Este jueves, Pedro Castillo, Presidente del Perú, mencionó que remitirá una carta a la Organización de los Estados Americanos (OEA). El motivo de la carta sería solicitar el envío de una misión internacional que ayude a luchar contra la corrupción en el Perú. No obstante, estas declaraciones se dieron en torno a las denuncias por corrupción en su gobierno por lo que puede tratarse de un intento de calmar el descontento popular.
Pedro Castillo en problemas
La corrupción incentiva el rechazo de la población hacia las instituciones gubernamentales. En Perú, ya son 6 los ex-presidentes acusados por corrupción, de los cuales 3 ya han sido condenados. De manera similar, con el gobierno actual la incertidumbre política ha aumentado. No han faltado indicios de corrupción que agravan el panorama y descontento popular.
El actual Presidente del Perú lleva 7 meses de gobierno con error tras error. Sumado a ello se encuentran los casos de corrupción que se vinculan a su gobierno. Primero, se dio la denuncia por ex comandantes generales del Ejército y de la Fuerza Aérea, quienes señalaron que el Ejecutivo presionó el ascenso de determinadas personas. En esta se vio implicado el Ministro de Defensa y uno de los recomendados al ascenso era del mismo distrito donde nació el presidente.
Seguidamente, fue captado en reuniones con la empresaria Karelim López, investigada por irregularidades en una licitación del Estado. Más tarde, se reveló que se habrían encontrado US$20 mil en efectivo en una gaveta del baño de la oficina del ex-secretario presidencial, Bruno Pacheco. Con todo esto, resulta irónico lo mencionado por Pedro Castillo.
Trabajo de la OEA contra la corrupción
La corrupción es un acto en contra del correcto ejercicio de la democracia. Por ende, la OEA trabaja en torno a este eje mediante el MESICIC (Mecanismo de Seguimiento de la Implementación de la Convención Interamericana contra la Corrupción). En consecuencia, los expertos del MESICIC se encargan de analizar las leyes e instituciones nacionales con el objetivo de evaluar si éstas se adaptan a las disposiciones de la Convención Interamericana contra la Corrupción.
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En cambio, la OEA solo tiene una misión anticorrupción desplegada en su existencia; esta se dio en 2016 y tuvo lugar en Honduras. Es más, una misión como esta solo puede darse mediante un convenio suscrito entre la OEA y el Estado en cuestión; y siendo esta misión de carácter independiente es poco probable que un Estado la acepte o incentive.
Igualmente, esta misión no ha resuelto los problemas de corrupción de Honduras, ya que, para que sea exitosa se necesita el total apoyo de las autoridades gubernamentales. Ciertamente, en 2018 el jefe de la misión dimitió de su cargo asegurando que no contaba con respaldo político para desarrollar sus investigaciones.
¿Es posible una misión de la OEA?
Claro está que con los hechos mencionados la carta hacia la OEA no llegará a buen puerto. Pese a que la cancillería haya confirmado los dichos de Castillo y señalan estar realizando las consultas necesarias, esto no quiere decir que se concrete.
Por un lado, las misiones de la OEA son de carácter independiente. Mientras que el único vínculo que tiene durante sus funciones es el convenio ya mencionado, mediante el cual el Estado da consentimiento a la misión lo que resulta poco probable con todos los indicios de corrupción que rodean al gobierno actual.
Sin embargo, lo mencionado por el mandatario como un salvavidas, dentro de poco tendrá que resultar en hechos. De lo contrario, las demandas sociales y políticas de la oposición aumentarán teniendo en cuenta que ya existe una desaprobación popular del 69%.
Finalmente, cabe resaltar que la misión de Honduras también fue impulsada por el ex-presidente Juan Orlando Hernández, quien tiene un pedido de extradición por Estados Unidos. Su objetivo era poder hacerle frente a la presión pública por indicios de corrupción, un paralelismo con el caso de Castillo.