Tensión, gritos y las clásicas muestras de irrespeto entre los representantes congresales tuvieron lugar hoy durante el debate de la fallida admisión a trámite de la moción de censura contra María del Carmen Alva, presidente del Congreso. La polémica solicitud se originó, en principio, gracias al perulibrista Guillermo Bermejo, quien ante esta nueva derrota ha decidido presentar su «renuncia irrevocable» a la bancada oficialista.
80 votos en contra, 20 a favor y 16 abstenciones fueron los resultados de la votación; pero 15 votos en abstención y uno en contra, todos ellos del oficialismo, los que bastaron para que la voz más fuerte de PL en el Congreso claudicara y tomara un camino íngrimo.
Un Bermejo derrotado, silente y cabizbajo, quien según fuentes de este medio, sabía que cerca de la mitad de sus ahora expartidarios no lo apoyaríán publicó un tuit sin descripción, uno tan solitario como su actual situación en el Congreso.
Nueva enemistad
Guido Bellido es una cara conocida y cuestionada en la política nacional. Su pase por la Presidencia del Consejo de Ministros fue tan corta como sus ánímos democráticos; sin embargo, esta tarde causo sorpresa al votar en abstención a la solicitud de Bermejo, antes su íntimo amigo.
Minutos después, incluso, resaltó que «la moción contra la presidente del Congreso fue una iniciativa individual», marcando distancia y desautorizando al ahora solitario Guillermo. «Es importante ser certero y contundente en cada paso», finalizó.
La denuncia contra Alva
por una denuncia que realizó el semanario «Hildebrandt en sus Trece» acerca de que Alva Prieto habría solicitado, durante su visita diplomática a España, ayuda para vacar a Pedro Castillo. La información, que lindaba entre la inexactitud e imprecisión, provino de un aliado del oficialismo peruano: Podemos, partido español de izquierda radical cuyo líder tiene vínculos con Verónika Mendoza.