El 18 de febrero del 2010 es una fecha que siempre quedará marcada en los corazones de todos los hinchas aliancistas. De la mano de Wilmer Aguirre, Alianza Lima terminó goleando a Estudiantes de la Plata, vigente campeón de la Copa Libertadores y que era dirigido por nadie más que Alejandro Sabella.
Los grones venían de ganar 3-1 en La Paz frente a Bolívar. El reto ahora era vencer la portería de Agustín Orión. Para esto, tenían que pasar por encima de nombres como el de Enzo Pérez, Clemente Rodríguez y, el del internacional y en ese entonces capitán del «pincha» Juan Sebastián, «La Brujita» Verón.
De menos a más
El partido no pudo empezar de la peor manera. No había transcurrido ni el primer minuto de juego cuando tras un intento de rechazo, José Sosa aprovechó el rebote, eludió a Libman y anotó el primer gol. Minutos más tarde, al 17 para ser más preciso, veríamos el trailer de lo que se venía. Aguirre recibió la pelota por la banda derecha, entró al área, dejó atrás a su marca y definió notablemente. Gol de Alianza.
La alegría fue efímera. Un claro penal no cobrado por una mano en el área de Estudiantes y un gol mal anulado por una supuesta posición adelantada a Jose Carlos Fernández, fueron los precedentes a la expulsión de Gustavo Costas. El entrenador caminaba muy efusivo rumbo al camerino por el borde del campo, cuando de nuevo apareció el «Zorro». Esta vez un rechazo que quedó picando en campo contrario. Se las agenció solo. Aguantó bien la marca, dejó tirado a un defensor, entró al área y definió cruzado. El estadio explotó. Bullicio total de felicidad.
Alianza se fue al descanso con el 2-1 a favor. El ambiente era cada vez más ensordecedor, la gente no paraba de alentar y la emoción irradiaba a todo el recinto victoriano, por su parte, el equipo respondía dentro de la cancha. El estadio era una caldera, así como dijo Mariano Closs innumerables veces durante la transmisión. Al minuto 74, llegó el 3-1. Para variar, Aguirre. Esta vez de zurda y desde fuera del área. La reacción fue la misma. Explosión total en Matute.
La cereza del pastel estuvo a cargo de José Carlos Fernández. Esta vez, Aguirre se vistió de asistidor y la centró para el delantero que de volea marcó el cuarto. Los grones estuvieron cerca del quinto, pero no se pudo concretar. Fue una exhibición de Alianza y el mejor partido en la historia del club. Sin duda alguna, un recuerdo imborrable para el fútbol peruano y en especial para todos los amantes de la blanquiazul.