Hora de ponerse el traje de gala. Los cuartos de final de la Champions League 22-23 se asoman en el horizonte y todos están a la orden del día aguardando por su comienzo. El sorteo de la penúltima ronda eliminatoria nos deparó, como siempre, grandes, interesantes e imperdibles enfrentamientos que estarán al rojo vivo. El deseo de alzar la ‘Orejona’ es muy real. Los ocho mejores equipo de Europa, conscientes de ello, pondrán sobre la mesa sus mejores cartas con tal de cumplir sus sueños.
Y es que, ya entrados en la etapa más trascendental del torneo del planeta por antonomasia, es en este punto donde las emociones erosionan, las expectativas se incrementan y la magia del torneo de las estrellas hace lo suyo. Mística, fantasía y epicidad es lo que se viene. En cuanto el himno de la Liga de Campeones comience a sonar, la aventura que nos conduce hacia Estambul alcanzará niveles nunca antes vistos.
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Benfica-Inter: un inmortal clásico de Europa
Por más que sus enfrentamientos se cuenten con los dedos de una mano, los cruces entre Benfica e Inter definen la historia del fútbol del viejo continente. Mejor dicho, su único duelo en la Copa de Europa lo hace. No es por nada que la final del curso 1964-65 es recordada como un evento que marcó el futuro de la competición más grande del planeta, que por entonces cumplía apenas una década de existencia. En esos tiempos, solo cuatro equipos se habían coronado: el legendario Real Madrid de Alfredo Di Stefano, Ferenc Puskás y Paco Gento —que forjó su leyenda con esas 5 ‘Orejonas’ al hilo—; el Milán de Gianni Rivera, Cesare Maldini y el peruano Víctor Benítez —que ganó nombre—; y, claro, los protagonistas de esta historia.
Retrocediendo 58 años atrás, Giuseppe Meazza se preparó a lo grande para albergar su primera contienda decisiva a nivel de clubes. La cuestión lo ameritaba. Era el duelo que medía a Sandro Mazzola, Luis Suárez y Eusebio —tres de los más icónicos delanteros de todos los tiempos—, ponía a prueba el ‘Catenaccio’ del ‘ilustre ‘mago’ Helenio Herrera y —por si fuera poco— tenía las palabras malditas de Béla Guttman murmullando alrededor. Capitaneados por los míticos Armando Picchi y Mário Coluna, respectivamente, Inter —vigente monarca— y Benfica —dos veces campeón— encandilaron a los presentes. El gol de Jair permitió que los italianos conserven el cetro, pero lo que se recuerda en los libros de historia es un juego que marcó una era.
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Manchester City-Bayern Münich: fuera el alumno, entra el maestro
Al instante en que se definieron los choques de la segunda eliminatoria K.O, los reflectores se posaron sobre Mánchester y Münich. Pep Guardiola y Julian Nagelsmann, por supuesto, eran los principales centros de atención. El encanto estaba en atestiguar la batalla táctica que llevarían a cabo el español contra el que muchos llaman su sucesor legítimo de los banquillos. Lástima que habrá que quedarse con las ganas. Cansado de sus experimentos y declaraciones explosivas, según medios alemanes, la cúpula del Bayern Münich desestimó, el pasado 24 de marzo, los servicios del todavía aspirante y decidió apostar por el sujeto que lo adiestró. Así es, Thomas Tuchel vuelve al gran escenario para añadirle mayor morbo al asunto.
Justo cuando su Mánchester City marcha viento en popa —llevan ocho victorias seguidas desde el 7-0 al Leipzig en la vuelta de las octavos— en el tramo más convulso de la temporada, a Guardiola se le reaparece un inesperado y traumático escolló en su trayecto. Un Tuchel que, como todo sabemos, le propició el golpe más grande a su carrera. Aquella final de la Champions League 20-21, que terminó con el Chelsea tocando el cielo en la noche de Porto, continúa haciendo eco hasta ahora. Ni contar con un saldo positivo en sus envites —seis triunfos del catalán, un empate y tres conquistas del germano—, que auguran pronósticos positivos. Sin embargo, sí que anticipan un combate dentro y fuera del campo digno de auténticos maestros estrategas.
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Real Madrid-Chelsea: ¿lo consuetudinario o lo impredecible?
Cruzándose por la tercera eliminatoria consecutiva en Europa, Real Madrid y Chelsea disputan una llave en la que no se debe dar nada por hecho. Lo único seguro es que puede ocurrir de todo. Subestimarlos, tal cual se ha comprobado estos dos últimos años, es un pecado mortal. Poco o nada importa el momento que atraviesen cuando se trata de la Liga de Campeones. Porque los madrileños, honrando su legado en el torneo, suelen cobrar inspiración de sus glorias pasadas para volverse invencibles ante cualquier contrincante y ampliar su palmarés continental, como hicieron el curso anterior. Lo mismo sucede con unos londinenses que cada vez que parten con perfil bajo y nada que perder, terminan dando el batacazo, al igual que hace dos años.
No es mal momento para que ambos casos ocurran una vez más. En lo que seguramente será la última temporada de Carlo Ancelotti a nivel de clubes, el Real Madrid tiene ante sí la oportunidad de seguir imponiendo su litigio y despedir al técnico que más veces ha conquistado la Champions League —cuatro— como solo él merece. Por contrapartida, el mismo Frank Lampard tiene en su haber limpiar su imagen como entrenador del Chelsea, al devolverle al club de su vida el máximo galardón que le obsequió en su época de jugador —la Champions League 11-12— en su retorno a Stamford Bridge. Así las cosas, sea imponiendo el peso de su escudo o ejerciendo un encomiable manejo de crisis, ambos rivales se apegan a la épica.
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Milán-Nápoli: las ‘dos Italias’ en su cumbre más álgida
Desde tiempos inmemoriales Italia ha estado dividida. El conflicto entre el norte y el sur del país transalpino acapara todos los espectros de la vida cotidiana. El fútbol no es la excepción. Una rivalidad que encarnan a la perfección los ‘tres grandes’ del país, Juventus, Inter y Milán, y el Nápoli, exponente de los marginados sureños por excelencia y eternamente suprimido por sus archienemigos. No obstante, todo cambió en el momento en que un argentino de cabello rizado estalló la revolución y se atrevieron a enfrentar de tú a tú al triunvirato norteño. Dos Serie A (1986-87 y 1989-90), una Copa Italia (1986-87), una Supercopa de Italia (1990) y una Copa UEFA (1988-89) bastaron para colocar a los ‘azzurros’ en el mapa.
En aquellas épocas, entre finales de los ochentas y principios de los noventas, en los que el ‘Calcio’ era comparado con la ‘NBA del fútbol’, el conflicto interno vivió sus momentos más convulsos. Hasta ahora. Con Milán y Nápoli midiéndose en los cuartos de final de la Champions League, será la primera vez en la historia del balompié italiano que la disputa entre regiones se traslade al gran escenario. Sin duda, la cumbre más álgida que alguna vez podrían haber alcanzado actualmente y que rebobina viejas cintas de varios célebres partidos. Las escuadras de Stefano Pioli y Luciano Spalletti deberán estar a la altura. El reciente 0-4 en el Diego Armando Maradona es pasado, ahora saldrán sin pestañar a por el todo o nada.