La amnistía, a lo largo de la historia, ha sido un instrumento político que busca perdonar o absolver ciertos delitos. Esto a menudo con el objetivo de promover la reconciliación y la estabilidad en una nación. En España, recordamos la Ley de Amnistía de 1977, un hito crucial en el proceso de transición a la democracia después de décadas de régimen franquista. Esta ley permitió la liberación de presos políticos y exiliados, allanando el camino para la restauración de la democracia en el país.
Sin embargo, hoy en día, nos encontramos en un escenario político donde la amnistía vuelve a estar en el centro de la discusión. En este caso, no se trata de promover una rencociliacion sino resaltar el logro de una inconstitucionalidad hacia los lideres que perpetraron un referdum ilegal. El PSOE y Junts están ultimando negociaciones que podrían llevar a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Una parte clave de estas conversaciones involucra cuestiones relacionadas con el perdón para los lideres catalanes que enfrentaron cargos tras el referéndum de independencia de 2017 en Cataluña.
Las negociaciones entre estas fuerzas políticas, en este contexto, plantean cuestiones fundamentales sobre la justicia, la reconciliación y el equilibrio político en España. Mientras algunos argumentan que esta amnistía es necesaria para avanzar y superar divisiones, otros, como el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, expresan su oposición y preocupación. Por ello, consideran un debilitamiento del Estado de Derecho y un trato privilegiado hacia los implicados en el proceso independentista catalán.
Este debate sobre la amnistía refleja una lucha más amplia en la política española. En ella, diferentes facciones y partidos se enfrentan en un paisaje político cada vez más polarizado. Mientras el PSOE celebra el respaldo de su militancia a los pactos con formaciones como Sumar y los partidos independentistas, otros se movilizan en contra de estos acuerdos. Se teme que puedan llevar a un cambio significativo en la estructura y la unidad de España.
¿Nacionalismo o Unidad? El Reto del Encaje de Cataluña en España
La idea de debatir sobre la relación de Cataluña con el resto de España y la necesidad de un pacto de Estado. Muchos partidos españoles y algunos líderes territoriales afirman que no existe un problema político en Cataluña, ya que según ellos, la Constitución ya lo resuelve. Además, partidos como Vox simplemente proponen eliminar la autonomía de Cataluña. Esto refleja una histórica postura del nacionalismo español, que ha tenido dificultades para lidiar con la identidad catalana. Además, a menudo ha optado por negar su existencia o rechazarla, bajo la creencia de que el problema de Cataluña no tiene solución.
Es lamentable porque en España realmente se enfrentan en un problema territorial. No solo porque una parte significativa de la población catalana ha respaldado partidos independentistas, con mayorías en el Parlamento autonómico, sino también porque más de la mitad de los ciudadanos catalanes están insatisfechos con la forma en que se reconoce su identidad. Asimismo, creen que es necesario hacer cambios en el modelo territorial, en lo que comúnmente se conoce como el «encaje» de Cataluña en España.
La clave para abordar este conflicto radica en convencer a una parte importante de los ciudadanos catalanes de que es posible sentir una identidad dual, catalana y española, y que la coexistencia es beneficiosa. Esto no se logra mediante la represión, sino a través del diálogo, la negociación y el acuerdo.
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Amnistía y Democracia
La amnistía, en su mayoría, se considera más como una herramienta política que de clemencia. Mientras que el indulto se otorga a personas específicas, la amnistía no se enfoca en individuos concretos, sino en situaciones políticas creadas por una serie de condenas penales relacionadas con actividades o eventos políticos en un momento específico de la historia.
Sin embargo, la amnistía, como cualquier ley general, requiere una justificación y una delimitación de los hechos a los que se aplicará. El poder de otorgarla reside en el Parlamento, que debe formalizarla a través de una ley orgánica, que exige una mayoría absoluta para su aprobación. Es cierto que, como han señalado algunos, puede generar cierto grado de desigualdad en comparación con los delitos cometidos por otras personas en circunstancias muy diferentes. El legislador justifica su discrecionalidad, ya que lo que busca con una ley de amnistía es borrar eventos y hechos muy específicos (el referemdum catalan)
El meollo de la cuestión no radica en la amnistía en sí, sino en la figura de Puigdemont (Ex-presidente de la Generalitat de Catalunya). Excluir a Puigdemont de una potencial ley de amnistía equivale a sancionarlo por ejercer un derecho fundamental, algo que va en contra de los principios democráticos de cualquier nación verdaderamente democrática.
Una amnistía que abarcara a todos los demás ciudadanos y líderes políticos de menor rango en el Gobierno no encontraría resistencia. Más bien, toparía con la oposición de aquellos que consideran ilegítimas las acciones de los gobiernos presididos por Pedro Sánchez, y por lo tanto, rechazan de plano cualquier iniciativa proveniente de ellos. Pero no es el caso de aquellos dispuestos a abogar con base en la Constitución.
Dejo claro que la amnistía se ajusta perfectamente a la Constitución. Sin embargo, la verdadera traba proviene de la esfera política y, en particular, de la no amnistía de Puigdemont. Desde un punto de vista puramente jurídico, puede que no haya impedimentos para la amnistía, pero desde una perspectiva política, la situación se complica.
A puerta de la Investidura
La investidura de Pedro Sánchez se acelera a medida que se cierra un acuerdo crucial sobre la ley de amnistía. El PSOE y ERC han llegado a un entendimiento que allana el camino para la presentación de esta ley en el Congreso. Aunque aún quedan algunos detalles por acordar con Junts, esta negociación ha marcado un hito importante.
En esta conversación, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, han desbloqueado los últimos detalles de la futura ley de amnistía. Esto se percibe como un paso esencial hacia la investidura de Sánchez, que ya parece estar bien encaminada, con el apoyo de diferentes fuerzas políticas.
Además, el pacto político entre el PSOE y sus aliados incluye otros puntos que se han estado debatiendo durante semanas. El objetivo es lograr un acuerdo que trascienda la simple investidura y abra el camino para la aprobación de los primeros Presupuestos. Todo está planeado para avanzar hacia la investidura la próxima semana.
Este acuerdo no ha estado exento de polémica, como se vio en la controvertida foto del número tres de los socialistas, Santos Cerdán, con Carles Puigdemont en Bruselas. Sin embargo, el PSOE considera que estos pasos son necesarios para resolver problemas y avanzar hacia la reconciliación.
Además, existe el riesgo de que la amnistía, en lugar de restañar la fractura política en Cataluña, cause un desgarro aún más significativo en una sociedad española ya polarizada. La controversia en torno a la amnistía podría exacerbar las divisiones y avivar tensiones políticas, lo que podría tener un impacto negativo en la estabilidad y la cohesión del país.
En última instancia, la amnistía es una herramienta política delicada que debe ser utilizada con precaución y considerando cuidadosamente sus consecuencias a largo plazo. Si bien es importante buscar soluciones para resolver los conflictos y avanzar hacia la reconciliación, es fundamental que cualquier medida de este tipo sea equitativa, transparente y garantice un compromiso genuino con el respeto a la legalidad y la convivencia pacífica.