La administración pública forma parte de un conjunto de concepciones en la forma de interrelación y participación en el sector público tanto para hombres como mujeres, siendo esta última la más cuestionada en su intervención y carácter decisional. Frente a ello, con el planteamiento de la Política Nacional de Igualdad de Género aprobada por el D.S N.° 008-2019-MIMP se busca abarcar en cuanto a una metodología integral bajo una perspectiva con enfoque de género y meritocracia.
De igual manera con los Lineamientos para La Transversalización del Enfoque De Género en la Gestión Pública, que sustenta a modo de justificación: «Contamos con un marco orientativo en la forma de cómo transversalizar el enfoque de género en la gestión pública y así lograr la eficacia de las intervenciones públicas en beneficio de mujeres y hombres en su diversidad».
«Las mujeres ahora están en todos los lugares donde quieran estar, en la mayoría de los casos, por mérito propio (y no necesariamente por una cuota de género)», sostuvo Carla Mares, especialista en gestión estratégica y políticas públicas tributarias en un entrevista con la Escuela de Gestión Púbica de la Universidad del Pacífico.
Meritocracia y Enfoque de Igualdad de Género: dos caras de la moneda que se complementan
El dilema acerca de cuál de estas dimensiones cobra mayor importancia al ejercer cargos públicos ―meritocracia o igualdad de género― ha demostrado la complementariedad razonable y proporcional en ambos. Esto se da sustancialmente cuando se genera y provee espacios para una presencia equilibrada, tanto para hombres como mujeres, que les permita demostrar las aptitudes, capacidades gerenciales, competitividad y un liderazgo gestor.
Según la data del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) detectó que en el periodo 2022, la presencia de las mujeres en los cargos públicos no se ha mantenido constante ni continuo. Por ejemplo, en su reporte titulado Brechas de género 2021: avances hacia la igualdad de mujeres y hombres se recabó que en el último período electoral 2019-2022, las mujeres ocupan un 29,9 % en los cargos de gestión pública regional, a diferencia de lo que ocurría en el periodo 1995-1998, cuando solo el 8,5 % de las regidurías lo ocupaban las mujeres.
«La brecha de género ajustada en el ámbito público está vinculado a la discriminación, la autoselección o estereotipos de género. Es fundamental eliminar los factores que generan ese proceso de autoselección», aseguró Arlette Beltrán Barco, consultora internacional e investigadora en gestión pública, políticas sociales y presupuestos participativos con enfoque de género.
Cabe resaltar que esta convergencia en unificar un enfoque en igualdad de género con meritocracia responde a la solidez que se requiere en el quehacer de la gestión de políticas públicas y en todas sus formas de administración pública.
Igualdad de oportunidades en base a la ética y el mérito: ¿la nueva panacea para la eficiencia y competitividad del Gobierno?
La carente legitimidad democrática, el ineficaz manejo de los recursos públicos e inmoralidad de quienes la asumen son el resultado del desarrollo de la gestión pública.
Todo ello se ha materializado en las implicancias del manejo gerencial y ejecución de mecanismos de control. Sin embargo, la eficiencia del Gobierno exige más de aquellos funcionarios o funcionarias conocedores en la hermenéutica administrativa y pública en la que es preferible prevalecer las aptitudes y destrezas como actores claves de gestión. Más aún cuando en cada periodo de Gobierno, hay una constante evaluación del rendimiento en su eficiencia y eficacia.
En relación a la data estadística recogida, el Centrum PUCP y el Institute of Management Development (IMD) de Suiza presentaron los resultados del Ranking de Competitividad Mundial 2023. En esta se denota que Perú se encuentra en el puesto 55 de 64 países. Se ha evidenciado que hemos retrocedido tanto en puntos como de posición en el referido ranking, con una sutil mejora en la eficiencia del gobierno superando a Argentina y Venezuela.
Las necesarias reformas que se requieren y exigen para reconstruir las directrices de la gestión pública con el gradual avance en generar espacios equitativos y meritocráticos, tanto para hombres como mujeres, permitieron como resultado este ascenso en la eficiencia del Gobierno para la capacidad gerencial pública y su posicionamiento a comparación de los demás países de la región.