El gobierno de Brasil aprobó este martes su adhesión a la OPEP+, una coalición que reúne a algunos de los principales países exportadores de petróleo. Esta decisión refuerza la posición de Brasil como un actor clave en el sector energético. Esto ocurre a menos de un año de que el país albergue la cumbre climática anual de la ONU. La decisión fue tomada por el Consejo Nacional de Política Energética en respuesta a una invitación formal recibida en el año 2023.
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La OPEP y la OPEP+
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fue fundada en el año1960 con el objetivo de coordinar y unificar las políticas petroleras de sus miembros para garantizar precios justos y estables. En 2016, se formó la OPEP+, que incluye a países no miembros de la OPEP, como Rusia y México, para ampliar la cooperación en el control de la producción y los precios del petróleo. Este grupo ha demostrado ser influyente en la estabilización del mercado petrolero, especialmente durante períodos de volatilidad. Entre estos países, Rusia es la más influyente.
A pesar de su ingreso al grupo, Brasil no estará sujeto a compromisos obligatorios como los recortes de producción, aclaró el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira. El mencionado describió la OPEP+ como un espacio de diálogo para coordinar estrategias entre países productores y defendió el papel de Brasil en la industria petrolera. “No debemos avergonzarnos de ser productores de petróleo. Brasil necesita crecimiento, desarrollo y generación de empleo e ingresos”, sostuvo.
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Brasil y el sector petrolero
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El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en su tercer mandato y con una fuerte agenda ambiental, ha impulsado políticas para reducir la deforestación en la Amazonía y fortalecer los derechos indígenas. No obstante, también ha argumentado que los ingresos derivados del petróleo pueden financiar una transición hacia energías renovables. En las últimas semanas, Lula ha instado al regulador ambiental de Brasil a aprobar la exploración petrolera en la desembocadura del río Amazonas, una zona de gran biodiversidad.
Brasil es actualmente el séptimo mayor productor de petróleo del mundo, con una producción de aproximadamente 4,3 millones de barriles diarios. Ello representa el 4% de la oferta global, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos. En 2024, el petróleo crudo se convirtió en el principal producto de exportación del país, representando el 13,3% del comercio exterior brasileño y superando a la soja.
Diversas opiniones en el nuevo enfoque
Sin embargo, la estrategia de Lula para aumentar la producción de petróleo ha generado críticas, especialmente cuando Brasil se prepara para ser anfitrión de la COP30 en noviembre. Uno de los objetivos centrales de estas conferencias ha sido la reducción del uso de combustibles fósiles, principales emisores de gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global.
Para Suely Araújo, portavoz del Observatorio del Clima, una red que agrupa 133 organizaciones ambientales, sociales y académicas, la adhesión de Brasil a la OPEP+ representa un retroceso en las políticas climáticas del gobierno. “Sumarse a cualquier instancia de la OPEP es una señal de involución. Apostar por la exploración de nuevos yacimientos de combustibles fósiles significa optar por soluciones del pasado ante un desafío urgente del presente y el futuro”, afirmó Araújo.
A pesar del enfoque reciente en el petróleo, el gobierno también está iniciando procesos para unirse a organizaciones enfocadas en energías renovables, como la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). Esto sugiere un intento por equilibrar sus intereses energéticos tradicionales con un compromiso hacia un futuro más sostenible.