Hace algunas semanas, está en el ojo del mundo el termino denominado «Crisis de los contenedores». De la mano de las Naciones Unidas, se revela que el costo de transporte marítimo se verá seriamente afectado al menos hasta el 2023; y este impactará negativamente en productos importantes de la cadena de suministro. Gran parte de ellos son elementos de manufactura, tecnología, así como transporte y otros equipamientos, contribuyendo así con la presión inflacionaria.
Fundamentalmente todo apunta a China. Esta representa un gran porcentaje de volumen de comercio global tanto en compra como en venta. Cualquier politica proveniente del país asiático golpea tal cual el pequeño aleteo de una mariposa. Tal cual lo menciona Laura Montilla, directora para América Latina y el Caribe de la empresa de logística marítima Hillebrand:
“Indicadores económicos críticos, bajos niveles de inventario, temporada alta, congestión con falta de espacio y capacidad, aumento de los costos. Es la receta perfecta para que las tarifas de flete marítimo sigan aumentando”
Es así que el fenómeno es multicausal. Y en una temporada en la que la demanda es naturalmente mucho más alta que en cualquier otra, la oferta no puede hacer frente ya que se encuentra aún en recuperación.
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La situación en Latinoamérica
Desde el inicio de la pandemia, este lado del globo ha sufrido tardíamente los efectos que azotaron en primera instancia a los paises de primer mundo. Cuando la pandemia estalló, los casos de coronavirus se concentraban en Europa y Estados Unidos, para después estarlo en la región. De igual forma, la recuperación económica y el papel de las autoridades se vio obligado a enfrentar tareas más complicadas. Las alzas de precios están superando los objetivos de los encargados de política monetaria en las principales economías de la región. La inflación en Chile llegó al 6%; en México, al 6,2%; en Brasil, al 10,7%; en Argentina 52% y en Perú al rededor del 5%.
Distintos bancos apuntan a que el costo de vida será 10% más alta y esta se trasladará lentamente a los precios del consumidor al menos hasta el 2022. Asímismo, la falta de suministros y bienes importados para la industria golpean las economías latinoamericanas.
Las autoridades monetarias hacen lo posible para detener el alza de la inflación, elevando las tasas de interés y su acceso con estas. Pese a todo esto, distintos economistas apuntan a que los intentos por detener la presión inflacionaria con políticas agresivas, solo lograrán empeorarla. Una menor espectativa del lado de la oferta sumado a la crisis comercial no suena alentadora. Según proyecciones de Citigroup Inc., la tasa de inflación alcanzará el 10,6% este año; mientras que las estimaciones de Morgan Stanley para las seis mayores economías ponderadas por el crecimiento también sitúan las alzas de precios por encima del 10%.
“Los impactos a los suministros no son realmente algo que se pueda combatir con política monetaria”
Andre Loes, economista jefe para América Latina de Morgan Stanley
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¿Cuáles son las expectativas a futuro?
La economía latinoamericana suele estar inmersa en patrones inflacionarios. Contrario a lo que se puede pensar, el dólar no resume todo. Todo lo opuesto, el d´plar es solo un reflejo de los fenómenos que afectan de forma estructural las economías de esta parte del mundo. Tomando como ejemplo a Perú y Argentina, Colombia o Chile, el tipo de cambio en Perú varió al rededor de los 4 soles, en la misma tendencia que sus pares de Chile o Colombia; esto debido al fortalecimiento/debilitamiento del dólar global a consecuencia del tapering o la economía china. Sin embargo Argentina se diferencia del resto de la región gracias a su incapacidad de lidiar con la pandemia.
El desempeño dependerá fundamentalmente de elementos como el comercio exterior. Con problemas de importación, las cadenas de suministro se rompen y de esa manera no pueden ingresar divisas al país. La incertidumbre política es un elemento subestimado, ya que responde rápidamente a la inversión privada que puede abandonar el barco. Por último, el desempeño fiscal, en términos de deuda y emisión para financiarla, debe responder a la demanda de la población, que es el caso de Argentina.
En Perú, estos tres factores son preponderantes. Según datos del Banco Central de Reserva (BCRP), el tipo de cambio en el Perú ha aumentado 10.83% en lo que va del año, contrario a Colombia con 4% o Chile con un 6% aproximado. Siendo que a septiembre del mismo año el sol se depreció en un 12%, la amenaza de la inflación se veía venir.
De cara a las fiestas, se espera que dicho fenomeno multicausal impacte negativamente en los hogares de la región, elevando los precios rápidamente, pues los hogares que experimentan una mejor situación financiera querrán consumir lo que la pandemia les privó.