La primera vuelta en Argentina resultó ser un baldazo de agua fría para muchos, pues los resultados encumbraron al candidato de gobierno, Sergio Massa. La efervescencia liberal en Argentina se ha encontrado con un tope al cual difícilmente podrá superar y es que el rango de votantes que obtuvo entre las PASO y la primera vuelta del pasado 22 de octubre apenas ha fluctuado. Eso significa que el votante de Milei corresponde a un nicho político.
Ese nicho político es el que las ideas liberales han venido gestando con el paso de los años y, sumado a ello, está el resentimiento y realismo de cientos de miles de argentinos frente a un modelo político-económico que los ha sumergido en la miseria durante décadas. Sin embargo, esa misma manera de crecimiento electoral es la causante de su estancamiento, dado que, al mantener un ideario tan radical y sumado a las constantes declaraciones polémicas de Javier Milei, los condena a un antagonismo absoluto de ideas porque hay millones de argentinos que no comulgan con el ideario liberal y que ven en Milei a un “anti derechos”.
Esto es algo que el equipo electoral de La Libertad Avanza ha logrado captar, logrando así que en las últimas semanas (y seguramente en lo que reste de campaña electoral) hemos visto a Milei cada vez más cercano con sectores de trabajadores y con rivales que en otro momento criticaba, como es el caso del Macrismo. Este fenómeno, para los entendidos, es algo completamente comprensible por el propio funcionamiento de la política, no obstante, es visto como un gesto de traición para miles de jóvenes argentinos que se vieron movilizados por el pensamiento liberal.
Es a ellos a los que les resultará necesario tener una dosis de realismo político y comprender que el consenso y el diálogo son esenciales en cualquier proceso político, pues la política sin intercambio de ideas y acuerdos es inentendible y con más razón en un mundo como el nuestro, sumergido en el paradigma de la democracia. Es así como los idealismos liberales verán que su efervescencia decaerá por el propio manejo político, hasta el león más anárquico se ve sometido por la urgencia de consenso para obtener el poder.
La dura realidad relatada es algo por lo que gran parte de los jóvenes que acceden a la política tienen que pasar. El idealismo vuelto praxis política no es más que candidez e ingenuidad de la que los sagaces se aprovechan. Esta realidad no se circunscribe únicamente al país del sur, sino que repercute en todos los países y, en el caso peruano, hemos visto cómo el idealismo ha devenido en extremismo y pensamientos que nos han llevado al escenario en el que nos encontramos actualmente.
Esperemos que en Argentina puedan comprender el sentido de la política y el poder para la adecuada gestación de gobiernos que sostengan el país. Sumado a ello, es importante recordar que en política se debe estar siempre preparado para el diálogo y la concertación, siempre y cuando esta se dé dentro de un marco razonable. Esta razonabilidad es la que, en el fondo, respalda a Milei, pues las alianzas que ha comenzado a forjar (a pesar de haber sido extremadamente crítico durante el inicio de su candidatura) le están sirviendo para generar un frente anti Kirchnerista. Ha estado buscando en todos los lugares posibles aliados que le resulten de apoyo en la segunda vuelta electoral del 19 de noviembre. A pesar de todos los esfuerzos realizados por la oposición, el panorama futuro hasta la segunda vuelta sigue resultando incierto, porque nada garantiza que el 100% de los votantes de Patricia Bullrich voten por Javier Milei y de igual manera con el caso de Juan Schiaretti. Las piezas se encuentran sobre el tablero y queda esperar el desenvolvimiento de Javier Milei, que por primera vez se encuentra en la necesidad de buscar acuerdos con sectores que precisamente no son liberales. Todo está en manos de sus capacidades políticas y quizá el economista nos muestre que es más político de lo que indica ser.