“No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés”.
Adam Smith
La célebre afirmación forma parte de la obra maestra “La riqueza de las naciones”, escrita por el padre del libre mercado, Adam Smith, hace más de 200 años. Replanteó la economía a escala global y, hoy por hoy, refleja sus enseñanzas y aplicaciones en el alivio de pesares mundiales como la pobreza, el hambre y la enfermedad durante el último siglo, que, si bien pueden no ser perfectas, su esencia es la retroalimentación en búsqueda de la eficiencia y su constante perfeccionamiento en las formas de alcanzarla.
Esa búsqueda de eficiencia la aplican pequeños, medianos y grandes empresarios. Desde los comerciantes en el emporio de Gamarra, hasta las grandes tiendas de Retail, desde el esforzado panadero independiente hasta los dueños de grandes restaurantes y desde las micro financieras hasta los grandes bancos. Cada uno puede especializarse en un rubro distinto, pero la motivación de todos es al fin y al cabo lucrar. Ergo, el lucro no es propio del grande empresario.
Una imagen como aquella puede ser aprovechada para la demagogia de líderes hambrientos de poder y sedientos de cambiar la estructura económica que nos llevó a sacar de la pobreza a más de 10 millones de peruanos durante los últimos 21 años. Y, en un contexto en donde la población más vulnerable se siente excluida del sistema, la mentalidad general reduce su visión de largo plazo, y así, las propuestas cortoplacistas y de intervencionismo pueden ganar popularidad.
De hecho, no es sorprendente la amalgama de propuestas legislativas sin evaluación técnica y carente de sentido común que actualmente abundan en el congreso, y que son exhibidas como en galería para un poder ejecutivo que no toma el liderazgo suficiente y se limita a observar su desordenada dinámica, creando una suerte de dos universos paralelos en el que el perjuicio del ciudadano se convertirá en el punto de encuentro de ambos.
Es necesario recordar la historia y difundirla para luchar contra un pensamiento impregnado de resentimiento en algunos sectores ideológicos de la sociedad peruana, adusto a las reminiscencias de los años 80 y la amplia, pero no siempre conocida, historia de fracasos de intervencionismo estatal, no tan lejanos en espacio y tiempo. El mismo pensamiento que fomenta el discurso populista de algunos líderes políticos.
Desde mi parecer, incluso este discurso, opuesto a las leyes naturales del mercado, participa irónicamente de su dinámica. A mayor demanda de propuestas sin sentido económico o sin evaluación técnica, mayor oferta de líderes que las impulsen. Y aquí entra a tallar la importancia del papel de la educación, la que incentiva el pensamiento crítico del alumno y crea una sociedad más democrática que frena la difusión de ideas destructivas.
Sin ánimos de entrar en discusión sobre quién es el mejor gestor de la educación, hoy en día es uno de los sectores más golpeados, cuando es uno de los que más debemos de proteger para asegurar nuestra continuidad como nación, con instituciones sólidas y abiertas al crecimiento económico de todos los sectores.
Los números publicados por el Ministerio de Educación (MINEDU) registran 110 mil solicitudes de traslados de colegios privados hacia colegios públicos hasta el 23 de mayo, fecha en la cual se cerraba este proceso. La cuestión más importante aquí es a dónde irán todos esos niños cuando deban regresar a las aulas, hay promesas que no han sido cumplidas y no debemos esperar a que acabe la pandemia para trabajar en ellas.
Si la educación en el país antes de la pandemia ya tenía grandes defectos, con daños estructurales del sistema, causados por un congreso temporal, podría complicarse aún más la tarea de alcanzar una educación básica para todos los peruanos. Las medidas tomadas deben estar dirigidas a aliviar la situación, no a prolongar sus efectos negativos en el largo plazo, después de terminada la pandemia.
En el Perú existen 22 mil centros educativos privados, de los cuales 9 mil se encuentran en riesgo de quebrar y 1800 ya cerraron sus puertas según Edgardo Palomino, presidente de la Asociación de Colegios Privados de Lima (Acopril). Propuestas como el control del precio de las pensiones podrían colocar en una seria situación crediticia a todos ellos, especialmente cuando aproximadamente el 80% de sus ingresos se destina al pago de planillas de profesores y las tasas morosidad en abril ya llegaban al 90% (Gestión).
Otro asunto al cual hay que prestar especial atención es a la posición del legislativo respecto a las micro financieras, algunos integrantes de él están buscando la condonación de intereses de los préstamos tomados con las micro financieras. La superintendente de la SBS, Socorro Heysen, ha advertido que esta propuesta podría quebrar a 26 entidades financieras que en la práctica dejarían de percibir ingresos por 4 meses, esto afectaría directamente el ahorro de 6 millones de personas. Por otra parte, 7.2 millones de deudores quedarían sin acceso a créditos de aprobarse el proyecto, que se discute hoy.
Además, según Fernando Ruiz Caro, presidente de la Federación de Cajas Municipales, las micro y pequeñas empresas se quedarían sin acceso al crédito que necesitarán en la etapa de reactivación económica. Las micro financieras han ayudado a la inclusión de los peruanos dentro del sistema financiero, otorgando créditos a personas que antes no tenían acceso a él, y el quiebre de ellas solamente significaría un retroceso en el acceso a oportunidades para todos.
Por otra parte, se ha planteado la posibilidad de regular el precio de las medicinas ante la subida del precio de las mismas. Me sorprende la existencia de algunas personas que, ante la coyuntura, aprovechan la especulación para incrementar sus utilidades a costa de la necesidad de otros; sin embargo, también debemos ser conscientes que aquellos medicamentos utilizan insumos que a nivel mundial se han encarecido, debemos entender que los peruanos no ejercemos un poder decisivo sobre los precios internacionales.
Si bien es cierto que los precios pueden no ser accesibles a toda la población, el Perú tiene una amplia ventaja en promedio sobre el resto de países latinoamericanos respecto a accesibilidad. En 2018, un estudio llevado a cabo por el economista Aldo González, y publicado en el Diario Gestión, colocó a Perú en el segundo puesto a nivel latinoamericano como el país con menores precios a público finales, el precio en las farmacias.
La regulación de precios podría abrir las puertas a un mercado negro, desincentivando el abastecimiento de las cadenas farmacéuticas al no ser sostenible la compra por el encarecimiento de los costos sin un ingreso que los recupere, la oferta del mercado formal se vería reducida y en el mercado negro aumentarían los precios debido a la escasez, ocasionando un problema mucho mayor al actual. Es necesario recalcar que el Estado acapara aproximadamente 70% del abastecimiento, por lo que tal vez el camino a seguir sea otro.
El congreso ha adoptado una posición clara respecto a los temas mencionados y sus opciones para abarcarlos van desde el establecimiento de un techo para los precios de los fármacos hasta una propuesta para convocar a referéndum y cambiar el capítulo económico de la constitución para reemplazarlo por el de 1979, precisamente la que permitió que en los años 80 sufriéramos las consecuencias del desabastecimiento general y la inflación más alta de nuestra historia.
Otro aspecto de vital importancia para la continuidad de la solvencia económica del país es su estabilidad fiscal. Waldo Mendoza, presidente del Consejo Fiscal, ha indicado que para este año tendremos un déficit fiscal de entre 7% y 12% del PBI, algo que no teníamos desde la década de los 80. Es lógico que los gastos públicos hayan tenido que aumentar durante la pandemia y su reactivación, pero debemos cuidar de nuestros ingresos también.
Es así que la solvencia de las finanzas públicas recae en la existencia de una base tributaria sólida, que hoy se ha debilitado. Se calcula que la informalidad llegará al 80% de la PEA (población económicamente activa) durante este año, y con ello la pérdida de un sector importante de contribuyentes. Ante lo cual, las propuestas y medidas de alivio tributario e incentivos a la formalización deben ser promovidas dentro de los poderes del gobierno.
Considero que este año y el próximo constituyen un punto de inflexión en el destino del país. Las medidas adoptadas en el tiempo de la crisis repercutirán en la estructura que el país adopte en los siguientes años, de nosotros depende hacer respetar la institucionalidad que fomenta la recuperación y el crecimiento del pueblo peruano. Como indica Daron Acemoglu y James Robinson en “Por qué fracasan los países”, de las instituciones políticas depende la capacidad de generar economías que crezcan y ofrezcan bienestar para todos.
Y, habiendo tenido instituciones de todo tipo a lo largo de la historia de nuestro país, concluyo con una frase de Nicolás Avellaneda: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.”