El mejor futbolista de la historia. El de Villa Fiorito. El que resurgió a la ciudad de Nápoles a punta de talento, coraje y valentía. El que salió campeón del mundo en el 86 y barrió a medio equipo inglés, hoy nos dejó. Diego Armando Maradona falleció a los 60 años producto de un paro cardiorrespiratorio en su residencia de Tigres. El fútbol jamás volverá a ser igual.
Aunque se encontraba al cuidado de una de sus hijas, Gianinna Maradona, su estado de salud se deterioraba más al pasar de los días. La operación de un hematoma cerebral lo perjudicó. La noticia ha dejado pasmado a todas las personas futboleras y a las que son ajenas a este deporte.
El Cebollita, como se le conoce desde las inferiores de Argentinos Juniors, ha sido el mejor de la historia. Sus compatriotas lloran la partida de una figura que creían inmortal debido a todo lo que hacía dentro y fuera de la cancha. Perfilar a Diego Armando Maradona como uno de los mejores jugadores de la historia es limitarnos a hablar sobre lo que significó: su rebeldía.
Tenía tatuado los rostros de Fidel Castro y Ernesto Guevara en su brazo derecho y pieza izquierda respectivamente. Nunca estuvo de acuerdo con el poder que infringía los Estados Unidos sobre las demás naciones. No quería depender de nadie, solo del don y la magia que le otorgó Dios en comparación de sus hermanos. Su familia era lo más valioso de su vida. Y el fútbol fue tan solo el jardín de su patio. Qué descanses en paz, Diego.