
La selección peruana de atletismo U18 dejó huella en el II Campeonato Iberoamericano realizado en Asunción, Paraguay, al conquistar ocho medallas y demostrar que el futuro del deporte base en el país ya está en marcha. Con tres preseas de oro, dos de plata y tres de bronce, los jóvenes atletas subieron al podio y también rompieron récords para consolidar una actuación histórica para el atletismo juvenil nacional.
Mariano Fiol, fue una de las figuras de esta competencia
El nombre más sonado del torneo fue sin duda el de Mariano Fiol, quien se consagró campeón en los 100 y 200 metros planos, esta última con un tiempo de 21 segundos y 18 centésimas, estableciendo un nuevo récord nacional en las categorías U18 y U20. Fiol también fue parte del equipo masculino de la posta 4×100, que se colgó la medalla de bronce.
La otra presea de oro llegó gracias a Giancarlo Bravo, quien dominó los 800 metros planos con un registro de 1:50.11, una marca que lo coloca entre los mejores mediofondistas juveniles de la región.
El equipo femenino no se quedó atrás
Cayetana Chirinos sorprendió con su velocidad y se llevó la medalla de plata en los 100 metros planos, mientras que Kimberly Flores sumó un bronce en el lanzamiento de jabalina, demostrando que las disciplinas de campo también tienen una presencia creciente entre las atletas peruanas.
La marcha atlética volvió a ser terreno fértil para Perú. Hugo Mamani se llevó la plata en los 10 000 metros marcha con una sólida actuación y, en los lanzamientos, Salvador García cerró la cosecha nacional con un bronce en martillo tras alcanzar una distancia de 64.24 metros.
Sensaciones de la competencia
Este desempeño, considerado por especialistas como el mejor en la historia del atletismo U18 peruano, evidencia el trabajo de los entrenadores, clubes y programas de apoyo que apuestan por el talento joven. Más allá de las medallas, lo que se vio en Asunción fue una delegación segura, competitiva y con hambre de trascender.
Con estos resultados, Perú no sólo se hace notar en la región, sino que también construye un camino firme hacia el alto rendimiento. La pista de Paraguay fue testigo de un grupo de jóvenes que no compite sólo por el presente, sino por cambiar la historia del atletismo peruano.