La crisis humanitaria y política que está viviendo el país de Haití ha puesto en alarma a su «vecino de isla», República Dominicana, que es la vía más rápida por haitianos para escapar de la violencia de su país. La gran cantidad de migrantes que recibe al día el país caribeño ha generado un malestar por parte de un sector de su población que rechazan este ingreso constante. El mismo país dominicano ha comenzado a aplicar una política sumamente dura en la frontera para evitar mayor tránsito ilegal.
Manifestaciones en República Dominicana
Hace un par de semanas comenzaron marchas dentro de República Dominicana exigiendo la salida de este de la ONU y de la Caricom -Comunidad del Caribe-. Las razones detrás de la movilización, que llegaron el último 24 de marzo atrás de la estación del metro Centro de los Héroes, aparece la gran cantidad de migrantes haitianos que llegan día tras día. Según medios del país, uno de los actores que lidera las críticas al ente internacional es la Antigua Orden Dominicana, una organización con ideales conservadoras y religiosas.
Ányelo Vásquez, presidente de la organización Antigua Orden Dominicana, mencionó que no es responsabilidad de República Dominicana «cargar con los haitianos», mientras que hay ciudadanos que se encuentran sin protección ni respuesta del Estado.
Se esperan nuevas movilizaciones en las siguientes semanas, ya que en las redes sociales se está comenzando a realizar una convocatoria para el 14 de abril, comenzando desde el metro Francisco Alberto Caamaño Deñó con intención de llegar al Congreso. Se solicitará una postura firme de diputados, senadores y el presidente frente a la ola de migración que vive el país caribeño.
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¿Cómo se encuentra la situación fronteriza?
La anarquía que vive Haití ha preocupado a sus vecinos más próximos que observan cómo sus fronteras han incrementado en tránsito, generando así políticas migratorias mucho más estrictas. En este caso, República Dominicana en las últimas semanas ha estado devolviendo haitianos por la frontera de manera constante y obligándolos a retirarse con lo que «tengan a la mano».
En relación a esto, el presidente, Luis Abenader, de República Dominicana solicitó a las Naciones Unidas un apoyo mayor a su vecino de isla, debido a que la única fórmula que encuentra es «luchar juntos para salvar a Haití». Asimismo, el máximo líder dominicano advirtió que en caso de no poder «salvar a Haití», él velará solamente por los intereses de su país.
Cesfront (Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre) ha confirmado que ha incrementado sus acciones en la frontera con Haití. «Se están tomando todas las medidas de lugar y trabajando coordinada y conjuntamente con el Ejército en el control de los pasos fronterizos formales y toda la franja fronteriza terrestre», declaró el organismo.
Se mantiene la crisis de poder en Haití
Después de semanas de violencia, la renuncia del Primer Ministro Ariel Henry, desapariciones y huidas desesperadas por parte de los ciudadanos, pareciera que la suerte de Haití no está cambiando. Las Naciones Unidas describen la situación como un «cataclismo de violencia», donde los Derechos Humanos de los ciudadanos están en juego. En la actualidad se han informado ataques a 18 hospitales de la capital para robar medicamentos, lo cual obligó a los médicos a huir dejando a los enfermos a la deriva. Además, en el mismo informe aclara el modus operandi de las bandas criminales que utilizan la violencia sexual para castigar a las mujeres que se resisten a sus indicaciones o a las parejas de quienes solicitan un rescate.
Frente a esto, Jimmy Chérizier, cabecilla de esta toma de poder por las pandillas, ignorando todos los informes de violencia, ha exigido a la comunidad internacional que le presente un plan «detallado» para el futuro del país, jurando que «los días venideros van a traer consigo cosas peores de las que hay ahora». Una clara muestra del poder que tienen las pandillas al día de hoy en Haití