Las historias de amor, qué duda cabe, son hermosas mientras duran. Sin embargo, la miel de su existencia no excluye la posibilidad de un final amargo. Recordemos a Romeo y Julieta. El galán de la obra de Shakespeare, después de matar a París —su rival— bebe un veneno y se suicida creyendo que su amada está muerta. Al despertar de un profundo sueño forzado por una pócima, Julieta decide matarse también al saber que su idóneo está muerto. La historia de un furtivo amor con el final más trágico y memorable, probablemente, de la historia de la literatura.
Pero las historias de amor, que parecen son perfectas, no están reservadas solo para la ficción. Lionel Messi y el Fútbol Club Barcelona son ejemplo de ello. No podía haber una historia real más literaria. Un agente español viaja a Argentina, conoce al niño prodigio y le paga el tratamiento que le hacía falta. El niño sorprende a todos con su talento desbordante y hace divisiones menores en Cataluña. Debuta a los 16 años, gana todos los títulos posibles, una cifra alucinante de balones de oro pero no se retira en el club de sus amores. En este caso el romance también termina de manera trágica. No hay ningún muerto involucrado, no hay suicidios, no hay pócimas, venenos. Hay algo que es más común a todos: el dinero, el vil metal.
¿Por qué se fue Messi del Barcelona?
Hace casi un año, Lionel Messi amagó con dejar el F.C. Barcelona. Cansado del manejo dirigencial del entonces presidente del Club Josep María Bartomeu, el 10 argentino dijo que escucharía cualquier oferta seductora y dejaría el elenco blaugrana. Finalmente, Bartomeu hizo fuerza de la cláusula de recisión y pidió 700 millones de euros por el argentino. Por supuesto, no hubo ningún club en la faz de la tierra capaz de pagar semejante cantidad de dinero.
Un verano europeo después, el Rosarino deja, ahora sí, el club catalán y el nuevo presidente Joan Laporta no puede retenerlo. No puede cumplir su promesa electoral. Lo escogieron porque prometió que renovaría el contrato de Messi. Prometió que el hijo pródigo continuaría. No cumplió.
Jorge Messi, padre y representante de Lionel, aterrizó este jueves en Barcelona para finiquitar el nuevo contrato de su retoño en el club culé. Todo estaba listo. No obstante, la expectativa de continuar viendo a Messi en el Camp Nou se hizo añicos cuando Laporta le comunicó que no podía inscribir el nuevo contrato.
¿Por qué? Desde España, los medios de comunicación especifican que después de gastar 506 millones de euros en los salarios del equipo la temporada pasada, La Liga, ente rector del fútbol de primera división en España, limitó los gastos del Barça a 347 millones para este ciclo.
Hace una semana, la dirigencia culé había recibido la noticia que parecía ser la salvación. La Liga había culminado un contrato con la inversora CVC que significa un impulso financiero para todos los clubes; es decir, Messi podría encajar en las finanzas del Barcelona y por ende, podría continuar. Pero el acuerdo con la inversora no se ha finiquitado y la entidad blaugrana no se puede fiar de un dinero inexistente; ya que, un error en las cuentas del club terminaría por desfalcar las arcas y dejarían en escombros la entidad.
La reacción de Jorge Messi, cuentan desde España, fue dar por terminada la cumbre. El acuerdo en el que el argentino aceptaba la reducción salarial del 70 % respecto a la temporada pasada, no fue suficiente para continuar con el vínculo y mantener contentos a los catalanes a la par que dejaban con vida a una de las relaciones amorosas más simbólicas de la historia del fútbol.
Messi al PSG y Mbappé a Madrid
Así como lo lee. El madridismo está más que emocionado con la idea de que Messi fiche por el Paris Saint Germain. Si «la pulga» concreta su traspaso al equipo francés, los parisinos, de no vender a una estrella, incurrirían en el fair play financiero. Esta medida impuesta por la UEFA, en términos concretos, establece que una entidad no puede gastar más dinero del que ingresa.
En el caso del PSG, difícilmente pueden solventar, en papeles, cómo pagarían el sueldo de Messi cuando ya financian a Neymar y Mbappé que cuestan 36, 8 millones y 18 millones de euros anuales, respectivamente. Es decir, solo dos jugadores cuestan 54.8 millones de euros al año. ¿Cómo se podría justificar en ingresos el costo de toda la plantilla? Ante este escenario, la llegada de Messi al PSG y la partida de la joya francesa a la capital española, serían la respuesta más previsible. Mientras que en Cataluña se queda un Agüero desconcertado.