En las últimas semanas, hemos sido testigos de importantes desarrollos en el ámbito financiero de los Estados Unidos que podrían tener repercusiones significativas para la privacidad individual y el futuro de los activos digitales no regulados. Si hacemos un análisis detallado de la data, de los informes oficiales, de las opiniones de los analistas económicos y geopolíticos más importantes, y de lás más recientes acciones judiciales emprendidas por la Comisión de Valores de los Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés) contra las criptomonedas, podemos observar lo siguiente:
Con el propósito de recuperar su hegemonía política como primera potencia mundial, así como mantener el dólar como moneda de referencia mundial, el gobierno estadounidense ha planificado una reorganización de su sistema financiero en el corto plazo. Luego de ella, solo los bancos más sólidos, como Bank of America, Citibank, JP Morgan y Wells Fargo, quedarían en pie como pilares del sistema.
Esta reorganización no es una simple medida de eficiencia, sino que estaría intrínsecamente ligada a la creación de un dólar digital (CBDC, por sus siglas en inglés) emitido única y exclusivamente el Banco Central de Reserva (FED por sus siglas en inglés). Es importante destacar que la implementación de la CBDC implica necesariamente la prohibición internacional de activos digitales no regulados, como Bitcoin y muchos otros. Esta combinación de eventos plantea serias preocupaciones sobre una reducción de la privacidad individual a cambio de un bien mayor: la recuperación del poder político y económico mundial de los Estados Unidos.
Si bien la CBDC ofrece beneficios como una mayor eficiencia y bancarización, también representa una gran incursión en la privacidad. La CBDC o dólar digital, al ser una moneda digital controlada por el FED, tiene el potencial de ser empleada para rastrear cada transacción y eliminar el anonimato asociado tradicionalmente con el efectivo o con el dólar existente y depositado en bancos privado, el cual ya no podría ser utilizado como medio de pago pues está siendo retirado de circulación en varios países del mundo. Adicionalmente, la CBDC es programable. Es decir, el FED puede establecer una fecha de expiración para que el dinero representado ella sea gastado, luego del cual ya no podría utilizarse, lo que significaría una pérdida para sus titulares. Este nivel de política monetaria, vigilancia y control por parte del FED viene generando serias preocupaciones sobre la erosión de la privacidad financiera y la autonomía personal.
Reorganización financiera e impacto en la privacidad
La decisión del gobierno de los Estados Unidos de reorganizar su sistema financiero tiene implicaciones profundas para la privacidad individual. Al concentrar el poder bancario en un grupo selecto de instituciones financieras sólidas, se espera ostensiblemente que se fortalezca el sistema financiero en su conjunto. Pero este proceso de reestructuración también puede resultar en una mayor centralización y control gubernamental sobre las transacciones y los datos financieros de los ciudadanos. La eliminación de instituciones más pequeñas y menos sólidas del sistema puede conducir a un mayor nivel de vigilancia y supervisión por parte de las autoridades, pero también en una reducción del crédito disponible para los individuos y las pequeñas y medianas empresas.
Implementación de las CBDCs y riesgo de las criptomonedas
Allanar el camino para la creación de la CBDC es el objetivo principal de esta reorganización financiera. Un nuevo dólar digital tiene el potencial de revolucionar la forma en que realizamos transacciones y manejamos nuestras finanzas. Y como hemos anotado, implica necesariamente la prohibición internacional de activos digitales no regulados (las criptomonedas). Con un dólar digital único como el CBDC, cada transacción podrá ser rastreada y vinculada a una identidad específica, eliminando así el anonimato tradicionalmente asociado con el efectivo y el dólar privado actual, así como el secreto que proveen los activos digitales no regulados.
Desafío de los activos digitales no regulados
En paralelo a la implementación del nuevo dólar digital o CBDC, existe ya en proceso de implementación por el Ejecutivo estadounidense una estrategia judicial hacia la prohibición internacional de activos digitales no regulados, en particular las criptomonedas como Bitcoin y otras. Las criptomonedas ofrecen a los individuos la capacidad de realizar transacciones privadas e independientes, sin la intervención de autoridades centrales. Sin embargo, su existencia es incompatible con el concepto de transparencia y control total promovido por el nuevo dólar digital y la reorganización financiera ya planificada y en marcha. La estrategia en contra de estos activos digitales comenzó el lunes con una extensa demanda de la SEC en las Cortes Federales de Washington, DC, contra Binance (uno de las dos cámaras de compensación o exchanges de criptomonedas) y sus principales funcionarios, acusándolos principalmente de “operar ilegalmente en su territorio”. Inmediatamente después, al día siguiente la SEC presentó otra demanda similar contra Coinbase (la segunda cámara de compensación o exchange de criptomonedas más grande del mundo). Con estas demandas, Estados Unidos ha dado comienzo a su estrategia de recuperación monetaria y geopolítica. Lamentablemente está tendrá serias repercusiones en la autonomía financiera individual y en la capacidad de preservar la riqueza personal fuera del control de la FED y de los sistemas centralizados de los países aliados de Estados Unidos. Finalmente, es importante recordar que en el Perú el BCR viene trabajando en un CBDC peruano que reemplazaría al Sol.
Cambios
Es crucial que los lectores comprendan los cambios que se avecinan en el sistema financiero de los Estados Unidos y cómo estos cambios pueden afectar la privacidad individual y la libertad financiera en todo el mundo. La reorganización propuesta, junto con la implementación de nuevo dólar digital (CBDC) y la prohibición de los activos digitales no regulados, plantea un escenario en el que la privacidad financiera se ve amenazada y el control individual se ve comprometido. Como ciudadanos informados, debemos ser conscientes de estas implicaciones y debatir abiertamente sobre el equilibrio adecuado entre la seguridad financiera y la privacidad individual. La protección de nuestros derechos y libertades es fundamental para garantizar una sociedad justa y democrática en la era digital.