En medio de la contraversia política que sacude al pais, se hace sorprendente el pedido de la presidente Dina Boluarte para realizar su cuarto viaje al extranjero en los proximos días.
Este nuevo viaje, programado para transcurrir del 1 al 4 de noviembrea los Estados Unidos, ha desatado una serie de cuestionamientos sobre su justificación y pertinencia. Sobre todo en un contexto donde las decisiones políticas adquieren un rol protagónico en la agenda nacional.
Mientras algunos defienden la importancia de la presencia de la presidenta en el extranjero para representar al país en asuntos de relevancia internacional, otros critican este cuarto viaje como un exceso en el gasto público y un desvío de recursos que podrían destinarse a cuestiones más urgentes y apremiantes para la sociedad.
Cuestionamiento sobre su último viaje
Partir sin un propósito claro es una práctica que se cuestiona. No se vislumbra una justificación viable para el reciente viaje. Mantener una reunión con el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y con supuestos ‘inversionistas’, antes de visitar al Papa, parece carecer de un sentido profundo. En todo momento, hay asuntos de mayor relevancia que podrían reclamar la atención de una presidente en el país. Sin embargo, la falta de transparencia en las acciones de Dina Boluarte ha hecho que su gira se considere controvertida, pero sin alcanzar un nivel de escándalo significativo.
Resulta llamativo que la comitiva que la acompaña haya sido excepcionalmente numerosa, con la participación de 14 funcionarios. Esto plantea la interrogante de cuántas ollas comunes o centros médicos podrían haberse beneficiado con los fondos destinados a este viaje. No obstante, su liderazgo se ha vuelto tan tenue como la ausencia que deja, lo que hace que el análisis crítico sea más bien humorístico que indignado.
Este es precisamente el dilema de la presidenta. Su influencia política ha disminuido al punto de que en la «encuesta del poder» realizada por la revista Semana Económica, comparte el primer lugar con Alberto, ambos con un 85%. El peso simbólico de la presidencia del país ya estaba deteriorado con Castillo, y ha llegado a un punto crítico con Boluarte. Parece como si no hubiera oportunidades, a pesar de la riqueza de acontecimientos y desafíos en el país, para que ella se posicione ante la cámara y demuestre que está tomando medidas.
Mientras se encontraba en el aire, surgió una posibilidad y un desafío. La idea de aterrizar en Stuttgart y ceder el avión presidencial se planteó como una opción. En este momento, pudimos observar la convergencia de dos símbolos desgastados: uno debido al paso de los años y la falta de mantenimiento, y el otro por las decisiones cuestionables tomadas en unos pocos meses en el poder. El avión presidencial, que alguna vez llevó a Alejandro Toledo en un viaje alrededor del mundo repleto de escándalos, hoy apenas cruzó el océano y se desvió para llevar a un grupo de viajeros varados en Tel Aviv a otra ciudad europea. Esta situación simboliza la decadencia tanto del presidencialismo como de su activo más costoso.
Los constantes viajes de Dina Boluarte han suscitado su primera moción de vacancia. Álex Flores, exmiembro de Perú Libre, presentó firmas alegando que la ley de ejercicio remoto es inconstitucional y que Boluarte habría infringido el Artículo 113 de la Constitución al salir del país sin permiso. Sin embargo, este permiso se obtuvo a través de una votación en el Congreso, y aunque la ley sea declarada inconstitucional, los viajes ya realizados siguen siendo legales. La moción también menciona la incapacidad moral, pero se sustenta en solo dos párrafos sobre las víctimas de las protestas. Esto plantea un primer enfrentamiento en el Congreso, donde la oposición parece más interesada en mejorar sus condiciones que en forzar la salida de Dina.
«La verdadera cuestión que debe plantearse es cuán distante se ha vuelto la presidenta para la ciudadanía después de sus continuos viajes al extranjero.«
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Posiciones Parlamentarias
Ruth Luque, miembro de Cambio Democrático – Juntos por el Perú, declaró que emitirá un voto en contra, marcando su preferencia por el rechazo de la solicitud de la presidenta Boluarte para salir del país. Su oposición se basa en su discrepancia con la ley que permite a Boluarte ejercer su rol de manera remota en el extranjero, debido a la ausencia de vicepresidentes en funciones. Además, Luque fundamentó su posición en la presentación de una demanda de inconstitucionalidad en relación con el trabajo remoto. Argumentó la gravedad de la recesión económica, afirmando que es inapropiado que Boluarte continúe viajando en lugar de abordar asuntos internos del país.
Por otro lado, Ilich López, un legislador no afiliado que renunció a Acción Popular, expresó una perspectiva diferente y anunció su voto a favor de la solicitud de la presidenta. López destacó que su decisión se fundamenta en consideraciones de Estado e institucionalidad, distanciándola de la figura de Dina Boluarte. Aseguró que su apoyo se debe a la importancia de cumplir con compromisos internacionales, independientemente del gobierno en el poder, y destacó la necesidad de mantener la representación del país en la area internacional.
Edward Málaga, también no afiliado, y Kira Alcarraz, de Podemos Perú, compartieron la misma postura al respaldar el pedido de la presidenta. Málaga expresó su inclinación a votar a favor, argumentando que los desacuerdos ideológicos no deben interferir con los compromisos internacionales y que la representación del país en el extranjero es crucial. Alcarraz, por su parte, mencionó que, a título personal, votaría a favor debido a la importancia de las reuniones bilaterales en las que Boluarte discutiría asuntos económicos con otros líderes.
En contraste, la bancada Unidad y Diálogo Parlamentario emitió un comunicado en el que anunció su voto en contra de la solicitud de Dina Boluarte. Justificaron su posición argumentando que la presidenta debería enfocarse en atender asuntos urgentes en el país, como la recesión económica, la inseguridad y proyectos relacionados con el fenómeno de El Niño.
La convocatoria a la sesión plenaria emitida por la Oficialía Mayor del Poder Legislativo, publicada el 27 de octubre, establece que la sesión se llevará a cabo el 30 de octubre de manera semipresencial y comenzará a las 4 p.m.