El presidente Donald Trump anunció este miércoles la imposición de aranceles del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio en Estados Unidos. La medida busca fortalecer la industria manufacturera local, pero podría elevar los costos de diversos productos industriales y de consumo.

Esta decisión forma parte de su estrategia comercial para corregir desequilibrios y estimular la producción interna. Ello a pesar de que corre el riesgo de generar represalias internacionales y desatar una guerra comercial. Sin embargo, la Unión Europea reaccionó rápidamente imponiendo contramedidas a bienes estadounidenses, y horas después, Canadá anunció represalias por más de 20.000 millones de dólares.
El efecto global
Estos nuevos aranceles son la primera gran medida proteccionista de Trump en su segundo mandato, afectando a todos los países sin excepciones. Si bien podrían beneficiar a la industria siderúrgica estadounidense, también aumentarán los costos de insumos clave. Dicha situación afectaría a sectores como la manufactura de automóviles y maquinaria.
En su primer mandato, políticas similares impulsaron la producción de acero y aluminio en EE.UU. de forma limitada, pero también encarecieron la fabricación de otros bienes. Según la Comisión de Comercio Internacional, los aranceles de 2018 generaron sobrecostos por más de 3.000 millones de dólares en 2021. Ello afectó sectores como la industria automotriz y la fabricación de herramientas.
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Canadá toma represalias

Canadá, principal proveedor de acero y aluminio de EE.UU., reaccionó rápidamente con aranceles del 25% sobre bienes estadounidenses valorados en más de 29.800 millones de dólares canadienses (aproximadamente 20.100 millones de dólares). Entre los productos afectados están metales, computadoras y equipos deportivos.
El ministro de Finanzas, Dominic LeBlanc, advirtió que estas medidas podrían endurecerse a partir del 2 de abril. En dicha fecha, Trump tiene previsto anunciar nuevos ajustes arancelarios. En respuesta, la siderúrgica canadiense Algoma Steel suspendió temporalmente sus envíos a EE.UU., generando despidos en el sector.
Impacto comercial
Antes de esta medida, los aranceles de Trump se habían centrado en China, México y Canadá, pero ahora se extienden a todas las importaciones de acero y aluminio, sin excepciones. Esto contrasta con la política de su predecesor, Joe Biden, quien había flexibilizado las restricciones para países aliados como Canadá, México, Japón y Corea del Sur.
China es el único país cuyo acero y aluminio enfrentarán aranceles superiores al 25%. Esto debido a que las tarifas impuestas anteriormente sumaban un 20%, lo que elevará la carga arancelaria total al 45%. Aunque EE.UU. importa poco acero directamente desde China, una parte significativa ingresa de forma indirecta a través de terceros países.
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Impacto económico
El impacto de estos aranceles podría extenderse más allá del sector metalúrgico. En 2024, EE.UU. importó hierro y acero por 31.300 millones de dólares y aluminio por 27.400 millones. Canadá fue el mayor proveedor de estos productos, seguido por Brasil, México y Corea del Sur.
El aumento de costos podría afectar la producción de automóviles, electrodomésticos, maquinaria e infraestructura, elevando precios para los consumidores. La industria automotriz, en particular, podría verse perjudicada, dado que sus cadenas de suministro están estrechamente vinculadas con Canadá y México.
Antes de la entrada en vigor de los aranceles, los precios del acero y el aluminio ya habían subido un 30% y un 15%, respectivamente. Aunque algunos fabricantes tienen contratos de largo plazo que los protegen temporalmente de estos aumentos, es probable que los costos se trasladen eventualmente a los consumidores.
Como se observa, en general, la nueva política arancelaria de Trump representa un giro hacia el proteccionismo. Así, se observan riesgos tanto para la economía global como para la competitividad de las industrias estadounidenses.