Luego de tres años de haber engañado a la empresa donde trabajaba, vendiendo un terreno a sobrecosto, Soto adquirió una lujosa casa en Cusco.
En diciembre de 2012, el actual presidente del Congreso, Alejandro Soto, vendió un terreno por US$ 265.000 a la empresa donde trabajaba como asesor legal, Transportes Waynapicchu. Para consumar el engaño, ocultó que ocho meses antes había adquirido el mismo predio por US$ 5.000 a una comunidad campesina. Menos de tres años después, Soto adquirió un lujoso inmueble el 20 de octubre del 2015 por US$ 252.000 ubicado en el distrito cusqueño de San Jerónimo. El titular del Parlamento efectuó la adquisición cuando la empresa donde trabajaba aún no había descubierto que fue víctima de un timo.
La maniobra de Soto
Fue recién en 2017, cuando un nuevo directorio asumió la conducción de Transportes Waynapicchu y ordenó una auditoría de su patrimonio, que descubrió la maniobra de Soto. Por esto lo denunció por estafa y falsedad genérica. La empresa de transportes detectó que Soto, en complicidad con miembros del anterior directorio, hizo que la empresa pagara US$ 265.000 por un predio por el que él había abonado US$ 5.000 a unos campesinos. No es descabellado pensar que los US$ 265.000 obtenidos por Soto por la venta del terreno luego los destinara a la adquisición de la mansión por US$ 252.000. No existe en la partida registral respectiva que Soto haya adquirido el inmueble a través de una hipoteca.
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Ese mismo año, luego de recibir los informes de auditoría sobre al compra fraudulenta, la Junta General de Accionistas de Transportes Waynapicchu denunció al expresidente del Directorio Cristóbal Moraly, al exgerente general Mario Sequeiros Fajardo, además de la contadora Dante Flores Medina y al propio Soto. Es decir, dos años luego que este adquiriera la residencia por US$ 252.000. El domicilio de tres pisos y de aproximadamente 180 metros cuadrados está ubicado en una zona exclusiva del distrito de San Jerónimo en Cusco,