazos enjutos y chancletas blancas ayuda a su mamá, trabajando en el Mercado del Callao. ¡La calle está dura!, como dicen algunos. Ambas guerreras demoran en trasladarse hasta Agua Dulce alrededor de dos y dos horas y media respectivamente. Y todo ese esfuerzo ¡para entrenar en la playa! Un gran esfuerzo para una posterior fatiga. ¿Tiene sentido ese sacrificio? Nayeli y Carmen hicieron afirmaciones que responden la pregunta planteada:
- “Killas es un gran equipo que nos ha dado la oportunidad de demostrarnos en la Liga Femenina y de poder exponernos a los representantes de otros equipos peruanos y extranjeros», dijo Nayeli.
- «No es un equipo con muchas expectativas, pero es un equipo que te va a enseñar valores y muchas cosas más», refirió Carmen. Además indicó: “No somos un equipo. Somos una familia”.
Un equipo más que ofrece la oportunidad de participar en la Liga femenina, pero que, sobre todo enseña valores, permite sentirse como en familia, bien vale la pena sea promovido, pues al parecer aporta a la transformación personal. Una lástima el nulo apoyo económico a un pujante equipo que no puede alquilar una cancha para entrenar permanentemente.
Esto es Killas FC. Un fenómeno que encierra un gran significado. Trasciende el ser un equipo de fútbol femenino. Es un espacio vital de formación personal, de transformación positiva, de esperanza activa y colaborativa. Es como una familia en la que cada uno es protagonista de la historia común, en la que todos luchan por forjar el futuro mejor, en la que se confía que con esfuerzo y sacrificio se alcanzan las metas. Una escuadra que no solo enseña a jugar fútbol a unas mujeres jóvenes, sino que impulsa un cambio importante como personas, una propuesta que entusiasmó a una usuaria de Facebook, a padres de familia y a las jugadoras. ¡Ojalá entusiasme a auspiciadores que invirtiendo en la escuadra hagan más fácilmente realizable su original propuesta!