Alejandro Vigil, enólogo de El Enemigo y Catena Zapata, estampa nuevamente su huella en la historia del vino. Aunque calificar con números el arte que produce este winemaker pueda ser un pecado en este mundo, las estadísticas que tiene son las de un oro olímpico, y su último resultado da fe de ello.
En una de sus publicaciones más recientes, JamesSuckling.com, el sitio creado por el prestigioso crítico estadounidense, compartió las notas de cata correspondientes a la primera semana de marzo. Durante esta semana, el equipo de críticos degustó un total de 783 vinos, y varios productores argentinos destacaron con puntajes elevados. Sin embargo, solo dos lograron la máxima calificación.
Una de sus etiquetas emblemáticas de Vigil ha obtenido 100 puntos ‘Suckling’, se trata del Gran Enemigo Gualtallary 2019. Esta calificación muestra que Mendoza no solo es una capital vitibinícola por su aclamado e incomparable malbec, sino por otras cepas, en este caso por el cabernet franc.
Suckling define el arte de Vigil destacando cada aspecto que tiene, llegando a definirlo como un vino «seductor: «Un cabernet franc complejo, retenido y deliciosamente austero con tierra húmeda y setas. Súper serio y calcáreo en el paladar con muchos taninos disueltos y texturizados mineralmente. ¡Muy largo e inflexible! Un cabernet franc increíble de Gualtallary hecho por Alejandro Vigil. Extremadamente puro, mineral y seductor. Un fabuloso cabernet franc que crece en el paladar con una tensión de textura notable. Quiero beber una botella ahora mismo, aunque pueda aguantar extremadamente bien».
Ante este logro, Vigil se ha mostrado entusiasmado, destacando que Argentina tiene mucho para dar en contraste con otras lugares: «Lo bueno es que seguimos ratificando que Argentina puede hacer grandes vinos, no solamente Malbec, sino también Chardonnay o Cabernet Franc. Es la prueba de que podemos seguir pensando en que nuestras zonas tienen un potencial de altura que no hay en cualquier otro terroir del mundo. Eso nos pone en el cuadro mundial. Se trata de un reconocimiento a una zona y, en este caso en particular, a un viñedo como Adrianna, que es totalmente particular y singular».