Y un día, Gareth Bale volvió a pisar el templo del Real Madrid: el Santiago Bernabéu. Tras 773 días de ausencia, el jugador de Gales no participaba en un encuentro oficial con la camiseta ‘merengue’ desde febrero de 2020, en un partido contra el Manchester City, donde firmaron una derrota por 2-1. El entrenador, Carlo Ancelotti, ya había avisado en ruedas de prensa que estaba en sus planes su regreso, y finalmente lo cumplió.
En la victoria contra el Getafe por 2-0, correspondiente a la jornada 31 de ‘La Liga‘, Bale ingresó al terreno de juego en reemplazo de Benzema. Gozó de 15 minutos de juego en medio de los eufóricos silbidos cada vez que tocaba la esférica. Esto no afectó al galés, quien dibujó una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. Nada había cambiado desde la última vez, y lo sabía.
Que el agradecimiento no se pierda
En los últimos días, Jonathan Barnett, agente del aún jugador del Real Madrid, declaró que «si el club le integrase más al equipo, tendrían un gran jugador en sus filas, pero viviremos con ello y seguiremos adelante». No obstante, el delantero, el club español y Ancelotti están por la labor de que tenga un adiós a la altura como agradecimiento a los goles y títulos que registró entre 2014 a 2018.
En los primeros años, su juego fue vital para levantar al equipo ‘merengue’, cuando el nombre del galés no estaba en el radar. Parte de la hinchada, al final del partido, reconoció el esfuerzo del jugador, quien se involucró y tuvo aportaciones positivas. Unos tímidos aplausos fueron la recompensa.
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Un final desconocido
Hoy en día, no parece que el cuento termine con un final feliz, pero el fútbol es el deporte más cambiante del mundo. El técnico de la ‘Casa Blanca’ reconoció, al finalizar el encuentro contra el Getafe, que Bale se merece una buena despedida. Las lesiones le jugaron una mala pasada en los años recientes, pero no es el punto final que el galés le quiere poner a la historia.
Si bien no se termina de encontrar, sigue siendo un recurso más para Ancelotti. Uno que se debe terminar de explotar. Ante los silbidos, el jugador es feliz y mantiene la sonrisa. Eso le basta como motor, y así lo reconoció su agente: «Gareth es feliz en Madrid. Ama la ciudad y al club». ¿El trato de los hinchas cambiará su rendimiento? No lo sabemos, pero hoy dejó destellos de ilusión. «Si hubiera recibido un poco de cariño, todo habría sido distinto. Florentino siempre le ha respetado», culminó Jonathan Barnett.