El Estado de Texas en los últimos meses ha tenido grandes problemas relacionados con la migración mexicana, donde tanto las autoridades estatales como federales buscan imponer su autoridad en las costas del río bravo que divide el territorio mexicano y estadounidense. En medio de estas disputas, las estrategias políticas están dando la pauta.
Auge migratorio
En la ciudad de Eagle Pass que se encuentra en el condado de Maverick en Texas, suele haber un tránsito importante de migración mexicana hacia Estados Unidos a través del Río Bravo. En diciembre se llegó a la cantidad de 4,000 migrantes que transitaron por esta zona en un solo día. Esto encendió las alarmas de las autoridades de la localidad de Eagle Pass que solicitaron apoyo al gobierno federal al verse totalmente superados por las solicitudes y la demanda de migrantes interesados en trasladarse a suelo estadounidense. Diversas autoridades de la zona manifiestan que es la peor crisis migratoria que han visto, por lo que el Estado de Texas solicitó una declaración de emergencia para buscar fondos adicionales en septiembre a lo que consideran una situación extraordinaria.
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Conflicto entre Texas y el Gobierno Federal
El Estado de Texas, históricamente relacionado con el partido Republicano, el cual tiene una perspectiva de poca tolerancia y tajante sobre la inmigración mexicana, ha decidido promover sus propias medidas de seguridad para impedir el tránsito exacerbado de migrantes. Las autoridades estatales decidieron colocar alambres de púas, concertinas, contenedores como muros y bollas gigantes para asegurar el no ingreso por el río. Sin embargo, el problema radica en que estas acciones no le competen a las autoridades estatales, sino a las autoridades fronterizas a cargo de Washington. Al percatarse de esta situación, los agentes fronterizos quisieron entrar a fiscalizar la situación, pero las autoridades texanas no les permitieron la entrada. Esta disputa escaló hasta la Corte Suprema que, con 5 votos a favor y 4 en contra, le dio la razón al gobierno de Joe Biden, permitiendo cortar los alambres de púas.
Escalada de tensión
Los comentarios no faltaron posterior a la decisión de la Corte Suprema. Greg Abbott escribió en su cuenta de X lo siguiente: «Esto no ha terminado. El alambre de púas de Texas es un elemento disuasivo eficaz contra los cruces ilegales que fomenta Biden». Asimismo, añadió que continuará defendiendo la autoridad constitucional de Texas para asegurar la frontera y evitar que el gobierno de Biden destruya su propiedad, en lo que considera una medida para limitar la política «fronteras abiertas» que intenta impulsar el mandatario. Trump apoyó las medidas realizadas por su compañero de partido: «Cuando sea presidente, en lugar de tratar de enviar a Texas una orden restrictiva, les enviaré refuerzos”. Estas declaraciones se suman a una serie de peticiones del sector republicano que busca limitar la cantidad de inmigrantes que está recibiendo el país durante el gobierno de Joe Biden, el cual se aproximaría a los 6 millones.
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Posibles consensos
Hace unos días el presidente Joe Biden aseguró estar dispuesto a cerrar las fronteras si se lograra concretar un proyecto de ley bipartidista para abordar el problema de inmigración. Los términos que busca el mandatario serían la reformar del sistema de otorgamiento de asilo y la aceleración de los permisos de trabajo. Esta postura sorprendente aparece debido al «juego» político al que está entrampado el país, ya que los demócratas, liderados por Joe Biden, quieren seguir apoyando a Ucrania en su disputa contra Rusia, pero necesitan negociar con el sector republicano para obtener alguna respuesta de ambas cámaras del Congreso. En otras palabras, existe un «tira y afloja» entre las dos mayores fuerzas política de la nación hegemónica a nivel internacional en medio de un año de elecciones presidenciales.